El rey Carlos III y Camila, coronados en una ceremonia histórica en la abadía de Westminster
- Los reyes han jurado el cargo en una ceremonia profundamente religiosa ante 2.200 personas
- Así te hemos contado la coronación de Carlos III
El rey Carlos III y su esposa Camila han sido coronados oficialmente este sábado en Londres en una ceremonia religiosa celebrada ante 2.200 personas en la abadía de Westminster y retransmitida en directo en todo el mundo. Todo el Reino Unido se ha paralizado en una jornada histórica, la de la primera coronación de un monarca británico en siete décadas.
Carlos III ha ascendido al trono a sus 74 años al suceder a su madre, la reina Isabel II, tras su muerte el 8 de septiembre de 2022. Se convierte así en el monarca de mayor edad en ser coronado en la historia del Reino Unido. Tras una larga espera, Carlos III es ya el rey y jefe de Estado del Reino Unido y los 14 países de la Mancomunidad de Naciones, así como el jefe y defensor de la Iglesia anglicana.
La jornada ha comenzado con el desfile de los reyes desde el Palacio de Buckingham hasta la abadía de Westminster. Pasadas las 10:20 hora local (11:20 hora peninsular española), la comitiva real de la King's procession ha partido del palacio por la avenida The Mall, donde desde hace días se congregan miles de personas que no querían perder detalle de esta fiesta de la realeza británica y que no han sucumbido al diluvio en la capital británica.
El himno God save the King se ha mezclado con el júbilo de los británicos al paso del carruaje Diamond Jubilee en la ruta de dos kilómetros hasta Westminster. Lo han hecho acompañados por un millar de miembros de las fuerzas armadas británicas, un desfile militar de marcada tradición y pompa en pleno siglo XXI. Y el contraste ha sido evidente: si la coronación de la reina Isabel II en 1953 fue la primera televisada de la historia, la de su hijo es la primera en la era digital, en la que los caballos y uniformes militares pasaban ante el atento foco de los dispositivos móviles.
Una ceremonia única en las monarquías europeas
A las 11:53 hora peninsular española, las trompetas reales anunciaban la entrada de los reyes en la abadía de Westminster. Y con exiquisita puntualidad británica, a las 12:00 ha arrancado la ceremonia religiosa en el templo con la entrada de los majestades ante los cánticos del coro de los niños del colegio Westminster. Allí, los 2.200 invitados (jefes de Estado, monarcas, dirigentes políticos y ciudadanos condecorados) han asistido a un acto único en las monarquías europeas, cuya tradición se remonta a 1.000 años atrás.
"He venido no a que me sirvan, sino a servir", ha dicho Carlos III al inicio de la ceremonia, oficiada por el arzobispo de Canterbury, Justin Wellby, y en la que se han escuchado varios "Dios salve al rey".
Poco después del inicio, Carlos III ha jurado la corona real ante la Biblia. "Estoy dispuesto a hacer este juramento", ha dicho con una mano sobre el libro sagrado, para después prometer "solemnemente" gobernar sobre el Reino Unido y los territorios de la Mancomunidad de Naciones.
"Yo Carlos, en la presencia de Dios profeso, testifico y declaro de forma solemne y sincera que soy un fiel protestante y que, de acuerdo con la verdadera intención de las promulgaciones que aseguran la sucesión protestante al trono, defenderé y mantendré dichas promulgaciones en la medida de mis poderes de acuerdo con la ley", ha declarado. Como novedad, también ha jurado defender otras creencias y la ceremonia ha tenido varios guiños a otras religiones.
A continuación, el primer ministro británico, Rishi Sunak, ha leído un pasaje de la carta de San Pablo a los colosenses, uno de los 27 libros que constituyen el Nuevo Testamento.
La unción con aceite sagrado y la entrega de los atributos reales
Después, el único rito secreto que no ha sido grabado por las cámaras ha sido la unción del rey con el aceite sagrado vegano a petición del monarca, un acto que constata el 'poder divino' que tiene el monarca como representante de Dios en la Tierra. El rito ha sido oficiado por el arzobispo de Canterbury con un aceite procedente de Jerusalén frente a la silla de coronación y la piedra de Scone (o del destino), traída de Escocia y empleada en todas estas ceremonias desde 1308.
Sentado en el trono, el rey ha recibido la espada real como "símbolo de misericordia" para "impartir justicia, frenar el aumento de la maldad, proteger la Santa Iglesia del Señor y a todo el pueblo de la voluntad", según ha recitado el arzobispo de Canterbury. Uno tras otros se han entregado los atributos reales, como los "brazaletes de la sabiduría", las espuelas o la estola del rey, colocada por el príncipe Guillermo. Asimismo, ha recibido el orbe de la mano de una enfermera de la sanidad británica, como representante del poder terrenal.
