Así será la coronación de Carlos III: un juramento, dos coronas y desfiles multitudinarios
- Reino Unido celebra la coronación de su nuevo rey con una solemne ceremonia en Westminster y todo un fin de semana de fastos
- Coronación de Carlos III y Camila, en directo: minuto a minuto de la ceremonia desde Londres
Reino Unido prepara sus mejores galas para celebrar la continuidad de la monarquía británica con la coronación del rey Carlos III, quien este sábado, 6 de mayo, recibirá los atributos reales -incluidas dos coronas distintas- y pronunciará su juramento como nuevo monarca del país y de otros 14 territorios de la Mancomunidad de Naciones, ocho meses después de suceder a su madre, Isabel II, tras su fallecimiento.
La ceremonia, un ritual que hunde sus raíces en el Medievo aunque su forma actual se diseñó a principios del siglo XX, combinará el lujo ostentoso y la pompa fantasiosa que caracterizan a los Windsor, aunque Carlos III ha optado por simplificar y acortar los actos respecto a la coronación de su madre, hace ya 70 años, para acomodarse mejor a los ritmos y usos del siglo XXI. En cualquier caso, la casa real británica aprovechará la ocasión para estrechar los lazos con sus súbditos y reforzar su papel institucional: se espera que tanto los desfiles -uno para acudir a la abadía de Westminster y otro de vuelta al palacio de Buckingham- como el saludo desde el balcón del nuevo rey congreguen multitudes y los festejos por todo el país se prolongarán hasta el lunes 8, que ha sido declarado festivo.
La jornada de la coronación comenzará con el desfile del rey por Londres, ataviado con uniforme militar y acompañado de su esposa, la reina Camila, en carroza desde el palacio de Buckingham hasta la abadía de Westminster. En contra de la tradición, los reyes utilizarán un carruaje distinto al de la vuelta para este trayecto: viajarán en la carroza que se construyó en 2012 para el Jubileo de Diamantes de Isabel II.
Según ha avanzado la casa real, tras salir de Buckingham, los reyes rodearán el memorial de la reina Victoria, recorrerán la larga avenida The Mall y atravesarán el Arco del Almirantazgo para desembocar en la plaza de Trafalgar. Allí girarán al sur por Whitehall y Parliament Street, hasta llegar a la plaza del Parlamento, casi a los pies del Big Ben, y rodearla para alcanzar la abadía de Westminster, donde la ceremonia de coronación está prevista que empiece a las 11:00 hora local (12:00 hora peninsular española).
Una ceremonia con 2.200 invitados
En el templo les esperarán unos 2.200 invitados, casi cuatro veces menos de los 8.000 que asistieron a la coronación de Isabel II. Entre ellos estarán los principales representantes políticos de Reino Unido, como el primer ministro, Rishi Sunak, y los miembros de su gabinete, así como el nuevo ministro principal de Escocia, Humza Yousaf, y los ex primeros ministros Tony Blair y Liz Truss, según recoge la BBC.
A la ceremonia asistirán numerosos representantes políticos y religiosos internacionales, especialmente de los países de la Commonwealth, como el primer ministro australiano, Anthony Albanese, aunque también de otros países aliados, como el presidente de Francia, Emmanuel Macron. Se espera también que acuda la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y, aunque el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha excusado su asistencia, sí acudirá su esposa, Jill Biden.
Entre los invitados están también miembros de varias familias reales, como los reyes de Noruega, Haakon y Mette-Marit; los reyes de los Países bajos, Guillermo y Máxima; los príncipes herederos de Japón, Akishino y Kiko; o el príncipe Alberto de Mónaco y su esposa, Charlene. Los reyes de España, Felipe y Letizia, también acudirán a la coronación, pero no así los reyes eméritos, Juan Carlos y Sofía.
Casi la mitad de los asistentes, sin embargo, serán representantes de la sociedad civil, puesto que Carlos y Camila han invitado a 850 ciudadanos que se han distinguido por sus aportaciones a la comunidad, incluyendo a 450 condecorados con la Medalla del Imperio Británico al mérito civil.
