Alemania apaga sus tres últimas centrales nucleares pese a las dudas sobre su seguridad energética
- Ha desconectado los tres últimos reactores que permanecían activos en el país: Isar 2, Neckarwestheim 2 y Emsland
- La oposición conservadora se había opuesto al cierre por su repercusión en la seguridad energética
Alemania ha abandonado totalmente entre la medianoche del sábado y la madrugada de este domingo el uso de la energía nuclear con el apagado de los tres últimos reactores que continuaban activos: Isar 2, Neckarwestheim 2 y Emsland.
Los reactores, situados en el oeste y sur del país, generaban aproximadamente el 5 % de la electricidad que produce el país.
El Ministerio de Economía ha reiterado que la seguridad del suministro energético está garantizada gracias a las energías renovables y pese a las consecuencias de la guerra en Ucrania. Pero el cierre había generado dudas entre empresarios y científicos, y había contado con la oposición de los conservadores.
La entonces canciller Angela Merkel tomó en 2011 la decisión de abandonar la energía nuclear tras la catástrofe de Fukushima, en Japón.
Sin depósitos definitivos para almacenar los residuos
El cierre estaba inicialmente previsto para el 31 de diciembre de 2022, pero el Ejecutivo de coalición (verdes, liberales y socialdemócratas) presidido por Olaf Scholz decidió retrasarlo después de que los test de estrés a los que fue sometido el sistema eléctrico alemán revelaran vulnerabilidades de cara al invierno.
La ministra alemana de Medio Ambiente, Steffi Lemke, había manifestado horas antes del apagón su satisfacción. "Hoy en Alemania se apagan las últimas nucleares. La decisión fue tomada por consenso en el Bundestag [cámara baja del Parlamento] y por varios gobiernos. Es una decisión buena y acertada porque hace nuestro país más seguro", declaró Lemke, quien pertenece al Partido Verde.
La ministra recordó que queda pendiente la tarea de encontrar un depósito adecuado en el que almacenar de forma definitiva los desechos altamente radiactivos acumulados tras seis décadas de uso civil de la energía nuclear en Alemania. Se trata de un proceso complejo, ya que es preciso encontrar una formación geológica adecuada.
"La energía atómica ha dado electricidad a tres generaciones, pero sus residuos seguirán siendo peligrosos a lo largo de las próximas 30.000 generaciones, por eso hay que ser precavidos y realizar el proceso con responsabilidad", advirtió Lemke.
Los grupos ecologistas que tradicionalmente se han opuesto a esta energía han celebrado este sábado en Berlín lo que consideran la derrota del "dinosaurio" nuclear.
Oposición al cierre
Pero aunque el apagón nuclear fue acordado por consenso parlamentario en 2011, el último año de crisis energética provocada por la guerra de Ucrania y la sustitución del gas proveniente de Rusia había reavivado el debate sobre la desconexión.
En el propio Gobierno de coalición, socialdemócratas y verdes apoyaban la medida, mientras que los liberales habían pedido una prórroga.
La oposición conservadora (CDU/CSU) ha calificado esta jornada como "día negro para Alemania" y ha advertido de las posibles consecuencias para una industria golpeada por los altos precios de la energía.
En Alemania, la postura pro nuclear ha dejado de ser tabú incluso entre los ecologistas y científicos que se preguntan si será la posible la transición total a las renovables (Alemania va a abandonar también el carbón).
Compleja transición a las renovables
Jonas Egerer, docente de la Universidad Friedrich-Alexander de Erlangen-Nürnberg y experto en el mercado energético, ha asegurado a EFE que la situación actual se debe en parte a que desde 2011 el Gobierno no ha tomado medidas para una transición hacia un sistema totalmente renovable, sino que concibió las centrales de gas como tecnología puente a largo plazo para el suministro eléctrico, aumentando la dependencia del gas ruso.
Según Egerer, la decisión de última hora de prorrogar la vida de los últimos tres reactores durante tres meses se debió en particular al bajo rendimiento de las centrales hidroeléctricas en 2022 y a los problemas de nucleares francesas, pero a su juicio, "con los preparativos adecuados" no existe un riesgo para el abastecimiento de cara al próximo invierno.
Sin embargo, en determinados escenarios, sobre todo si el gas se vuelve a encarecer, la reducción de la oferta podría impulsar los precios de la electricidad en el mercado mayorista alemán, con lo que el coste final y el uso adicional de energías fósiles "podría variar fuertemente con base en diversos factores marco".
Por su parte, Anke Herold, directora del centro de investigación independiente Öko-Institut, se ha mostrado más confiada de cara al futuro. "En general, el suministro eléctrico en Alemania en 2023 es muy seguro y la producción que se pierde por las centrales nucleares puede ser compensada sin problema", ha declarado a EFE.
"Tampoco es probable que las emisiones de gases de efecto invernadero aumenten otra vez en Alemania como el año pasado, ya que la compensación se realizará sobre todo con las energías renovables", ha añadido.
Isar 2, Neckarwestheim 2 y Emsland generaron en 2022 un total de 33 teravatios/hora, según Herold, y ese año las plantas eólicas y fotovoltaicas de nueva instalación produjeron 20 teravatios/hora adicionales, a los que se sumarán en 2023 otros 13, con lo que terminará de cerrarse el hueco dejado por la energía nuclear.
Además, el superávit en la producción de electricidad en 2022, de 26,3 teravatios/hora, casi igualó el volumen generado por los tres reactores y, en caso de necesidad, las centrales que funcionan con combustibles fósiles cuentan con amplias capacidades que no se están empleando en la actualidad.