Arnau Sanz: "Si las inteligencias artificiales son peligrosas... ¿Por qué seguimos dándoles poder?"
- El dibujante habla de la pérdida y de la obsolescencia en Cuando veo cables me acuerdo de ti
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El dibujante y músico Arnau Sanz Martínez (Barcelona, 1984) nos sorprendió con Un fantasma (Astiberri), una historia sobre un mundo futuro asolado por un virus que le servía para hablar sobre los problemas de nuestro presente. Y ahora publica Cuando veo cables me acuerdo de ti (Astiberri), la historia de una robot y su maestra humana que están llegando al final de sus días.
Una historia, que, como las mejores fábulas de ciencia ficción, parte del momento en el que vivimos. “La idea surgió al ver situaciones a mi alrededor que me hacían pensar en la pérdida, el desgaste, la obsolescencia, el paso del tiempo, la soledad... Y lo quise tratar desde el género de la ciencia ficción, pero centrándome en las relaciones entre los personajes de la historia”.
Este cómic tiene conexiones con su anterior obra: “Al principio la historia iba a ser más dura, en un tono parecido al de mi anterior trabajo, pero a medida que iba escribiendo los diálogos, se fue suavizando un poco el tono de forma natural, y alejándose de lo que había hecho anteriormente”.
Una robot que quiere sentirse realizada
La historia se ambienta en un futuro en el que los robots funcionan de forma autónoma e incluso han empezado a desarrollar sentimientos. Sandra es una androide que, antes de quedarse obsoleta, sueña con crear algo que va más allá de las funciones para las que ha sido programada. Mientras, cuidará de su maestra, que padece alzhéimer.
“Sandra solo quiere ser como las demás -nos comenta Arnau-. Simplemente eso. Tener una oportunidad de hacer algo por sí misma, poder sentirse realizada”.
En cuanto a su profesora, Arnau asegura: “La profesora es la única humana que las trata con dignidad. Que las respeta. Y después, se genera una relación de cuidadora-paciente, siempre desde el respeto y el cariño que se tienen la una a la otra”.
Sobre el mundo frío y desolador en el que viven, Arnau asegura: “A día de hoy ya vemos gente mayor sola en las residencias, tratos vejatorios en el trabajo, en la sociedad, gente viviendo en zonas según su poder adquisitivo o su rol en la sociedad, gente con sueños que no puede cumplir porque les han dicho que no pueden cumplirlos... si nos apartamos del tema robótico, es una historia narrada en el presente”.
“No me atrae la idea de ser inmortal”
Esa relación entre la androide y la humana sirve a Arnau para comparar la obsolescencia programada de robots y humanos. “Uso esa relación para poner en un nivel parecido, o, por lo menos, plantearlo en la ficción, los dos tipos de obsolescencia, y las reacciones ante esa situación”.
La búsqueda de la inmortalidad es uno de los grandes temas de la ficción humana. Preguntamos a Arnau si le gustaría serlo: “La verdad, no me atrae la idea de ser inmortal. Pienso que al saber que todo se acaba algún día, le damos más valor a las cosas que hacemos”.
“Las IA son entrenadas con nuestras ideas”
Estos últimos meses gente como Geoffrey Hinton, Elon Musk.... han lanzado advertencias sobre el desarrollo sin control de la inteligencia artificial. Preguntamos a Arnau si cree que exageran: “Es curioso, se alerta de los peligros de las IA, pero básicamente son "entrenadas" por seres humanos. Con nuestras ideas. Con nuestros prejuicios. Si son peligrosas, ¿por qué seguimos alimentándolas e investigando y dándoles más "poder"?”
“Creo -añade Arnau-, que no nos conformamos con usar las IA para hacer trabajos mecánicos peligrosos para los seres humanos. Queremos demostrar nuestra inteligencia a toda costa, y quizás es un error”.
Un futuro lleno de color
Si hay algo que caracteriza a los posibles futuros de Arnau es que están llenos de color. Aunque este varía gráficamente del que vimos en Un fantasma: “Siempre intento cambiar un poco el estilo con cada trabajo. Después de tantos libros, cada vez me resulta más difícil, pero en este quise explorar el tema del color. Hablando con compañeros del mundo del cómic, me recomendaron algunas herramientas para eliminar la cantidad de tonos oscuros en los colores, y eso ha hecho que pueda subir mucho más las tonalidades, conseguir más luz.”
“Además -añade Arnau-, he usado un lápiz extra blando para dibujar las páginas, que me da un poco de grano y suciedad que le va muy bien cuando lo combino con estos colores. Narrativamente, el impacto al ver la portada e ir leyendo las páginas me ayuda a situar al lector en el espacio que tengo preparado”.
Una banda sonora con rock y punk
Además de dibujante, Arnau es el batería de la banda barcelonesa Mujeres. Por eso le preguntamos qué música tendría la banda sonora de este cómic y qué escuchaba mientras lo dibujaba: “¡Uf!, pues un poco de pop, y punk. Y mientras lo dibujaba estaba escuchando Oki Moki, Gaua, Yorchh, John Maus... ”.
Sobre sus proyectos musicales con la banda Mujeres, Arnau Sanz nos comenta: “Hemos estado parados unos meses, y hemos aprovechado para grabar un disco y preparar la gira. En un par de semanas saldrá ya el primer single y en junio empezamos a tocar otra vez”.
En cuanto a sus proyectos de comic: “Me he quedado exhausto después de acabar el cómic. Tengo una escena en la cabeza desde hace años, pero no consigo que pase de ahí. De momento, la dejaré reposar un poco más en la cabeza y a ver si evoluciona”.