Juramento sobre la piedra de Scone
Una vez dentro de la abadía de Westminster -que ha acogido todas las coronaciones de los reyes ingleses y británicos en los últimos 900 años-, la ceremonia se inicia con el reconocimiento del rey por parte de la asistencia: el arzobispo de Canterbury, obispo primado de la Iglesia de Inglaterra, presenta al monarca a los invitados, que le reciben gritando "Dios salve al rey" (God save the king), antes de que suenen las trompetas.
A continuación, el arzobispo, Justin Welby, tomará juramento a Carlos III junto a la silla de coronación, una pieza de mobiliario con 700 años de historia que desempeña un papel central, ya que se diseñó para alojar un bloque de arenisca llamado piedra de Scone o del Destino, sobre la que se han coronado todos los reyes ingleses, salvo María II.
La piedra se empleaba en la coronación de los reyes escoceses durante la Edad Media, pero fue arrebatada por Eduardo I a finales del siglo XIII. En 1996, atendiendo las reclamaciones escocesas, el Gobierno británico accedió a que la piedra volviera a Escocia, al Castillo de Edimburgo, con la condición de que regresase a Londres cuando hubiera que coronar un nuevo rey.
El juramento es el único paso del ritual exigido por la ley: Carlos se comprometerá a reinar bajo el imperio de la ley, a ejercer la justicia con misericordia y a mantener la Iglesia de Inglaterra. Después, el arzobispo de Canterbury unge al rey -oculto tras una pantalla de tela bordada, elaborada especialmente para la coronación- en las manos, el pecho y la cabeza con un aceite sagrado cuya receta es secreta, aunque se sabe que contiene ámbar gris, flores de naranja, rosas, jazmín y canela. Carlos, animalista declarado, ha indicado que en su caso no debe contener ningún ingrediente derivado de animales.
Las dos coronas del rey
Tras el juramento y la unción, el rey recibe los atributos reales, que comprenden varias prendas y joyas de enorme valor simbólico. Los ropajes incluyen la 'supertúnica' de seda bordada en oro y el manto imperial. Y entre las joyas, las más importantes son el Orbe Real y el cetro con la cruz, que representan su poder temporal, y el cetro con la paloma, que simboliza su poder espiritual como cabeza de la iglesia anglicana.
A continuación tiene lugar el momento central de la ceremonia: el arzobispo de Canterbury ceñirá sobre las sienes de Carlos III la corona de San Eduardo, la más importante de todas las joyas de la corona británica. Forjada en el siglo XVII para Carlos II, durante la Restauración inglesa, sustituye a la corona medieval del último rey anglosajón, destruida por los republicanos de Oliver Cromwell, y es el símbolo clave de la transferencia del poder real. Justo cuando la corona se pose sobre el nuevo rey, sonarán salvas de artillería por todo el país: 21 disparos desde Belfast hasta Edimburgo, que ascenderán a 62 en la Torre de Londres y en el Horse Guard Parade, la plaza de caballería situada junto a la sede el Gobierno.
Sin embargo, la corona de San Eduardo es demasiado pesada para lucirla con comodidad, por lo que el rey utilizará posteriormente la corona imperial, más moderna y ligera, aunque también de enorme valor: entre sus gemas se encuentra el Cullinan II, la segunda piedra más grande tallada del diamante Cullinan, en su momento el mayor diamante hallado en el mundo. De él se extrajeron hasta nueve grandes piezas, la principal de las cuales, el Cullinan I, se encuentra engarzada en el cetro del soberano.
Camila, por su parte, será también coronada en una ceremonia similar, aunque más sencilla, y lucirá las tres siguientes piezas del Cullinan, engarzadas ex profeso en la corona de la reina María. La reina homenajeará así a Isabel II, ya que las gemas formaban parte de su colección personal y las utilizaba exentas con cierta frecuencia, al tiempo que esquiva una controversia: la corona de la reina María lucía originalmente el diamante Koh-i-Noor, regalado a la reina Victoria cuando fue proclamada emperatriz de la India, y que reclaman India y Pakistán, entre otros países.