Carlos III también ha recibido el anillo, los guantes, el cetro real y la vara que simbolizan el poder del monarca. Y ya en el ecuador de la ceremonia, el arzobispo ha coronado al monarca con la corona de San Eduardo, fabricada en 1661 con oro macizo y más de 400 gemas. "¡Dios salve al rey!", se ha escuchado en toda la abadía, mientras se lanzaban salvas en distintos puntos del país.
Finalmente, la ceremonia de coronación de Carlos III ha concluido con la entronización del monarca en la silla de Eduardo. Su heredero, el príncipe de Gales, ha sido el encargado de realizar el juramento de lealtad arrodillado ante su padre: "Yo Guillermo, príncipe de Gales, os juro mi lealtad, mi fe y mi verdad, me doy a vos en cuerpo y alma, que Dios me ayude", ha dicho antes de darle un beso.
La coronación de la reina Camila
La última parte del acto ha sido la coronación de Camila, la primera en más de dos siglos, pues es una práctica reservada únicamente para las reinas consortes.
La reina Camila se ha desprendido del título de reina consorte con la entrega de la corona de la reina María elaborada en 1911, que pesa 600 gramos y tiene 2.200 diamantes. El arzobispo de Canterbury también le ha dado otros símbolos reales como el cetro real y la vara de la equidad de la misericordia.
Ya con los dos monarcas coronados, la ceremonia ha transcurrido con otros cánticos, la música seleccionada por el rey, rezos y sermones religiosos. Las fanfarrias los "God save the King" y el himno nacional han sido el colofón final a dos horas de eucaristía en la abadía de Westminster.
El protagonismo de los príncipes de Gales y Harry en segundo plano
Al acto ha asistido buena parte de la familia real británica, a excepción de la duquesa de Cambridge, Meghan Markle, ya que el príncipe Enrique ha acudido solo tras meses de desencuentros por sus polémicas declaraciones contra su familia. Los príncipes de Gales, Guillermo y Catalina, han tenido un papel protagonista al situarse junto a Carlos III y Camila en el altar y con la participación de Guillermo en la fase de entronización.
En cambio, el príncipe Harry y el príncipe Andrés, apartado por la reina por el escándalo del caso Epstein, han tenido una presencia más discreta en la bancada real: ambos han quedado relegados a la tercera fila, por detrás de otros familiares directos del rey.
Allí se han sentado los otros hermanos de Carlos III, la princesa Ana y el príncipe Eduardo; y también han acudido a la ceremonia los nietos y las sobrinas del rey.
Cortejo de coronación y saludo a los súbditos desde Buckingham
Ya con la corona imperial, más ligera que la de San Eduardo, los reyes han salido de la abadía seguidos de sus pajes al son de las campanas, que han sonado al unísono por todo el país para marcar una jornada histórica.
Presididos por la carroza dorada Gold State Coach, de 1762, el cortejo de la coronación, más complejo que el inicial, se ha dirigido al palacio ante la atenta mirada de cientos de miles de personas bajo la lluvia en la capital.
Los miembros más cercanos de la familia real también han participado en este cortejo: la princesa Ana ha ido a caballo y su hermano Eduardo en carruaje, mientras que los príncipes de Gales y sus hijos han ido en la segunda carroza en este desfile. Saludos, gritos de apoyo a la monarquía, banderas del Reino Unido y todo tipo de decoraciones se han sucedido durante los dos kilómetros de regreso al palacio.
El día grande de la coroanción ha transcurrido sin incidentes en Londres, salvo por la detención de varios activistas de Republic, un grupo antimonárquico que habían organizado una protesta en contra del rey bajo el lema 'not my king' ('no es mi rey').
Con el fin de la procesión, los miembros del Ejército han dado todo un concierto al aire libre para honrar al rey, en el que han sonado gaitas durante la formación de tropas que ya están al servicio de Carlos III y Camila. A continuación, el esperado saludo real con los tres "hurras" al monarca.
El colofón y momento culmen de la jornada ha sido el saludo de la familia real desde el balcón del Palacio de Buckingham para ver el desfile aéreo. Una imagen en la que ha vuelto a destacar la ausencia del príncipe Enrique y el príncipe Andrés, pero en la que sí han estado presentes otras figuras como los duques de Kent o los nietos de la reina Camila.