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Así es 'Juice', la misión europea que buscará vida en los océanos de las lunas de Júpiter

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Juice es un acrónimo que significa "Explorador de las Lunas de Hielo de Júpiter".
'Juice' es un acrónimo que significa "Explorador de las Lunas de Hielo de Júpiter".

Desde que fueron descubiertas por Galileo Galilei en 1610, las cuatro mayores lunas de Júpiter han fascinado a astrónomos de todas las épocas. Su gran diversidad, que abarca desde el intenso vulcanismo de Ío hasta la superficie helada de Europa, pasando por la composición de roca y hielo de Ganimedes y Calisto, hacen de ellas un Sistema Solar en miniatura. Pero hay un detalle aún más importante que tampoco ha pasado desapercibido: sus características químicas y geológicas las convierten en el lugar cercano con mayor potencialidad para albergar vida más allá de nuestro planeta, junto con Marte y las lunas Encélado y Titán, pertenecientes a Saturno.

Este es el principal motivo por el que la Agencia Espacial Europea (ESA) se ha fijado en ellas como el objetivo de su nueva gran misión científica: Juice -acrónimo de Jupiter Icy Moons Explorer; 'Explorador de las Lunas de Hielo de Júpiter’, en español-, que se centrará en Júpiter y en tres de sus satélites: Calisto, Europa y Ganimedes.

Para descifrar los secretos que esconden, la sonda Juice deberá asomarse a su interior. Los tres satélites están recubiertos por una corteza helada, por lo que se les conoce genéricamente como “mundos de hielo”; aunque también como “mundos oceánicos”, ya que bajo esa capa de hielo todo indica que albergan océanos de agua líquida, el principal requisito para que se desarrolle la vida. En este sentido, aunque no se descarta que puedan encontrarse indicios de vida, o de "una química replicativa con capacidad para evolucionar", como la define el astrobiólogo Carlos Briones, este no es el principal objetivo de la misión, sino entender las condiciones de habitabilidad de estas lunas heladas. De hecho, la misión no está equipada con intrumental específico para detectar vida.

"Juice es un enorme éxito tecnológico y científico, que como siempre suele ocurrir es fruto del esfuerzo de miles de personas de distintos países, empresas, agencias espaciales… Es un triunfo del trabajo colectivo, y muy especialmente de Europa y su Agencia Espacial, que a veces tiene menos repercusión en el público general que la NASA", valora para RTVE.es Briones, investigador del Centro de Astrobiologia (CSIC-INTA), quien califica a esta misión como "un gran logro del que todos tenemos que estar muy orgullosos, en especial los europeos".

Un viaje de ocho años

La ESA tenía previsto lanzar la sonda este jueves 13 de abril a bordo de un cohete Ariane 5 desde Kurú, en Guayana Francesa, pero tuvo que aplazar el despegue 24 horas debido a las condiciones climatológicas adversas. Finalmente, el lanzamiento se ha producido este viernes 14 de abril, y ha transcurrido según lo planeado, con absoluta normalidad.

La sonda tiene ahora un largo y tortuoso viaje por delante, aunque el trayecto está calculado hasta el último milímetro. No se espera que llegue al mayor planeta del Sistema Solar hasta julio de 2031, y para lograrlo deberá completar una compleja secuencia de maniobras de asistencias gravitacionales, con el objetivo de aprovechar su impulso y ahorrar combustible. La distancia de la Tierra a Júpiter es de aproximadamente 600 millones de kilómetros, pero recorrerá cerca de 2.000 millones. Una vez que haya alcanzado su objetivo, permanecerá allí durante un mínimo de tres años realizando observaciones, hasta que termine sus días precipitándose sobre la superficie de Ganimedes, el satélite en el que centrará la mayor parte de su trabajo.

Cuando, dentro de ocho años, entre en contacto con Júpiter, Juice orbitará alrededor del gigante gaseoso para observar su atmósfera y magnetosfera, e igualmente estudiará la interacción con sus lunas, conocidas como "galileanas". Después, visitará Calisto, el cuerpo con más cráteres del Sistema Solar, para más tarde sobrevolar dos veces Europa, midiendo por primera vez el espesor de su capa de hielo, y cartografiando su superficie. Finalmente, la sonda de la Agencia Espacial Europea entrará en la órbita de Ganimedes, de donde ya no saldrá. Allí estudiará el hielo de su superficie, su estructura interna y el océano de agua líquida que alberga.