De vuelta a Buckingham entre multitudes
Carlos, que a sus 74 años es el rey de mayor edad en ser coronado en Westminster, abandonará entonces la silla de coronación y se sentará en el trono real. A lo largo del servicio religioso, se escucharán doce piezas musicales encargadas para la ocasión, incluido un himno compuesto por Andrew Lloyd Webber, célebre compositor del musical Cats.
Tras la ceremonia, los reyes volverán al palacio de Buckingham haciendo el mismo recorrido de la ida, ahora sí en la Carroza Dorada, utilizada en las seis coronaciones anteriores. Y si en la ida solo les escoltaban 200 miembros de la caballería real (Household Cavalry Mounted Regiment), a la vuelta les acompañarán 4.000 soldados de todas las ramas del ejército británico y 400 más procedentes de países de la Mancomunidad de Naciones. Si se añaden el millar que flanquearán la ruta tanto a la ida como a la vuelta y los destacados para el desfile aéreo de seis minutos que encabezarán las Flechas Rojas -el escuadrón acrobático de la Royal Air Force-, serán más de 6.000 soldados, el mayor desfile militar en 70 años, según ha detallado el Gobierno británico.
Este segundo desfile (The Coronation Procession) será notablemente más corto que el de Isabel II, quien recorrió siete kilómetros por las calles de Londres para ser aclamada. Carlos lo ha reducido a poco más de dos kilómetros, aunque se espera un recibimiento igualmente multitudinario. La casa real ha avanzado que los miembros de la familia real se irán uniendo al desfile, aunque no ha especificado cuáles ni en qué momento; solo parece seguro que Guillermo, el heredero del trono, tendrá un papel relevante y su hijo primogénito, Jorge, será paje del rey, pero el resto es aún una incógnita.
También se desconoce quién exactamente acompañará a los reyes en el tradicional saludo desde el balcón del palacio de Buckingham, donde serán aclamados por miles de personas. Según avanzó el diario The Mirror y han corroborado otros medios británicos, solo aparecerán los miembros activos de la familia real, lo que excluiría a Enrique, el hijo menor de Carlos. Su mujer, Meghan Markle, ni siquiera estará en Londres para la coronación y permanecerá en Estados Unidos al cuidado de sus dos hijos, Archie y Lilibet. También dejaría fuera al príncipe Andrés, hermano menor del rey, apartado desde el escándalo de abusos sexuales en el que se vió implicado. En cambio, se espera que estén los otros dos hermanos de Carlos, la princesa Ana con su marido, Tim Laurence, y el príncipe Eduardo con su esposa, Sofía. Y, por supuesto, los príncipes de Gales, Guillermo y Catalina, y sus tres hijos, que ocupan los primeros lugares en la línea de sucesión al trono.
Todo un fin de semana de festejos
Aunque la ceremonia de coronación se da por terminada con la salida al balcón, las celebraciones se extenderán a lo largo de todo el fin de semana. Para empezar, tanto el viernes 5, víspera de la coronación, como el sábado 6, se permitirá que los bares y pubs de Inglaterra y Gales extiendan su horario de apertura dos horas.
Durante la mañana del sábado, se suspenden buena parte de las actividades públicas, para no coincidir con la ceremonia de coronación. Así, por ejemplo, la Premier League no ha programado partidos hasta las cuatro de la tarde, cuando los actos oficiales hayan acabado.
El domingo 7, después de la coronación, se celebrará un concierto especial en el castillo de Windsor, la residencia de la familia real al oeste de Londres, producido y retransmitido por la BBC. Para asistir se han sorteado miles de invitaciones y entre los artistas que participarán se encuentran Katy Perry, Lionel Richie, Andrea Bocelli y el grupo Take That. La casa real, además, ha convocado a todos los británicos para que ese día queden a comer con sus amigos y vecinos, la denominada Gran Comida de la Coronación, como una forma de celebrar la llegada del nuevo rey.
Para completar los festejos, el lunes 8 de mayo ha sido declarado festivo en todo el país y se ha organizado una jornada de voluntariado para que los ciudadanos colaboren con miles de asociaciones locales que trabajan en favor de sus comunidades. Será el epílogo a un fin de semana dedicado por entero a consolidar la monarquía británica como uno de los pilares institucionales de Reino Unido.
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