Mercedes Formica: una lucha contra las leyes machistas durante el franquismo
- Se cumplen 65 años de la reforma del Código Civil que impulsó esta abogada, oscurecida por su juventud falangista
- Emprendió una campaña contra situaciones claramente discriminatorias para las mujeres, sobre todo en casos de separación
- "La lucha de Mercedes Formica", en Objetivo Igualdad, el domingo a las 14:25 en Canal 24H
Es bien sabido que el franquismo supuso un retroceso fundamental en los derechos de las mujeres. Además de perder algunos como el derecho al voto conseguido en la Constitución de la II República, se retrocedió al pasado literalmente, al volver por ejemplo a lo dispuesto en el Código Civil de 1889. Esto supuso que se considerara otra vez a las mujeres como menores de edad, eternamente inferiores por ley, supeditadas al varón, con el deber de obediencia al marido.
El 24 de abril de 1958 entró en vigor una reforma del Código Civil del franquismo que cambió parte de esa situación y devolvió derechos a las mujeres, sobre todo a las casadas. Se la conoció como "Reformica", no se sabe bien si por cariño o por sorna, en alusión a la abogada que había promovido los cambios y había batallado por ellos durante cinco años: Mercedes Formica (Cádiz, 1913-Málaga, 2002)
Antonia Pernias: un caso de violencia de género
Lo que hoy reconocemos como violencia de género era entonces considerado como naturales desavenencias conyugales, asuntos privados, consecuencias de que un hombre tuviera "mal vino" o castigo por insubordinación de la esposa. Corrió por décadas una supuesta broma: "Pega a tu mujer aunque no sepas por qué. Ella sí lo sabe". Incluso en tal ambiente, el caso de Antonia Pernias, una vecina del madrileño barrio de Tetuán a la que su marido asestó once puñaladas, escandalizó a todo el mundo. La prensa publicó su historial de palizas y se solidarizó con ella.
“Si se separaba perdía la casa, los hijos, lo perdía todo... “
Mercedes Formica decidió ayudarla. En una entrevista en TVE en 1976, ella misma recordaba: "Un periodista le pregunta a Antonia Pernias: "Señora ¿y usted cómo aguantaba que su marido le diera esas puñaladas?" Porque ella dijo que además de esas puñaladas le había dado palizas y le había roto la espina dorsal. Claro, todo el mundo se quedó sorprendido de que esta mujer no se hubiera separado antes. Y ella reconoció que se quería separar, pero que si se separaba perdía la casa, los hijos, lo perdía todo...".
Formica había abierto un despacho de abogados en Madrid y sabía perfectamente lo que ocurría. Entonces el domicilio donde viviera un matrimonio se consideraba "domicilio del marido" y si la mujer huía de él, era acusada de abandono del hogar. Si el marido no quería separarse, ella sólo tenía dos opciones: aguantar los malos tratos o escapar y arriesgarse a no volver a ver a sus hijos.
Del "domicilio del marido" al "conyugal"
Y es que, además, si la mujer decidía separarse y el marido lo aceptaba, le esperaba otro calvario: el llamado "depósito de la mujer casada". "Era un precepto según el cual la mujer que se separaba tenía que ser "depositada" en domicilio ajeno en compañía y vigilancia de un depositario concertado por el marido aunque este fuera el cónyuge culpable de la separación", explica el profesor Miguel Soler Gallo, de la Universidad de Salamanca. Depositada como si fuera un objeto en un domicilio o en un convento mientras durase el proceso de separación (podían ser entre siete y nueve años), también se le podía restringir o vetar el ver a sus hijos. Una pesadilla contra la que habían clamado las feministas desde Carmen de Burgos y que no había desaparecido ni en la ley del divorcio de la República.
“La mujer que se separaba era "depositada" en un domicilio concertado con el marido“
Mercedes Formica comenzó una campaña para cambiar esas leyes injustas. Utilizó sus contactos y el 7 de noviembre de 1953 apareció en el diario ABC el artículo "El domicilio conyugal". "Lo que denunciaba Mercedes Formica en ese artículo era precisamente la injusticia que vivían las mujeres en ese momento y la dramática situación que vivía esa mujer, porque la legislación protegía al maltratador frente a la víctima", explica la profesora de historia contemporánea de la Universidad Carlos III de Madrid, Rosario Ruiz Franco.
Ruiz Franco explica la enorme difusión que alcanzó el artículo de Formica en España: en el mismo diario ABC se realizó una encuesta entre importantes juristas del momento, se realizó un ciclo de conferencias en la Real Academia de Jurisprudencia, el presidente del Tribunal Supremo lo citó en la apertura del año judicial... Formica recuerda en la entrevista para el programa "A Fondo" de 1976 antes citada: "Se recibieron miles de cartas y lo que más impresionó al periódico es que eran de hombres... Hombres en esa situación por ser el padre de una mujer en esas circunstancias, o el hermano... y todos se volcaron".
