Al menos 57 opositores detenidos tras una nueva oleada de arrestos en Nicaragua
- Más tarde han sido puestos en libertad tras ser acusados de "traición a la patria"
- El país atraviesa una crisis política y social desde abril de 2018, que se ha acentuado tras las elecciones de noviembre de 2021
Al menos 57 nicaragüenses, en su mayoría opositores y críticos con el Gobierno que preside Daniel Ortega, fueron detenidos el miércoles en diferentes municipios del país centroamericano, y acusados por delitos considerados "traición a la patria", según un informe divulgado este jueves por el denominado Monitoreo Azul y Blanco.
"Se reportan 57 personas detenidas arbitrariamente, entre ellas 22 mujeres y 35 hombres, incluidos dos periodistas, campesinos, activistas de Derechos Humanos y maestros", ha indicado el Monitoreo Azul y Blanco, cuyos informes son avalados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Horas después de haber sido detenidos, la mayoría fueron enviados a sus casas con la condición de presentarse de forma periódica en una delegación policial o ante un juez.
Las autoridades nicaragüenses detuvieron, acusaron y liberaron condicionalmente a unos 57 opositores y críticos con el Gobierno de Ortega, según denunciaron familiares de los afectados, organismos de derechos humanos y abogados defensores, que, al principio, contabilizaron más de 30 detenidos.
El país atraviesa una crisis política y social desde abril de 2018
Estas personas fueron detenidas en sus casas durante una redada nocturna ejecutada por la Policía Nacional en los diferentes municipios de Nicaragua, y acusadas en la madrugada de este jueves de los delitos de conspiración para el menoscabo de la integridad nacional y propagación de noticias falsas.
Cuatro jueces dejaron posteriormente en libertad condicional a los opositores y críticos del mandatario.
Nicaragua atraviesa una crisis política y social desde abril de 2018, que se ha acentuado tras las controvertidas elecciones generales del 7 de noviembre de 2021, en las que Ortega fue reelegido para un quinto mandato, cuarto consecutivo y segundo junto a su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta, con sus principales contendientes en prisión o en el exilio.