'Jiujitsufragistas', la sorprendente historia de las británicas que usaron el jiujitsu para lograr el voto
- Clément Xavier, Lisa Lugrin y Albertine Ralenti, narran la lucha de Edith Garrud y las sufragistas
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jiu-jitsufragistas. Las amazonas de Londres (Garbuix Books), de Clément Xavier, Lisa Lugrin y Albertine Ralenti, es la sorprendente historia de la lucha por el voto femenino, en la Inglaterra de 1910, encabezada por Emmeline Pankhurst, y de su arma secreta, Edith Garrud, la primera mujer entrenadora en autodefensa, que formó a las sufragistas en artes marciales. Un tebeo ganador del premio Château de Cheverny de cómic histórico 2021.
En una entrevista por mail, los autores nos comentan quién era Edith Garrud: "Era profesora de jiu-jitsu y fue la primera entrenadora en defensa personal de la historia. Enseñó este arte marcial muy desconocido en Gran Bretaña con su marido, William Garrud. Habían estudiado jiu-jitsu con un profesor japonés que les había cedido su dojo cuando se volvió a vivir a su país. Edith era muy pequeña, de apariencia frágil, pero temible".
Pero... por qué Emmeline Pankhurst decidió recurrir al entrenamiento de Edith: "Durante años -nos cuentan los autores-, Emmeline Pankhurst se contentó con hacer como todas las demás sufragistas de la época, reivindicar pacíficamente el derecho al voto, en particular tratar de convencer a los líderes políticos. Los medios de comunicación se interesaron poco por su causa y los políticos, una vez elegidos, olvidaron rápidamente sus promesas de cambiar la ley en una dirección más progresista".
"Un día, una hija de Emmeline asistió a un mitin de un político -continúan-. Ella le pidió repetidamente que hablara públicamente sobre el tema del sufragio femenino, lo que lo molestó. El político la hizo echar. Así que escupió en la cara del policía. Este hecho anecdótico fue ampliamente difundido en la prensa y Emmeline entendió que no debía dudar en utilizar métodos espectaculares para hacerse oír. Poco le importaba que se hablara bien o mal de las sufragistas, lo que le importaba era romper la indiferencia. Su estrategia no fue unánime entre las demás corrientes sufragistas que aún intentaban hacerse oír pacíficamente. Emmeline Pankhurst también fue una mujer carismática, con sentido de la oportunidad. Dijo por ejemplo: “nuestra misión es la más importante que jamás haya existido: liberar a la mitad de la humanidad”.
Varias mujeres murieron en las manifestaciones
Lo más sorprendente de esta historia, es lo violentos que llegaron a ser los policías y algunos hombres con las sufragistas: "Uno de los hechos más llamativos de esta violencia -aseguran-, fue la manifestación pacifista de las sufragistas frente al parlamento donde quisieron recordar al primer ministro sus promesas bastante favorables, antes de su elección, a su causa. Las sufragistas fueron duramente reprimidas por contramanifestantes masculinos que pudieron agredirlas sin que la policía interviniera para protegerlos. Peor aún, cuando la policía finalmente se movió, fue para encarcelar a los manifestantes. Ese día, tres mujeres perdieron la vida. Muchas otras resultaron heridas e incluso hubo denuncias de violencia sexual. Pero la prensa estuvo presente e inmortalizó algunas escenas, en particular de mujeres golpeadas en el suelo, que conmocionaron a la opinión pública y la inclinaron a favor de las sufragistas".
"La violencia no se detiene ahí -añaden-. Para criticar la injusticia de sus detenciones, las mujeres arrestadas iniciaron huelgas de hambre. El ministro del Interior, un tal Wiston Churchill, ordenó que fueran alimentadas a la fuerza, un método abyecto, que puso en tensión a la opinión pública y llevó a un centenar de médicos a firmar una petición para denunciar este trato inhumano. Churchill encontró una solución: liberar a las mujeres que estaban en huelga de hambre y luego, una vez recuperadas sus fuerzas, volver a encerrarlas".
