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Libros

'Mamá', la carta de amor y perdón de Edmundo Díaz Conde: "Es un viaje emocional"

  • El escritor recupera el pasado de su madre, la modista de alta costura Mary Conde
  • Una novela de autoficción que aborda el conflicto familiar a causa de un secreto

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El escritor Edmundo Díaz Conde
El escritor Edmundo Díaz Conde

El escritor orensano Edmundo Díaz Conde confiesa que Mamá (Algaida) ha sido el libro que más le ha costado escribir por “la carga personal entrelazada” que contienen sus páginas, tras una trayectoria jalonada por novela histórica y thriller con epicentro en las ciudades como El hombre que amó a Eve Paradise, Premio Ateneo de Sevilla 2015.

Esta vez encara a modo de catarsis la vida de su madre Mary Conde Mir, una diseñadora y modista de alta costura muy conocida en la Galicia de los 80: vital, emprendedora y creativa que vio su negocio naufragar.

De forma paralela se adentra en un conflicto doloroso que resquebrajó durante 30 años la relación entre madre e hijo a causa de unas cartas y una infidelidad. Una historia conmovedora donde se funden "un 80% de realidad" y una parte de memoria ficcionada, en un microcosmos de secretos familiares.

PREGUNTA: ¿Por qué este salto de género a la autoficción en la que destapas un episodio tan personal?

RESPUESTA: Se debe a que tenía que pedir perdón a mi madre. Yo llegué tarde para hacerlo y me pareció que la única forma de desahogarme era escribir una novela que había sido real y que nos había dolido a todos. Una historia de misterios y malentendidos que había que trasladar a las páginas.

Era muy complicado mientras ella estaba viva, pero creo que me habría dicho consecuentemente que cómo me atrevía, pero una vez fallecida lo repensé una mil y veces. Me pareció que esa emoción había que proyectarla y que el lector debía compartirla conmigo.

P:¿Hay algún aprendizaje personal y en el hecho literario después de escribir la novela?

R: Al final me gustaría que fuera un viaje emocional para que el lector se acerque. Para mí ha estado lleno de escollos porque había que bucear en emociones que se remontan a hace 20 o 30 años cuando mi madre era modista. Yo no he conocido persona que soñara tanto como ella, lo hacía a raudales, y me enseñó a mí.

Me decía que tenía que luchar y es una reconciliación con esa memoria de mi familia, con esas ambiciones de ella que fue una gran diseñadora y las que yo fui incubando para ser escritor. Esta historia tenía que cobrarse su deuda y convertirse en un libro.

Uno de los diseños de alta costura de Mary Conde

P: Su madre fue una mujer excepcional, mantuvo su propio atelier de costura, viajaba a Barcelona ¿El libro era una forma de reivindicar su figura? ¿Cómo se sentía ella con respecto a lo que hacía?

R: Fue una adelantada a su tiempo en gran medida. Era barcelonesa y le costó adaptarse a Galicia aunque ella consideró Barcelona como su Sangri-La. Afincándose en Galicia ella empezó a coser. Era una niña de la guerra y entendía la vida como un esfuerzo permanente. La recuerdo toda la vida cosiendo, haciendose clientes y un nombre. Muchas de sus prendas sobreviven 30 o 40 años después. Ella llamaba mucho la atención porque viajaba sola y eso en los años 50 era sorprendente. Iba de Orense a Cataluña a hacer cursos.

Tenía mucha personalidad y era muy sacrificada como muchas de las mujeres de su generación a las que hay que reconocer tanto porque llevaban el 100% de las tareas domésticas y extradomésticas.

"El autor no entiende la infidelidad y la deslealtad de su madre"

P: La narración nos sumerge en la evolución de la moda española en los 80, la irrupción del prêt-à-porter en detrimento de la alta costura y la pujanza de los diseñadores gallegos como Adolfo Domínguez y Roberto Verino. Fue un momento de efervescencia.

R: Desde el punto de vista profesional, los mejores años de mi madre coincidieron con la moda gallega que los jóvenes vivimos con tanta esperanza y tanto placer. Nos vestíamos de forma muy distinta a cómo lo hace la gente hoy en día. Es verdad que mi madre tenía sensaciones encontradas, por un lado era una profesional y quería hacer prendas perfectas, y la alta costura suponía la culminación de sus sueños profesionales.

Por otro lado, entendía muy bien la comodidad del prêt-à-porter. Eso me hacía gracia: la necesidad de crear y su oficio como tabla de salvación. Y por otro la comprensión de la existencia de un mundo divergente. Quizás su momento hubiera sido 15 o 20 años antes y las cosas habrían cambiado para ella.

Retrato de la modista Mary Conde

P: El argumento es realmente muy cinematográfico: suspense, romance, el mundo de la moda y de los escritores.

R: Hay mucho de cinematográfico en la novela en muchos sentidos. Ella era muy cinematográfica. Quien se acerque a ella no se va a encontrar con simples palabras sino con un corazón abierto. Una historia donde un hijo y su madre son protagonistas y él encuentra unas cartas de amor secretas. Se pregunta cómo su madre ha sido capaz de semejante deslealtad e infidelidad con el autor de las misivas que era un famoso escritor catalán.

La intriga recorre la narración como una columna vertebral. Y tiene que ver con las ocho cartas que en su momento descubrió el narrador/autor y que su madre ocultaba en un trastero. Esas cartas tienen una historia que no se desvela hasta el final.

P: Otro de los temas es la culpa y el sacrificio de los padres, de los que muchas veces no somos conscientes hasta vivir la maternidad o la paternidad.

R: Es el gran drama de la vida. Todo lo que tiene que ver con la familia y la maternidad. El tiempo no es reversible y esto es un gran dolor. Pensaba si conseguiría curarme y consolarme y al final llegué a una triste conclusión y es que no. Quería que esta historia fuera un bálsamo para el lector, una experiencia emocional. Si se convierte en algo un poco inolvidable me sentiré satisfecho.