Enlaces accesibilidad

España participará en la misión Artemis: así es el programa de la NASA para volver a la Luna y llegar a Marte

  • Sánchez ha anunciado la colaboración en el programa de exploración espacial de EE.UU. tras su reunión con Biden
  • Es un tratado internacional que establece los principios de cooperación y explotación minera para futuras misiones espaciales

Por
Representación artística de la nave Starship sobre la superficie de la Luna.
Representación artística de la nave Starship sobre la superficie de la Luna.

España va a unirse a los Acuerdos de Artemis, impulsados por Estados Unidos y su agencia espacial NASA, dentro del objetivo de volver a pisar la Luna en el año 2025, como paso previo al salto a Marte de la década de 2030, según ha anunciado Pedro Sánchez tras su reunión con Joe Biden en la Casa Blanca.

Los Acuerdos de Artemis son un tratado internacional, basado a su vez en el Tratado sobre el espacio ultraterrestre de 1967, que engloba a los gobiernos de las naciones que desean participar en el programa Artemis, con el objetivo de establecer los principios de cooperación para futuras misiones de exploración y explotación civil en la Luna, Marte y cualquier cometa o asteroide del sistema solar.

En resumen, estos acuerdos contemplan un conjunto de normas fundamentales para desarrollar el programa Artemis, que también serán necesarias para definir aspectos como la propiedad o los derechos de explotación de los minerales que puedan extraerse de la Luna y otros cuerpos celestes. Estados Unidos no ha ocultado su intención de llevar a cabo labores de minería en el satélite terrestre.

España se ha unido a ellos al margen de su participación como Estado miembro de la Agencia Espacial Europea (ESA), que ya colabora estrechamente en diferentes partes del programa.

25 países firmantes

Con España, 25 países ya forman parte de los Acuerdos de Artemis, que se comprometen a una exploración pacífica del espacio y a compartir sus descubrimientos científicos, así como a favorecer la creación de "zonas seguras" en las que cada nación pueda realizar operaciones en la superficie de la Luna sin interferencias de otros.

Aparte de España y Estados Unidos, los firmantes son: Australia, Baréin, Brasil, Canadá, Colombia, República Checa, Francia, Israel, Italia, Japón, Luxemburgo, México, Nueva Zelanda, Nigeria, Polonia, Corea del Sur, Rumanía, Ruanda, Arabia Saudí, Singapur, Ucrania, Emiratos Árabes Unidos y Reino Unido.

Los Acuerdos también han recibido críticas, como las de Rusia, que no se ha unido a ellos ya que considera que son un intento de legislar el espacio ultraterrestre en beneficio de Estados Unidos. China tampoco los ha suscrito.

Programa Artemis

Washington empezó a impulsar formalmente el programa Artemis en 2017, bajo la Presidencia de Donald Trump, tomando como modelo el mítico programa Apolo, que hizo posible la llegada del hombre a la Luna en 1969 e inauguró una nueva era en la exploración espacial. No en vano, Artemis es la hermana melliza de Apolo en la mitología griega.

Más de medio siglo después, el nuevo programa busca crear además un marco legal para la exploración del espacio, y establece que los gobiernos y compañías privadas que quieran usar los recursos del suelo lunar con fines comerciales deberán hacerlo de una manera pacífica y transparente. El objetivo a largo plazo del programa es establecer una base permanente en la Luna que facilite el envío a Marte de misiones con seres humanos a bordo.

El programa Artemis se compone de tres misiones espaciales dirigidas por la NASA, cuyo objetivo es volver a pisar la Luna. Nadie lo ha hecho desde 1972 cuando los astronautas Harrison Schmitt y Eugen Cernan la visitaron por última vez, culminando el programa Apolo con su misión número 17.

Dentro de las tres misiones que componen el nuevo programa espacial, ya se ha llevado a cabo con éxito el primero: Artemis I. En esta primera etapa se planificó un vuelo sin tripulación durante 25 días, con tres maniquíes equipados con múltiples sensores para recabar datos.

Los planes de la NASA son enviar la Artemis II en 2024 y al año siguiente la Artemis III, en la que los astronautas volverían a tocar el suelo del satélite.

Artemis II tendrá una duración aproximada de 10 días. Será la primera tripulada y contará con cuatro astronautas, que orbitarán la Luna a bordo del módulo Orión y luego regresarán a la Tierra, aunque en ningún momento tomarán contacto con el satélite. La NASA ha anunciado ya el nombre de sus miembros, entre los que se encuentran Christina Koch, que será la primera mujer en participar en una misión lunar y Victor Glover, el primer astronauta negro que también lo haga. Reid Wiseman y el canadiense Jeremy Hansen completan la tripulación.

La misión pondrá a prueba los sistemas de soporte vital de la nave Orión, unida al módulo de servicio de la Agencia Espacial Europea (ESA), para demostrar las capacidades y técnicas necesarias para vivir y trabajar en el espacio profundo.

Regreso a la Luna

Finalmente, Artemis III será la misión que lleve a una tripulación humana a la superficie lunar, prevista para 2025. Otros cuatro astronautas serán los encargados de acoplarse a un vehículo Starship de SpaceX para aterrizar en el polo sur lunar, donde pasarán unos seis días realizando experimentos y tareas de exploración. No se ha descartado que un astronauta europeo de la ESA pueda viajar en Artemis III, por lo que uno de ellos podría ser el español Pablo Álvarez. En todo caso, está previsto que haya más misiones Artemis que sucedan a las tres primeras.

Los astronautas viajarán en la cápsula Orión tanto a la ida como a la vuelta, pero bajarán a la Luna utilizando la nave espacial de la fase superior del Starship, desarrollado por la compañía privada SpaceX y que aún se encuentra en pruebas.

La nave de SpaceX llegará a la Luna antes que lo haga la cápsula tripulada Orión. Cuando esta última llegue, se acoplará a la Starship, y los astronautas pasarán a la nave. Starship les llevará enconces a la superficie lunar para después devolverles a la Orión una semana más tarde.

La llegada a la Luna podría ser el paso previo a la hora de alcanzar un objetivo mucho más ambicioso: pisar Marte por primera vez en la historia. El satélite terrestre podría utilizarse como un punto intermedio en el trayecto hasta el planeta rojo, para repostar combustible, si se consigue desarrollar una infraestructura lunar que permita recargar la nave.