"Las mujeres han sido borradas de la historia"
En estos últimos años se está reivindicando a estas sufraistas gracias a libros y películas, pero durante años fuero completamente ignoradas. "En nuestra opinión -afirman los autores-, durante mucho tiempo las mujeres, pero también personas pertenecientes a minorías, o de estratos sociales obreros, han sido borradas de la historia en beneficio de una determinada élite, los ricos, los reyes, etc. Esto está cambiando, porque la sociedad está evolucionando, en particular gracias a las nuevas generaciones que parecen estar más reñidas con el modelo patriarcal. Redescubrimos héroes y heroínas de diversa procedencia, luchas que habían estado escondidas".
"En cuanto a las sufragistas -añaden-, utilizaron métodos radicales que aún hoy son condenados por los medios de comunicación y los políticos, rompiendo cristales, por ejemplo, o mobiliario urbano. Incluso si se refieren sólo a bienes materiales, estos métodos son intolerables para los dominantes que exigen que sean condenados. Estamos sometidos a este discurso a diario en Francia, con los chalecos amarillos y luego el movimiento contra la reforma de las pensiones, severamente reprimido por la policía por degradaciones calificadas de "violencia".
Las "Amazonas de Londres"
Para defenderse de esa violenta represión policial y masculina, Edith entrenó a las guardaespaldas de Pankhurst, apodadas 'Las Amazonas de Londres', para que devolvieran la violencia de los atacantes contra ellos mismos, gracias al jiu-jitsu. "Eran sufragistas que pertenecían a la WSPU de Emmeline Pankhurst, una corriente considerada "radical". Su misión era permitir que su líder hablara en público, repeliendo a la policía que intentaba arrestarla apenas ella abría la boca" -nos cuentan los autores-.
"Edith Garrud les enseñó jiu-jitsu, convirtiéndolas en una de las primeras clases de defensa personal femenina -añaden-. Una práctica que se está desarrollando cada vez más hoy, porque los problemas encontrados por las mujeres hace 100 años, lamentablemente, siguen siendo relevantes. Le prestamos a Edith Garrud una frase de Elsa Dorlin: “Las mujeres no deben aprender a luchar, deben desaprender a no luchar”. Además del jiu-jitsu, las amazonas encontraron trucos muy sencillos para desestabilizar a la policía: ¡arrastrar sus cascos frente a sus ojos o cortarles los tirantes para hacer que se les caigan los pantalones y evitar que avancen!".
Usaban códigos de colores en su vestimenta
otra curiosidad que nos descubre el libro es que las sufragistas usaban códigos de colores en su vestimenta. "Las sufragistas hicieron todo lo posible para hacerse oír -aseguran-. Tenían derecho a estudiar arte, por lo que utilizaron su conocimiento en beneficio de su causa creando increíbles manifestaciones. Todos los detalles estaban pensados: como eran caricaturizadas como musarañas amargadas que odiaban a los hombres porque no podían encontrar maridos, tenían mucho cuidado con su atuendo y vestían con mucha elegancia. También usaron un código de colores: Verde para Dar, Blanco para Mujeres y Púrpura para Votar, una excelente manera de encarnar sus lemas. También usaron sus grandes vestidos voluminosos para, por ejemplo, esconder martillos en ellos para romper ventanas".
"El jiu-jitsu era desconocido para las autoridades -nos explican-. Por eso las mujeres podían practicarlo. No se les permitía, por ejemplo, practicar boxeo inglés, pero se les animaba a hacer gimnasia, para ponerse en forma y complacer a sus maridos. Dado que el jiu-jitsu se creó en colonias lejanas, se asimiló a una disciplina inferior, sin peligro. Lo que explica por qué Edith Garrud pudo enseñarlo. Las Amazonas pasaron despercibidas".
Clément Xavier, Lisa Lugrin y Albertine Ralenti nos comentan cómo descubrieton a Edith Garrud: "La descubrimos en el libro Defiéndete de la filósofa francesa Elsa Dorlin, que le dedica unas páginas. La documentación no fue demasiado difícil de encontrar, sobre todo porque comenzamos este cómic en 2018, cuando Inglaterra celebraba el centenario de la obtención del derecho al voto para las mujeres. Fuimos allí para documentarnos, en particular visitando varias exposiciones".
