Combatir la violencia doméstica desde los colegios: "La ausencia injustificada activa todas las alarmas"
- Más de 8.240 menores en España sufren maltrato en su entorno familiar, según cifras del INE de 2021
- Los protocolos de los colegios, su detección y la puesta en conocimiento de las autoridades son pasos fundamentales
La vida de ocho hermanos de Colmenar Viejo de edades comprendidas entre los 4 y los 14 años cambió de un día para otro el pasado 7 de abril. Una denuncia previa y la voz de alarma del colegio e instituto en el que estudiaban los menores alertó a las autoridades, y al llegar, varios agentes de la Guardia Civil encontraron a los pequeños en una grave situación de desamparo. Tras este hecho, ambos progenitores fueron detenidos y acusados de maltrato hacia sus ocho hijos.
Los menores faltaban constantemente a clase, un signo que detectó el colegio a pesar de las explicaciones que ofrecía el padre, quien usaba su condición de médico para firmar las ausencias. El hecho de que los menores no acudan al colegio “activa todas las alarmas cuando las ausencias no están justificadas y no hay ningún tipo de explicación”, indica a RTVE.es Juan -nombre ficticio-, jefe de estudios de un colegio en la zona sur de Madrid.
Este es uno más de los casos de violencia doméstica en nuestro país. Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, de 2021, revelan que más de 8.240 menores han sufrido maltrato en su entorno familiar. Para detectarlo, el profesional cuenta con herramientas fundamentales, como son los protocolos de protección integral a la infancia y a la adolescencia.
Estos se rigen a través de la Ley Orgánica 8/2021, la cual establece que las administraciones o centros educativos regularán los protocolos de actuación contra "el abuso y el maltrato, el acoso escolar, el ciberacoso, violencia sexual, violencia de género, violencia doméstica, suicidio o autolesión".
Actuar ante los indicios de violencia
Los protocolos de actuación deben iniciarse “cuando el profesional docente, los padres del alumnado o cualquier miembro de la comunidad educativa detecten indicios de violencia”, explican a RTVE.es fuentes de la Consejería de Educación y Universidades de la Comunidad de Madrid.
“Es obligación del colegio denunciarlo, cuando un niño puede estar recibiendo malos tratos psicológicos, físicos o acude al colegio sin asear”, aclara por su parte Inmaculada González-Pola, directora del colegio Institución La Salle de Madrid.
González-Pola incide en la necesidad de que el alumno "se sienta protegido" para poder contar qué problema tiene. "Que sienta la necesidad de contar lo que le ocurre, para que entre todos le podamos ayudar", explica.
Existen comportamientos en los menores que indican un posible maltrato. María -nombre ficticio-, orientadora y coordinadora de bienestar y protección de un centro educativo de la Comunidad de Madrid, explica a RTVE.es que las conductas que se observan en estos niños que están sufriendo maltrato en casa van "desde la incapacidad para resolver conflictos" a "la agresividad o la sumisión". "Cuando los menores se encuentran en entornos no seguros, se muestran rechazados, tienen la autoestima muy baja y tienen problemas para relacionarse con los demás”, explica.
El coordinador de bienestar y protección, figura referente
Los centros educativos disponen de una figura para coordinar el bienestar y protección de los alumnos, un nuevo rol que ha sido introducido en la nueva Ley de Educación (LOMLOE), y en la Ley de Protección de la Infancia (LOPIVI).
"Esta figura se encarga de supervisar el plan de convivencia y de realizar actividades de prevención”, explica Carmen Acuña, directora del colegio Santa Catalina de Majadahonda. En concreto, el coordinador de bienestar y protección asesora al profesorado “para combatir temas de acoso, ciberbullying o violencia doméstica", subraya Acuña.
Gonzalez-Pola sostiene por su parte que esta figura tiene un papel fundamental en el centro ya que se ocupa de “detectar, aconsejar y orientar a todo el claustro de profesores y a la dirección de qué es lo que se debe hacer con la familia”.
Investigación y seguimiento de Servicios Sociales
Tras la detección de un posible caso de violencia doméstica, el centro educativo lo deriva a las autoridades y a los Servicios Sociales, y en los casos más graves se avisa a los servicios sanitarios.
Una vez que desde los Servicios Sociales son conocedores del caso, “se investiga y se valora cuál es el riesgo y se proponen las medidas que se deben de seguir”, explica a RTVE.es Maite Martínez, directora del Centro de Atención a la Infancia de Carabanchel.
“El menor maltratado siente miedo, terror y soledad“
Martínez destaca que desde el CAI se valoran dos tipos de riesgo, el primero de ellos sería uno moderado, "en el que se detectan ciertos problemas pero hay intención o colaboración por parte de los padres" para mejorar la situación. El segundo es cuando se da un caso de riesgo grave o desamparo, ante lo que “se acortan los procesos y lo que primero se busca es proteger al menor", explica la directora del Centro de Atención a la Infancia de Carabanchel.
Martínez concluye que desde el CAI se trabaja en la reunificación de la familia, estudiando y valorando el interés y la voluntad de los progenitores para corregir la situación. "En la mayoría de los casos hay un buen retorno al hogar de los menores, ya que se entiende que es donde mejor están, salvo que haya una desprotección grave", sostiene.
"El menor necesita más de una llamada para verbalizarlo"
Hay otras organizaciones que también ayudan a detectar casos de violencia en los menores, la fundación ANAR es un ejemplo de ello. “El menor que está siendo maltratado siente miedo, terror y soledad” afirma Diana Díaz, psicóloga y directora de las Líneas de Ayuda ANAR.
Díaz explica que cuando la víctima acude a ellos es porque “la situación es tan grave y peligrosa que no saben a quién recurrir" e incluso, en algunas ocasiones, necesitan más de una llamada "para verbalizar una situación de violencia doméstica".
“El profesional es el que pone nombre a lo que le está contando el menor“
Esta fundación dispone de dos líneas telefónicas de ayuda, una destinada para las personas menores de edad y la otra para cualquier adulto que necesite atención profesional y psicológica.
“El profesional es el que pone nombre a lo que le está contando el menor, ya que muchas veces la situación la tienen muy normalizada”, explica Sonsoles Bartolomé, directora del Departamento Jurídico de ANAR.
En el caso de que se esté dando una situación grave de desprotección o maltrato en el entorno del menor, los profesionales que atienden la llamada solicitan los datos para dar traslado a las autoridades. “En estos casos es la pericia del orientador" la que sirve para combatir el maltrato. Su habilidad de "tenderle la mano al niño, niña o adolescente, hacerle ver la gravedad de lo que está contando y animarle a dar pasos para que la situación no persista”, concluye Bartolomé.