La confrontación entre el presidente de Portugal y el primer ministro agrava la crisis política en el país
- El presidente Rebelo de Sousa no comparte la decisión de mantener al ministro de Infraestructuras
- El desacuerdo ha vuelto a abrir el debate sobre si el jefe del Estado podría disolver el Parlamento y convocar elecciones
La crisis que salpica el Gobierno del socialista António Costa se ha agravado este martes con la confrontación abierta entre el primer ministro y el presidente de Portugal, quien no comparte la decisión de mantener al ministro de Infraestructuras tras otra polémica vinculada a la aerolínea TAP.
"El presidente de la República, que no puede exonerar a un miembro del Gobierno sin propuesta del primer ministro, no está de acuerdo con la posición de este sobre la lectura política de los hechos y la percepción que tienen de ellos los portugueses, en lo que respecta al prestigio de las instituciones", ha señalado un comunicado divulgado en la página oficial de Presidencia.
La nota se ha publicado apenas unos minutos después de que Costa anunciase que no admite la dimisión del ministro de Infraestructuras, João Galamba, y que lo mantendrá en su gabinete, tras una nueva crisis de Gobierno provocada por la polémica surgida alrededor de la aerolínea de capital estatal.
Galamba presentó su renuncia tras las declaraciones de un adjunto que le acusó de ocultar información a la comisión parlamentaria que investiga la gestión de TAP, que el ministro niega pero que ha generado una enorme polémica en el país en los últimos días.
Costa ha señalado en una declaración a periodistas que no tiene indicios de que haya ocultado información y ha manifestado su confianza en Galamba, a pesar de que ha reconocido que el caso "afecta a la imagen del Gobierno".
Reunión secreta entre el Partido Socialista y la aerolínea TAP
La comisión parlamentaria que investiga la gestión de la aerolínea desveló que hubo una reunión "secreta" entre el Partido Socialista (PS), que gobierna con mayoría absoluta, y la exCEO de TAP Christine Ourmières-Widener para preparar la comparecencia de esta ante el Parlamento.
La reunión fue coordinada por un adjunto de Galamba que acusó al ministro de mentir a la comisión parlamentaria y ocultar que hubo registros por escrito de aquella reunión.
Al caso se sumó un giro rocambolesco: el adjunto fue despedido y después acudió al Ministerio para supuestamente robar un portátil "recurriendo a la violencia", hecho que fue denunciado por el Ejecutivo ante la Policía Judicial y que acabó implicando también a los servicios de inteligencia.
A raíz de la polémica generada por este caso, el presidente había pedido a Costa que despidiese al ministro, según medios locales.
El desacuerdo entre Costa y Rebelo de Sousa ha vuelto a abrir el debate sobre si el jefe del Estado podría usar su poder para disolver el Parlamento y convocar elecciones anticipadas, como ya hizo a finales de 2021 cuando el socialista no consiguió sacar adelante su Presupuesto.
Tras ese revés, Costa fue reelegido para un tercer mandato, el primero con mayoría absoluta, aunque su primer año de legislatura ha sido más complicado de lo esperado. En 13 meses, ha sufrido una docena de bajas en su Gobierno, dos de ellas ministros y varias relacionadas con TAP.