Conceden la primera licencia para levantar una vivienda sobre la colada del volcán de La Palma
- Ricardo Camacho reconstruirá su hogar en el mismo sitio donde hace año y medio fue sepultado por la lava
- De momento, solo se contempla conceder licencias para casas que estuviesen al borde de la colada
La primera licencia de obra para una vivienda sobre la colada del volcán de La Palma ha sido concedida a un vecino de La Laguna, Ricardo Camacho, quien pretende reconstruir su hogar en el mismo lugar donde hace año y medio, el 20 de octubre de 2021, fue sepultado bajo un grueso manto de lava.
Para comenzar la construcción de la nueva vivienda se deben realizar una serie de comprobaciones previas, como la temperatura y estabilidad de la colada, además de un desmonte de material lávico para nivelar la parcela sobre la que estará ubicada la nueva casa. Como reconoce Camacho a TVE, esta será "más modesta" que la original, que constaba de 400 metros cuadrados. Será una vivienda "acorde a su situación actual”, y "estará integrada en el nuevo paisaje que tenemos", declara.
El Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane trabaja en la tramitación de una decena de licencias para construir sobre las coladas, igual que la otorgada a Ricardo Camacho, además de haber concedido un total de 120 licencias de construcción en suelo rústico a afectados por la erupción, según el Decreto Ley 4/22 aprobado por el Gobierno de Canarias. Por ahora solo se contempla conceder licencias para casas que estuviesen al borde de la colada, pero no para rehabilitar plataneras.
La economía de La Palma, especialmente en su vertiente occidental, gira alrededor del plátano, que es con mucha diferencia el principal medio de vida de sus habitantes. Pero la erupción hizo estragos en este cultivo, ya que se cebó con la zona platanera por excelencia; la más productiva y la de mayor rentabilidad de toda la isla. Un 10% de estos terrenos quedaron sepultados por la lava.
Recuperar estas parcelas para el cultivo de plátano, otra de las demandas de los habitantes de la isla, ya se llevó a cabo con éxito hace décadas. A mediados del siglo pasado, cuando finalmente la colada del volcán San Juan entró en contacto con el mar y se solidificó -un proceso que duró años-, los palmeros hicieron lo que se conoce como "sorribar", depositando sobre la lava tierra procedente de las zonas altas de la isla para crear un manto cultivable.
Falta de suelo
La de Ricardo Camacho puede ser la primera de una larga lista de viviendas reconstruidas sobre la lava, en una isla donde la falta de suelo urbanizable es un problema que se ha visto agudizado por la erupción, especialmente en el Valle de Aridane. "Hay que tener sensibilidad con las personas que hemos perdido nuestras viviendas con el volcán, y que nos dejen ir construyendo poco a poco, respetando el entorno", reclama este vecino de La Laguna.
Muchos palmeros quieren regresar a sus barrios semidestruidos y retomar allí la vida que se vio interrumpida por el volcán, a pesar de que son conscientes de que siempre existirá el riesgo de una nueva erupción. "Estamos en una isla volcánica. Da igual. Quién sabe por dónde va a salir", asegura Camacho en este sentido.
Este palmero confía en que la alegría que ahora siente sea pronto la de otros vecinos con propiedades en el entorno de las coladas para que los barrios de La Laguna, Todoque, Las Manchas o Las Norias vuelvan a ser “algo parecido, aunque no lo mismo”, a lo que eran antes de que el volcán se lo llevase todo por delante.