La angustia al volante afecta a tres de cada diez personas, una fobia con "solución" que algunos sufren sin saberlo
- Inseguridad, nerviosismo, ansiedad o bloqueo son algunos de los síntomas de las personas con miedo a conducir
- La mayoría de las veces las causas son psicológicas y los tratamientos tienen un porcentaje de éxito del 97%
Nervios, ansiedad, parálisis, angustia..., es lo que sufren algunos conductores a la hora de ponerse al volante, una sensación que llevada al extremo se denomina amaxofobia y que, según los estudios realizados, padecen tres de cada diez personas. Un miedo que afecta a la vida cotidiana y que se recrudece en situaciones de mucho tráfico, como este puente de mayo, en el que la DGT prevé cinco millones de desplazamientos por carretera.
Para catalogarlo como fobia, tiene que "persistir durante un mínimo de seis meses y generar un malestar significativo en las diferentes áreas importantes de la vida de la persona que lo sufre", explica a RTVE.es Jorge Carrión Iniesta, psicólogo, coach y creador de PsicoAutoescuela.
"Mi miedo al conducir se reduce a la hora de cruzar un puente", relata Virginia Conca a RTVE.es, que añade que esa sensación de "vértigo y miedo" le genera tal inseguridad que prefiere el transporte público en los viajes, ya que desconoce si existen viaductos o puentes en el trayecto. "Limita mucho a la hora de conducir en carreteras no habituales", confiesa. "Es una sensación de alerta constante, como de pánico a la hora de ver que a lo lejos hay un puente y dices: ¿por este puente voy a tener que pasar yo o me doy la vuelta?".
“Es una sensación de alerta constante, como de pánico“
La situación genera a Virginia "ansiedad, un sudor de manos, unos pensamientos catastrofistas y una sensación de un miedo atroz".
Un caso distinto pero bastante frecuente es el de María Albarrán, quien se sacó el carné con 20 años pero nunca condujo porque sentía una "inseguridad tremenda" que le producía "mucho estrés y nerviosismo". Con el paso de los años se propuso "trabajar" su "miedo" y se compró un coche para obligarse a conducir. Por ahora solo ha conseguido hacerlo por su pueblo en Cuenca, pues "la inseguridad persiste"
Lo más importante: tiene solución
Maribel Martínez, coautora del libro Conducir sin miedo, es psicóloga desde hace más de 20 años y directora del Centro Terapia Breve, especialista en todo tipo de trastornos de ansiedad. Consideró necesario publicar un libro sobre amaxofobia porque "no hay apenas bibliografía del tema y, lo más importante: tiene solución". Asegura que ha supuesto una satisfacción tremenda: "Difundirlo ha beneficiado a muchas personas que ya ni se planteaban conducir".
Esa ayuda la buscó también Virgina para superar su miedo a los puentes, y así fue como conoció el proyecto Frenatumiedo.
Sonia Rojas, directora de Frenatumiedo y psicóloga de la autoescuela Lara, asegura que según "las investigaciones" el porcentaje de personas con miedo a conducir son "entre el 28 y 33%, principalmente mujeres". Martínez matiza no obstante que "no hay estudios reales porque muchas personas tienen esta fobia y no lo saben", por lo que es importante dar visibilidad a este problema.
Los síntomas, del bloqueo al nerviosismo
El síntoma más habitual es una "inquietud permanente y desproporcionada" que se manifiesta "antes y, sobre todo, durante la acción de conducir", explica Rojas. Es "un trastorno que incapacita para conducir a la persona de manera total o parcial debido a esa inseguridad, nerviosismo, ansiedad o bloqueo" que les genera ponerse al volante, añade Carrión.
“La amaxofobia no sólo la sufren las personas que no conducen por miedo“
Martínez explica que "la amaxofobia no sólo la sufren las personas que no conducen por miedo, también las que no se sienten capaces de hacerlo en cualquier circunstancia o recorrido (autopista, carretera de montaña, gran ciudad, túneles, puentes, de noche, lloviendo...)".
Tratamiento: clases de reciclaje o tratamiento psicológico
Los psicólogos coinciden en que el tratamiento para superar este temor se tiene que realizar en tres fases: "Evaluación, tratamiento y seguimiento". En la primera hay que "indagar y profundizar sobre la problemática particular de la persona, su vulnerabilidad psicológica, las causas o el origen que han podido detonar el miedo a conducir", explica Carrión.