“El artículo de Formica se difundió en Alemania, Estados Unidos, Polonia... “
Ella siguió escribiendo artículos y visitando emisoras de radio, pero su voz cruzó las fronteras. "Nos encontramos con referencias al artículo de Mercedes Formica en diarios de países de lugares tan dispares geográficamente como Italia, Alemania, Suiza, Estados Unidos, Reino Unido, Polonia... Sorprendía que las mujeres españolas se encontraran en una situación de inferioridad jurídica como la que reflejaba el artículo de Mercedes Formica. Como señalaba el New York Times, dejaba a las mujeres españolas en la Edad Media", añade Rosario Ruiz Franco.
¿Falangista o feminista?
Al régimen no le interesaba una publicidad tan negativa en el exterior en esos momentos y el propio Franco llegó a recibir a Mercedes Formica. En 1959 se reformaron 66 artículos del Código Civil y la Ley de Enjuiciamiento Civil. Se resolvieron dos elementos importantes: del domicilio del marido pasó a ser domicilio familiar y se abolió el depósito de la mujer casada. Acabó además con otras discriminaciones, como la que quitaba la custodia de los hijos a la viuda que se volvía a casar, o la que consideraba adúltera sólo a la mujer y no consideraba la infidelidad en el marido como causa de separación.
“Se desvinculó de Falange tras el fusilamiento de José Antonio“
Según los historiadores, en que la reforma fuese adelante pudieron influir varios factores, desde la flexibilidad del dictador frente a una situación que había vivido su propia madre, hasta el prestigio que Formica tenía por haber formado parte del grupo cercano a José Antonio Primo de Rivera. Ella había sido una de las primeras mujeres en estudiar derecho en Sevilla, donde se matriculó en 1931. Entre 1933 y 1936 estuvo afiliada a Falange y llegó a ser dirigente del Sindicato Universitario (SEU).
"Una vez que Primo de Rivera es fusilado, ella se desvincula completamente del movimiento e incluso aboga por su disolución. Jamás aceptó el Decreto de Unificación del 37 y nunca estuvo cómoda en el franquismo", explica Soler Gallo.
“Nunca aceptó ninguno de los principios de la Sección Femenina“
Respecto a Pilar Primo de Rivera: "Por parte de Mercedes Formica siempre hubo un respeto y consideración, pero no es cierto que militara, participara o incluso simpatizara con la Sección Femenina de Falange. Es más, siempre hubo un distanciamiento y yo diría que incluso por parte de Pilar Primo de Rivera una falta de confianza... La tachará de feminista poniendo en ese término una carga peyorativa muy considerable", cree Rosario Ruiz Franco. "Ella nunca aceptó ninguno de los principios de la Sección Femenina. Incluso con Pilar Primo de Rivera tuvo sus encontronazos", confirma Soler Gallo.
"Ella pensaba lo mismo que Dionisio Ridruejo, que el franquismo había mantenido los signos de la Falange y había borrado el falangismo. Ridruejo era muy respetado por la izquierda y sin embargo, Mercedes no... y pensaban lo mismo", afirma el escritor Luis Antonio de Villena. El aura de haber pertenecido al grupo de José Antonio sirvió sin duda para facilitar su lucha por reformar el Código Civil. .. y paradójicamente también ha supuesto que a Formica se la haya olvidado posteriormente.
Una señora de la cultura
El mismo De Villena se acercó a ella con prevención ante ese pasado cuanto un amigo común se la presentó, ya en Democracia. Fue una sensación que pasó pronto: "Era una mujer muy elegante, agradable y cordial y absolutamente liberal a la que yo no le veía ningún contacto con un pensamiento de derecha dura. Creo que estaba lejísimos de eso, probablemente de una derecha democrática liberal, avanzada, sí era", recuerda.
“Era una mujer muy libre y quería que todos fuéramos libres, hombres y mujeres“
De Villena conoció otro aspecto de Mercedes Formica, el de intelectual y escritora. No fue diplomática porque cuando quiso opositar se encontró con que ser varón era requisito indispensable, una "cerrazón muy sutil, muy hipócrita, muy solapada" decía la propia Formica, que inutilizaba los títulos universitarios de las mujeres. "Era una mujer muy libre y quería que todos fuéramos libres, hombres y mujeres. Ella hablaba de la homosexualidad con toda normalidad. .., era una feminista que hizo mucho por la causa de la mujer durante el franquismo", afirma Luis de Villena.
También escribió sobre historia de las mujeres: María de Mendoza, solución a un enigma amoroso (Caro Raggio, 1979) y novelas, relatos y memorias, algunas de las cuales se han reeditado recientemente: A instancia de parte (Renacimiento, 1991), Espejo roto y espejuelos (Huerga y Fierro, 1998), Pequeña historia de ayer (Renacimiento, 2020) y La ciudad perdida y El secreto (Renacimiento, 2022). En declaraciones a TVE en 1973 ella misma defendía que no existe literatura de mujeres o de hombres, sino solo buena o mala literatura.