Los secretos del 'First Folio', 400 años del libro que salvó la mitad de las obras de Shakespeare
- Reino Unido celebra el cuarto centenario de la primera impresión de obras como Julio César, Macbeth o La tempestad
- Los responsables fueron dos actores y amigos que recopilaron el trabajo de Shakespeare siete años después de su muerte
En 1964, durante el Concilio Vaticano II, la Royal Shakespeare Company representó extractos de la obra de William Shakespeare en la mismísima Basílica de San Pedro. Uno de los espectadores era el papa, Pablo VI, que al parecer asistía a una actuación por primera vez en su vida. Al acabar, uno de los actores le acercó el texto de Shakespeare para que lo bendijese, pero Pablo VI lo tomó como un regalo y graciosamente se lo endosó a uno de sus ayudantes mientras decía: “Será un hermoso recuerdo para esta ocasión”. Estupefacta, la compañía tuvo que arreglar el malentendido: era un ejemplar del llamado First Folio (o Primer Folio): uno de los libros más caros y valiosos que existen en el mundo.
¿Qué es el First Folio? Si podemos leer Macbeth, Julio Césaro La tempestad se debe tanto a que las escribiera William Shakespeare como al esfuerzo de dos amigos suyos. John Heminges y Henry Condell, actores de su compañía teatral, fueron los responsables de que, en 1623, siete años después de la muerte de Shakespeare, se recopilasen e imprimiesen las 38 obras teatrales del autor bajo el título William Shakespeare comedias, historias y tragedias (o First Folio para los estudiosos del dramaturgo y poeta)
Fueron entre 750 y 800 impresiones sin las que algunas de las obras más conocidas de Shakespeare se habrían perdido para siempre. ¿Por qué? Principalmente porque no existe la palabra manuscrita del escritor. Los únicos documentos dramáticos impresos conservados durante su vida son los quarto, pequeñas publicaciones de ocho páginas que recogían las obras que representaba en Londres. Sucede así con obras como Hamlet o Romeo y Julieta, pero no para otras 18 de las que no hubo registro hasta la publicación del First Folio.
Han pasado 400 años y Reino Unido celebra el aniversario y rinde tributo a Heminges y Condell, dos integrantes de The King’s Man, la compañía de actores de Shakespeare. En su testamento, el dramaturgo dejó dinero a sus amigos del teatro para que adquiriesen anillos en su memoria, una especie de legado de amor y trabajo, y, es probable, que de algún modo animasen a los actores a trabajar en la recopilación del Folio. Un triunfo de la amistad y de la literatura universal.
¿Dónde se encuentran los ejemplares perdidos?
De las más de 750 impresiones originales, solo 235 están localizadas y el Folio continúa siendo uno los libros más caros que, ocasionalmente, se asoma a las casas de subastas. En octubre de 2020, un ejemplar, fue vendido en Christie’s por 9,9 millones de dólares, superando los 6,6 millones por los que el cofundador de Microsoft, Paul Allen, adquirió otro ejemplar en 2001.
Al menos 82 se encuentran en la Folger Shakespeare Library de Washsington, institución creada por un magnate del petróleo en el siglo XIX con la afición de comprar ejemplares a los aristócratas británicos. Con cuentagotas siguen apareciendo ‘nuevos’ First Folio en lugares tan pintorescos como una biblioteca de un colegio jesuita en Francia, en el ático de una casa londinense o en una casa señorial de la isla escocesa de Bute.
¿Cómo recopilaron sus amigos las obras de Shakespeare?
Como mucha de la biografía de Shakespeare, los pormenores de la creación del First Folio admite mucha especulación. Un hecho cierto es que The King’s Man visitó Stratford-upon-Avon, pueblo de nacimiento y fallecimiento de Shakespeare, en 1622.
Las autoridades locales eran especialmente contrarias al teatro y le dieron seis chelines a la compañía, pero para que no actuasen. Una teoría es que durante el viaje visitaron a la familia de Shakespeare y accedieron a los originales de la comedia de los errores, Marco Antonio y Cleopatra, Noche de Reyes o Como gustéis.
¿Esconde el First Folio las indicaciones de Shakespeare para actuar sus obras?
Las fuentes de Heminge y Condell eran quartos pero también los textos de las indicaciones que usaban para representar las obras. En ese sentido, hay estudiosos que apuntan a que los dos actores usaron esas instrucciones y que el Folio ‘oculta’ el modo en el que Shakespeare quería que se interpretase su obra.
¿Cómo? Patrick Tucker y Christine Ozanne, fundadores de la Original Shakespeare Company, creen que la puntuación, las mayúsculas, e incluso la forma de escribir líneas o medias líneas son en realidad indicaciones para intérpretes. “Si tienes media línea, luego otra media línea, entonces esa es la forma en que Shakespeare dice ‘haz una pausa’. Si hay palabras en mayúsculas, mayúsculas que todos los editores modernos eliminan, ese es el escritor que nos dice que esas palabras necesitan un énfasis significativo”, explicaba Tucker en The Times.
¿Es el retrato de Shakespeare fiel a Shakespeare?
Shakespeare conoció la gloria teatral, ganó dinero, fue célebre en Londres y en su pueblo natal, pero a comienzos del siglo XVI, fuera de la realeza y nobleza, era difícil ser inmortalizado en un retrato. Solo existen dos imágenes del bardo. Una es una estatua en su monumento funerario. Otra es el grabado que aparece en la primera página del First Folio. Es, por tanto, una imagen póstuma de la que además se desconoce prácticamente todo, pero ha pasado a la historia como lo único a lo que agarrarse.
Retratar al autor en los libros literarios era algo habitual en la época y se sabe que fue realizado por Martin Droeshout. El primer problema es que Droeshout tenía un tío grabrador con el mismo nombre, así que se discute hasta la autoría. Pero la cuestión principal es cómo supo de los rasgos, si existían dibujos o cuadros preexistentes (como el discutido supuesto retrato subastado en 2022), es una suerte de retrato robot vía amigos, o sencillamente una interpretación libre.
Shakespeare, figura misteriosa de la que solo podemos intuir (y que tiene hasta negacionistas de su existencia), habla siempre a través de su obra, pero del First Folio se puede deducir que fue un buen amigo. El dramaturgo Ben Johnson, uno de sus principales rivales de la escena londinense, aportó al Folio un poema de homenaje y también un texto que acompaña al retrato:
La figura aquí presentada,
para el gentil Shakespeare fue cortada,
en ella el grabador luchó con
la naturaleza para extraerle la vida.
O, podría sino haber dibujado su ingenio
también en bronce, como ha cincelado
su cara; la impresión entonces superaría
todo lo que se ha mostrado nunca en bronce.
Pero, ya que no puede, lector, busca
no en su imagen, sino en su libro.