Desde que abandone la Tierra, la misión Juice tardará ocho años en llegar a Júpiter.

Desde que abandone la Tierra, la misión 'Juice' tardará ocho años en llegar a Júpiter. ESA

La aportación española

España tiene una presencia muy significativa en la misión, a la que ha contribuido con numeroso personal científico, varios instrumentos y la cooperación de compañías del sector aeroespacial como Sener, Airbus o INTA. Dentro de esta participación española, el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) ha tenido un papel protagonista, ya que ha formado parte de los consorcios internacionales que han construido dos de los instrumentos más importantes de la sonda: la cámara de media-alta resolución espacial Janus, y el altímetro láser Gala.

Las mañanas de RNE - La aportación española en la exploración de Júpiter - Escuchar ahora

Olga Prieto-Ballesteros es una de las investigadoras que ha estado involucrada en esta misión desde que comenzó a proyectarse, y actualmente forma parte del equipo científico de Janus. Para muchos, se trata de la mayor experta española en mundos de hielo, y particularmente en las lunas de Júpiter que va a estudiar Juice. "Cuando hablamos de ambientes potencialmente habitables, en realidad estamos hablando de que pueden darse unas condiciones que nosotros sabemos que son necesarias para que la vida, tal y como la conocemos en la Tierra, se pueda desarrollar y mantener", explica a RTVE.es.

Esta científica del Centro de Astrobiologia (CSIC-INTA) precisa que los ingredientes básicos en el caldo de la vida son tres: "La presencia de agua líquida, la presencia de unos elementos químicos esenciales -carbono, oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, fósforo y azufre-, y finalmente la presencia de algún tipo de energía; como la química, que es la más accesible para los microorganismos, pero puede ser también lumínica, como la del Sol". "Si existen estos tres requisitos, podemos empezar a hablar de un ambiente potencialmente habitable", continúa, para después dejar claro que "de ahí a que aparezca la vida, se complican mucho las cosas, porque necesitamos una química orgánica prebiótica, que luego pase a una química biológica".

Para esta geóloga planetaria, la luna galileana con mayores probabilidades de generar ese "ambiente potencialmente habitable" es Europa, ya que su océano de agua líquida estaría en contacto con rocas de silicato, "por lo que hay un input de elementos químicos - azufre, fósforo, nitrógeno...- que pueden funcionar como nutrientes para posibles microorganismos".

Prieto-Ballesteros considera que la misión Juice representa "un paso muy significativo, sobre todo por parte europea, en la exploración del Sistema Solar exterior", del que "conocemos muy poco", a pesar de que "es precisamente donde se encuentran los grandes volúmenes de agua líquida de nuestro Sistema Solar, que es el requisito principal para considerar a un ambiente potencialmente habitable".

En esta línea, el bioquímico y biólogo molecular Carlos Briones, autor del libro ¿Estamos solos? En busca de otras vidas en el Cosmos, indica que, en caso de haber vida en alguna de las lunas de Júpiter, "probablemente sería en sus aguas subsuperficiales, las que están por debajo de la corteza helada". También coincide con Olga Prieto-Ballesteros en que Europa "es quizá la más interesante para la astrobiología", aunque "se supone que su costra de hielo sólido puede ser de entre diez y veinte kilómetros de espesor, dependiendo de la zona". Sin embargo, no haría falta traspasar esta gruesa capa para analizar el contenido del agua que se encuentra debajo -un océano que se calcula que puede tener hasta cien kilómetros de profundidad-, ya que existen señales, detectadas por el telescopio espacial Hubble, de la existencia de géiseres en la zona ecuatorial del satélite, aunque estas pruebas no son aún concluyentes.

"Juice es una pieza más en este camino de investigación del Sistema Solar exterior que se va a seguir incrementando, porque hay una cierta esperanza en que, de existir alguna forma de vida fuera del planeta Tierra, se encuentre en este tipo de satélites", recalca, y cree que, en el hipotético caso de encontrar allí vida, o restos de ella, "será una noticia absolutamente revolucionaria". "Creo que supondrá una especie de nueva revolución copernicana: la Tierra no es el centro del universo, el Sol no es el centro del universo, y probablemente nuestra vida no sea la única vida, por lo que también será una cura de humildad, no solo para los humanos, sino para toda la biodiversidad del planeta", reflexiona.