Mapas de la sequía: las lluvias desiguales de la primavera no acaban con la sequía en el Mediterráneo y Canarias
- España en su conjunto está en situación de sequía meteorológica de larga duración desde finales de 2022
- La sequía sigue siendo grave en Cataluña y persiste en el este y sur de la península
El 2023-2024 sigue siendo un año hidrológico seco, que, pese a precipitaciones copiosas caídas en períodos concentrados de tiempo, no mejora la situación general de sequía prolongada que atraviesa España, especialmente en Cataluña y, en general, en las provincias bañadas por el Mediterráneo y en Canarias. El año 2023 terminó como el más cálido jamás registrado a nivel global; en Europa fue el segundo más cálido, después de 2020, y en España fue el segundo más cálido desde que hay registros, solo por detrás de 2022, y el sexto más seco.
Lluvias por encima de la media, pero grave escasez en el levante
Del mismo modo, si el anterior año hidrológico (2022-2023) terminó como el tercero más seco en España, y extremadamente seco en áreas de Cataluña, Comunidad Valenciana y Andalucía, en el Levante, puntos del Cantábrico y en el sur de Andalucía se vivió el invierno como una estación seca o muy seca. En cambio, las lluvias de la primavera han sido lo bastante abundantes como para que, con datos hasta el 16 de julio, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) apunta que el valor medio nacional de las precipitaciones acumuladas es de 592 litros por metro cuadrado, lo que representa un 5% más de lo esperado, que serían 564. Sin embargo, las precipitaciones se han acumulado de manera muy desigual en el territorio español.
Como se ve en el mapa anterior, las cantidades acumuladas son muy escasas en todo el arco de Levante y en las islas Canarias, donde se ha registrado menos de una cuarta parte de la precipitación respecto a su valor medio para el periodo 1991-2020. También están por debajo de la media en puntos de Asturias, Cantabria, la mitad norte de Burgos y la mitad este y sur de Andalucía. Por el contrario, ha llovido más de lo normal en la mitad oeste de interior de la península, en el norte de Aragón y en el Pirineo occidental.
Sequía meteorológica de larga duración
Además de la Aemet, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) también vigila el nivel de sequía que hay en nuestro país. Gracias a su monitor de sequía meteorológica, se puede apreciar la extensión de la severidad de la situación por la falta de lluvia.
Lo hace a través del SPEI o Índice de Precipitación Evapotranspiración Estandarizada. Este indicador, una vez obtenidos los datos de precipitaciones y los de demanda de agua por parte de la atmósfera en los últimos 12 meses, asigna un nivel de severidad: cuanto más negativo es el valor, es decir, cuanto más tiende a rojo, más grave es el nivel de sequía.
Como se ve, las precipitaciones acumuladas en los últimos meses han hecho que gran parte del país salga de la situación de sequía meteorológica, si bien, si se analizan los últimos tres años, España continúa en sequía de larga duración.
El 25% del país, en alerta o emergencia por escasez de agua
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) también divulga mensualmente informes y mapas que siguen la situación de sequía y escasez en todas las demarcaciones hidrográficas de la península.
El organismo, de acuerdo con los Planes Especiales de Sequía (PES), distingue entre la sequía prolongada, entendida como un fenómeno natural en la que el ser humano no interviene, y la escasez, relacionada con problemas puntuales en la atención de las demandas de agua.
Sobre la sequía prolongada, los últimos datos confirman los efectos generales de un año seco en la península. Así, el 12,2% de la superficie peninsular estaría en situación de sequía prolongada, según los últimos datos, correspondientes al 30 de junio.
El mes de junio tuvo un carácter en general húmedo en cuanto a precipitaciones, con una precipitación media en la península de 47,8 litros por metro cuadrado, cuando lo normal es de 32,6. No son lluvias relevantes en el cómputo anual, pero sus efectos han sido positivos en algunas zonas afectadas por la sequía, como Cataluña, y en menor medida en zonas muy localizadas del Segura y el Júcar. En el conjunto de año hidrológico sigue habiendo una escasez de precipitaciones muy acusada en toda la franja oriental de la península, sobre todo en la cuenca del Júcar y la del Segura. El número de unidades territoriales en estado de sequía prolongada se reducen de 37 a 33 en junio, localizadas en las Cuencas Mediterráneas Andaluzas (9), Júcar (8), cuencas internas de Cataluña (7), Ebro (5), Segura (3) y Melilla.
Por otra parte, y según los datos del Miteco, el 26,9% del territorio se encuentra en situación de emergencia (6,7%) o alerta/excepcionalidad (20,2%) por escasez de agua. La escasez coyuntural de agua está relacionada con los posibles problemas de atención de las demandas, independientemente de la disponibilidad de recursos hídricos.
Así se encuentran en especial casi toda Cataluña y la mayor parte de Andalucía, la cuenca del Guadiana en Castilla-La Mancha y, en menor medida, Murcia y el norte y sur de la Comunidad Valenciana.
Las lluvias de la primavera contribuyeron a aliviar la situación en zonas del Guadiana, Guadalquivir y las cuencas intracomunitarias de Andalucía, pero no han sido relevantes en el Júcar y el Segura. Destaca la mejoría de las cuencas internas en Cataluña por las lluvias del final de la primavera y junio, que han aliviado las pesimistas previsiones por la escasez de agua en el territorio, aunque dicha escasez aún no puede considerarse solucionada.
La sequía afecta a extensas zonas de Europa
La escasez de lluvias y el aumento de las temperaturas no solo afectan a los embalses, sino también a las tierras de cultivo. En el siguiente mapa del Observatorio Europeo de la Sequía se aprecian las áreas agrícolas en el continente afectadas por la sequía o que estuvieron en alerta de sufrirla en febrero.
Para identificar estos niveles se emplea el Indicador Combinado de Sequía (CDI). Funciona de forma similar al índice SPEI del CSIC, ya que, gracias a los datos recopilados por el satélite Copernicus, se analizan las precipitaciones, la humedad del suelo y la respuesta de la vegetación a las anomalías térmicas, y se asigna un nivel de preocupación.
Según estos datos, en torno al 19% del territorio de la Unión Europea se encuentra en estado de alarma (sin contar los archipiélagos atlánticos de Azores, Madeira y Canarias, así como el Reino Unido, que también se encuentra en alarma) y el 1,1% en situación de alerta (en rojo en el mapa), como se observa en el levante español entre Murcia y Almería, puntos de Cataluña, además de zonas del sur de Italia, la isla de Sicilia y puntos de las islas griegas y Chipre.
El Indicador Combinado de Sequía a finales de abril indica que el levante español, la mayor parte de Italia, los países de los Balcanes, Rumanía, Bulgaria, Grecia y Chipre, están en condiciones de alarma debido a la falta de humedad en el suelo provocada por la escasez de lluvias y las temperaturas más cálidas de lo normal, en un contexto en el que Europa atraviesa una sequía severa y prolongada los últimos dos años, especialmente en los países del Mediterráneo, lo que tiene impacto tanto en la disponibilidad de recursos hídricos como en el riesgo de incendios.