El asesino de la niña de 14 años de Oviedo reconoce los hechos y acepta prisión permanente revisable
- Ha aceptado una segunda condena de 12 años y 6 meses de cárcel por la agresión sexual
- Según el informe forense, el acusado presenta una inteligencia normal y entiende lo que está bien o mal
El acusado del asesinato de la niña Erika, de 14 años, en Oviedo el 5 de abril de 2022 ha reconocido este viernes haber matado con ensañamiento y alevosía a la menor y ha aceptado una condena de prisión permanente revisable a petición de la Fiscalía y la acusación particular.
La Sección Tercera de la Audiencia Provincial ha celebrado este viernes una vista de ratificación de un escrito de conformidad, y la causa ha quedado vista para sentencia sin la necesidad de que se celebre un juicio.
El procesado, según ha informado el Ministerio Público, ha aceptado una segunda condena de 12 años y 6 meses de cárcel por la agresión sexual. Se encontraba en situación de prisión provisional sin fianza por esta causa desde el día 8 de abril de 2022.
Según el informe forense, el acusado presenta una inteligencia normal, comprende lo que ha sucedido y entiende perfectamente lo que está bien y lo que está mal, de modo que presenta una imputabilidad plena, con rasgos narcisistas.
Además de la pena de prisión, al procesado se le impondrá una medida de libertad vigilada por un periodo de diez años mediante un aparato electrónico que permitan su seguimiento permanente, así como el pago de una indemnización a la familia de 225.000 euros.
El procesado sorprendió a la menor en el portal
Según el relato de la Fiscalía, el procesado, que residía en el mismo edificio que la víctima, había tomado la decisión de matar a la menor tiempo antes de ejecutar su acción criminal, el 5 de abril de 2022. Para ello estudió los horarios de entrada y salida de la pequeña de su domicilio, llegó a saber que la niña regresaba a su casa todos los días del instituto a partir de las 14:40 horas, y decidió que la mejor opción para llevar a cabo su acción era esperarla un día a su regreso de clase.
De esta forma, minutos antes de las 14:40 horas del 5 de abril de 2022, el acusado decidió ejecutar su propósito. Para ello, dejó perfectamente bajadas todas las persianas de su domicilio, ubicado en el mismo inmueble que el de la menor, para que ningún vecino pudiera ver a través de las ventanas lo que iba a suceder minutos después en el interior de su casa. También guardó dentro del cajón de su mesita de noche una cinta de embalar de color marrón, así como nueve bridas de color negras, por si fuera necesario tener que amordazar a la menor.
Tras coger y esconder entre sus ropas un cuchillo de mesa de once centímetros de longitud y dos de ancho, el acusado decidió aquel día esperar, escondido fuera del edificio, a que la menor llegara del colegio en torno a las 14:40 horas.
Erika entró en el edificio después de que su padre le abriera a través del telefonillo, seguida del hombre, sin que ella se percatara de su presencia. Según el relato de la Fiscalía, una vez que la menor se dirigió al ascensor con intención de subir a su casa, el hombre se abalanzó sobre ella, por la espalda y de forma absolutamente sorpresiva, y le asestó una primera cuchillada mientras le tapaba la boca.
A continuación, la arrastró hacia arriba por las escaleras mientras le seguía asestando puñaladas para que no se resistiese, hasta lograr introducirla en su vivienda, donde la metió en el baño para continuar asestándole puñaladas y agredirla sexualmente.
Una vecina llamó a la Policía Nacional
Una vecina llamó a la Policía Nacional a través del 091 ante los gritos desesperados del hermano de la menor, quien no paraba de aporrear la puerta de la vivienda del acusado al ver las enormes manchas de sangre que había en el pasillo del primer piso y la chaqueta de su hermana tirada en el suelo.
Los policías personados en el lugar consiguieron acceder al domicilio del acusado forzando la persiana de la ventana de la puerta corredera de la cocina, que estaba sin cerrar.
Los agentes sacaron a la adolescente del baño sobre las 15:20 horas y la colocaron en el vestíbulo, donde intentaron realizarle maniobras de reanimación cardiopulmonar, que se prolongaron hasta la llegada de los servicios sanitarios, sobre las 15:39 horas, cuando llegó una UVI móvil cuyos facultativos confirmaron el fallecimiento de la menor.
El acusado, en la ejecución de su propósito criminal, propinó un número de puñaladas que excedieron de las necesarias para producir la muerte de la niña y solo lo hizo para asegurarse de que le causaba un dolor y un sufrimiento absolutamente innecesario. El cuerpo de Erika presentaba al menos 36 heridas de arma blanca.
Para asegurarse su propósito, señala el Ministerio Fiscal, se sirvió de la gran fuerza física que presentaba frente a la víctima, al ser el acusado un hombre de 30 años y complexión atlética y la víctima una niña de 14 años y apenas 50 kilos de peso.