Una vez evaluado, se intentan plantear "técnicas cognitivas para manejar mejor el miedo irracional a conducir". La última fase del tratamiento es la de "exposición" en un coche. En los casos de gente con "menos experiencia al volante quizá necesiten unas clases de reciclaje, además del trabajo psicológico, para volver a coger habilidades y destreza". Para personas con más horas al volante pero que "han cogido miedo a ciertas circunstancias, vías, factores climatológicos, etcétera..." hay que trabajar de manera más específica.
Sonia Rojas también nos habla de que "es un tratamiento 'multi-componente' enfrentando desde diferentes enfoques el mismo problema" para generar "un cambio eficaz y duradero". Hay que conseguir "mejorar la percepción de la persona como conductora o conductor y disminuir la percepción de amenaza".
“Hay que saber cómo funciona la 'lógica ilógica' del miedo“
Maribel Martínez recuerda que "el miedo hay que gestionarlo. No controlarlo. Hay que saber cómo funciona la 'lógica ilógica' del miedo, para poder manejarlo. No se trata de no tener miedo, seríamos negligentes" porque "el miedo nos salva la vida". Y concluye que "el objetivo es que la persona conduzca, en cualquier circunstancia, con prudencia, es decir, con esa dosis saludable y mínima de miedo" para una conducción segura.
Posteriormente, comienza la fase de "exposición progresiva a las situaciones del tráfico con profesores especializados", comenta Sonia Rojas. Todos los expertos coinciden en que los coches de autoescuela con doble mando ayudan a recuperar gradualmente la seguridad. Jorge Carrión continua con el seguimiento del conductor a través de "sesiones psicológicas, pero se van espaciando".
El porcentaje de éxito es altísimo: un 97% de media en la resolución de casos de todo tipo de trastornos de ansiedad, afirma Maribel Martínez, que añade que "habitualmente con seis o siete sesiones de terapia es suficiente". La cantidad de gente que lo supera "puede ser similar a cualquier otra terapia psicológica", matiza Carrión.
Los accidentes no son la causa más habitual
En 1990, los primeros estudios sobre este miedo lo relacionaban "casi exclusivamente" con un accidente de tráfico, recuerda Jorge Carrión. Pero en la actualidad se ha demostrado que no es así.
“El estrés postraumático es solo un posible desencadenante de esta fobia“
Es algo habitual pensar "que los accidentes de tráfico son la principal causa para el desarrollo de la fobia o del miedo a conducir" aunque "la realidad es que no es de los más frecuentes", comenta Sonia Rojas. Lo mismo que opina Maribel Martínez: "El estrés postraumático es solo un posible desencadenante de esta fobia, de hecho, es el menos habitual".
Otro conductor consultado por RTVE.es, que prefiere mantenerse en el anonimato, cuenta que tuvo "dos accidentes con lluvia" y que, aunque no llegó a desarrollar una fobia, durante un tiempo prolongado no se sintió "nada cómodo conduciendo" con condiciones climáticas adversas. Aunque no le imposibilitaba a conducir, sí sentía ese nerviosismo.
Otra persona entrevistada asegura que se sacó el carné "en un pueblo pequeño" y, cuando se mudó a Madrid, dejó su coche allí porque no se atreve "ni de broma a conducir en una gran ciudad", pues le produce mucha inseguridad y miedo por las reacciones de conductores agresivos.
Rojas afirma que "las causas que más encontramos en la práctica clínica son "episodios de ansiedad y fracaso" relacionados con sacarse el carné o la conducción. También "la crítica social o factores de personalidad como puedan ser una elevada autoexigencia o inseguridad a la hora de tomar decisiones".
La importancia de la psicología en las autoescuelas
Para ayudar a estas personas Jorge Carrión recalca la importancia de la figura del "psicólogo del tráfico", algo habitual en los "cursos de sensibilización y concienciación". Es algo necesario porque "lo que estudia un profesor de formación vial de psicología es muy básico y para ellos es muy difícil de implementar en el día a día". Por ello se muestra convencido de que los psicólogos en las autoescuelas podrían ayudar a "reducir los accidentes de tráfico, aumentar la seguridad vial y prevenir problemas psicológicos".
Maribel Martínez confirma que "unas prácticas en la autoescuela serán muy útiles cuando la persona siendo novata no adquirió experiencia y confianza en si misma", pero cuando el problema es psicológico, la cosa cambia: "Por ejemplo, una persona con miedo a las alturas (acrofobia) tendrá miedo a conducir en una carretera de montaña. Por lo que antes de las prácticas deberás poder asomarse a un balcón de un cuarto piso".
La autora de Conducir sin miedo concluye con un mensaje positivo: "El caso es saber cuál es exactamente el origen del miedo de cada persona para poder ayudarle. Lo importante es que tiene solución".