Usaron todos los medios posibles para lograr el voto
Como nos cuenta los autores, las sufragistas usaron todos los medios a su alzance para lograr el voto: "Las sufragistas y sus detractores libraron una verdadera batalla de imágenes. Uno podía encontrar en los periódicos o en forma de postales un montón de caricaturas mostrando a sufragistas feas e “histéricas”, o imaginando cómo sería un mundo donde las mujeres tuvieran derecho a votar: el pobre marido escondido debajo de la mesa para protegerse de la rabia de su mujer blandiendo un rodillo. Las sufragistas eran muy conscientes del poder de las imágenes, por eso prepararon acciones espectaculares y cuidaron la apariencia de sus manifestaciones. En nuestro cómic hemos integrado varios dibujos y fotos de la época para reflejar la intensidad de esta lucha en ambos bandos".
Pero también usaron el cine, que daba sus primeros pasos, incluyendo una protaonizada por la propia Edith Garrud, de la que se habla en el cómic: "Hay muchas películas de época accesibles en Internet, que enseñaron a las mujeres técnicas de defensa personal. Son bastante extraordinarias. La película a la que se refiere el cómic sólo existe en forma de fotogramas en un periódico".
"Las sufragistas hicieron todo lo posible para hablar y enseñarse unas a otras -añaden-. Edith y William actuaron en escenarios, como actrices de teatro, para reclutar nuevos practicantes. También utilizaron el cine, un medio de expresión emergente en la época, que aún no estaba bajo el control de los reaccionarios que suelen están un poco atrasados en las nuevas tecnologías y permiten que se desarrollen espacios de libertad. Algo así como Internet hoy en día".
Las británicas lograron el voto durante la guerra
En medio de esa lucha por el voto estalló la I Guerra Mundial y las británicas se incorporaron al trabajo en las fábricas, lo que aceleró que lograsen ese derecho al voto en 1918 (aunque solo podían votar las mayores de 30 años que cumpieran ciertos requisitos, como tener propiedades). En 1928, el sufragio femenino se extiendió a todas las mujeres mayores de 21 años
"El derecho al voto de las mujeres obtenido en muchos países después de la guerra (la primera guerra mundial para los ingleses, la segunda para los franceses) es sobre todo fruto de decenas (e incluso cientos) de años de luchas feministas -nos cuentan los autores-. El trabajo de la mujer durante las guerras fue el detonante final. En nuestra opinión, las británicas obtuvieron el derecho al voto 26 años antes que los franceses porque lucharon mucho. Fue el radicalismo de los métodos utilizados por la WSPU lo que valió la pena".
Pero... ¿Cómo acabó sus días Edith Garroud? "Edith Garrud murió a la edad de 100 años -nos comentan-. Continuó enseñando jiu-jitsu hasta 1925, luego con William vendieron su dojo y se retiraron de la vida pública".
"En cuanto a Emmeline Pankhurst -añaden-, después de haber viajado bastante por los Estados Unidos y Canadá tras la Primera Guerra Mundial, se unió al Partido Conservador Británico en 1926. Murió en 1928, a los 69 años".
Desgraciadamente, a pesar de los esfuerzos de mujeres como Emmeline Pankhurst o Edith Garroud, cien años después todavía no se ha conseguido esa igualdad entre hombres y mujeres, ni siquiera en los países más civilizados. "Hoy, ni a los franceses más reaccionarios se les pasaría por la cabeza la idea de cuestionar este derecho fundamental, finalmente adquirido no hace mucho, después de cientos de años en que tal derecho se consideraba puramente utópico. Pero la lucha por la igualdad de género, incluso en nuestras sociedades que se creen vanguardistas, aún tiene un largo camino por recorrer".
"En nuestro cómic -añaden los autores-, hay un pasaje evoca la violencia doméstica, También prestamos a las mujeres palabras escuchadas en testimonios actuales de mujeres víctimas de violencia. Los problemas más destacados son la desigualdad salarial, los feminicidios y la violencia sexual, que son demasiado comunes. Pero las desigualdades también se esconden en nuestra vida cotidiana, desde la escuela hasta los patios, en nuestra relación con el espacio público o la distribución de las tareas domésticas. Mujeres valientes a menudo han luchado con gran creatividad e inteligencia en el pasado y las generaciones más jóvenes, que son igual de inventivas y relevantes, también nos dan mucha esperanza".