La diversidad familiar se une contra los prejuicios y las trabas: "Nuestros hijos no son ciudadanos de segunda"
- La acogida, la maternidad o paternidad soltera y las familias LGTBIQ+ son algunos de los muchos modelos que existen
- Hablamos en RTVE.es con algunas familias sobre los estereotipos que pueden enfrentar y la necesidad de inclusión
El sustantivo de "familia" cobra más sentido en plural. Así lo reconoce la Organización Mundial de las Naciones Unidas en su Día Internacional de las Familias, conmemoración que viene celebrándose cada 15 de mayo desde 1994, pero que ha ido dejando atrás el singular en los últimos años para incluir la gran diversidad de modelos familiares. Una realidad social cada vez más visible y apoyada frente a la que aún existen multitud de prejuicios, estereotipos y trabas burocráticas.
Así lo denuncia la directora de la Unión de Asociaciones Familiares, Amaia Echeverría. Con la ley de familias todavía en trámites de enmiendas, norma que prevé reconocer legalmente a hogares como los LGTBI+ o los de acogida y los enlazados, Echeverría advierte que "queda mucho por hacer". Aunque "hemos evolucionado enormemente como sociedad", opina que se debe "luchar" hasta que las necesidades y particularidades de cada una de las familias tengan respuesta.
En la realidad de la diversidad se encuentran también las familias numerosas, las migrantes, aquellas en las que uno o varios de sus miembros tienen discapacidad y las monoparentales. A este último colectivo pertenece Alicia González, mamá de un pequeño de cinco años y miembro de la Asociación Madres Solteras por Elección. En su caso ha encontrado inconvenientes desde en la declaración de la renta hasta en comentarios despectivos sobre su modelo de familia.
"Parece que nuestros hijos no se merezcan lo que tienen las demás familias", pero "no son ciudadanos de segunda", defiende González. Un sentir que comparten de forma similar algunos de los hogares diversos que han hablado con RTVE.es para reivindicar la inclusión y, sobre todo, poner voz y rostro al amor, el elemento esencial, coinciden, que debe constituir las familias.
Los retos de las familias homoparentales: "Nos han hecho mucho daño"
Lourdes "Luli" Quijada está "enamorada" de su familia. A sus 35 años y embarazada, reconoce que nunca pensó que tendría la posibilidad de formar un hogar como el que ahora tiene junto a su mujer Clara Mallenco, su hija de tres años y sus dos perras. Una familia "normal y corriente" de las muchas que componen la asociación andaluza LGTBI+ Crezco, pero de ensueño para una niña que creció en un pequeño pueblo en un contexto "católico" y conservador.
"Mi concepto de familia era el tradicional" y, si no hubiese contado con apoyos como el de su padre, asegura, quizás su vida hoy día sería muy diferente. "Habría desechado la idea de tener una familia, no habría tenido la valentía de ser feliz", expresa. Valentía porque, en pleno siglo XXI, muchos hogares homoparentales continúan enfrentando miradas, comentarios y obstáculos administrativos. "Ahora nos reímos, pero nos han llegado a hacer mucho daño", cuenta.
Para poder inscribirse en el libro de familia y que ambas tuvieran "los mismos derechos a nivel legal", Quijada y Mallenco debían estar casadas. "Si no mi pareja tendría que haber pasado por el proceso de adopción de la niña", situación que califican de "injusta" y a la que se suman las actitudes cotidianas de "gente cazurra". Aunque el matrimonio asegura estar feliz e integrado en su entorno, también admite haber vivido momentos incómodos: desde preguntas sobre el padre de la niña hasta interrogaciones a la menor sobre su "verdadera" madre. "Mi hija, harta, ha llegado a decir 'en la barriga me llevó mi mami, pero mi mamá llevó ocho meses en el corazón".
También confirma la existencia de ese tipo de "encontronazos" Omar Paniagua, padre de una niña de año y medio y miembro de la asociación estatal de familias homoparentales Galehi. En su caso las reacciones de los viandantes se han limitado a "miradas", pero no es infrecuente que otros hogares de la organización denuncien faltas de respeto. No obstante, sí lamenta igualmente problemas con la burocracia: "Aparezco como madre de mi hija en lugar de su padre".
Paniagua siempre quiso tener una familia. Cuando fue consciente de su orientación sexual, sin embargo, desechó la idea. "Al ser gay di por hecho que no iba a tener hijos nunca", pero "hoy día no puedo concebir mi vida sin mi marido y mi niña, son todo por lo que he luchado", celebra. Tras descartar la adopción nacional por los plazos "desorbitados" y la internacional por la "discriminación" homófoba de ciertos países, la pequeña nació en Canadá, donde la gestación subrogada es legal si la gestante no recibe compensación económica. Un método polémico frente al que Paniagua pide principalmente "respeto" y escuchar las distintas voces. "Cada uno es libre de opinar", pero ningún niño merece ser parado por la calle para cuestionar sus orígenes e increpar a sus progenitores por ello.
El acogimiento, un modelo de familia "fundamental"
Muchos menores no tienen la posibilidad de permanecer en todo momento con su familia biológica, pero sí deberían tener el derecho de contar con el apoyo de un hogar en cualquier circunstancia. Desde la asociación Familia Acoge de Jaén, su presidenta, Charo Morales, defiende por ello lo "fundamental" de la acogiday pide su "normalización" en la sociedad como un tipo más de familia.
El acogimiento busca dar cobijo a los niños a la vez que, en la mayoría de los casos, mantener la relación con sus progenitores biológicos, uno de los motivos más importantes por el que no se suele optar por la adopción. Existen hasta cuatro tipos (de urgencia, temporal, permanente y especializado), pero todos tienen el mismo objetivo: "Acompañar, cuidar y velar por los menores mientras se resuelve su situación".
"Nosotros no somos el fin de la vida de los niños, sino el medio. Somos los que les acompañamos en un periodo de su vida procurando sembrar valores y experiencias que les sean útiles", contribuyendo a su desarrollo integral y ayudándoles a cargar la "mochila" del pasado. Tarea para la que se precisan grandes dosis de "generosidad" y "solidaridad" y que, en el caso de Morales, madre también de tres hijos biológicos, ha terminado en la adopción tras un acogimiento permanente de 12 años.
Los progenitores de acogida transitan por muchas incertidumbres, como la de la aceptación de los menores en su nuevo entorno, pero para la presidenta de Familia Acoge todas merecen la pena por historias como la de Raúl, un joven de la asociación que fue acogido a los cinco años. Aunque confiesa a RTVE.es que no ha tenido una vida fácil, pues el miedo le ha acompañado, ahora va a la universidad y siente que "casi todo" lo que ansiaba "ha sido posible" gracias a su familia de acogida. "No debería haber ningún niño en un centro", concluye el joven.
Madres y padres solteros: "Mi hijo no tiene ninguna carencia de figura paterna"
Según la última Encuesta Continua de Hogares del INE, en España hay 1,9 millones de hogares monoparentales, y más del 80% están sustentados por mujeres. Este modelo de familia puede estar formado por diversos motivos que van desde la propia elección hasta la viudez, aunque todos ellos tienden a presentar vulnerabilidades. Se cree, de hecho, que hasta el 54,3% de las personas que viven en hogares formados por un adulto con hijos está en riesgo de pobreza o exclusión social.
"Falta mucha corresponsabilidad social", asegura al respecto Alicia González , mamá de un niño de cinco años y miembro de la Asociación Madres Solteras por Elección. "Te dicen que como has elegido ser madre sola tienes que apechugar, pero yo no he elegido vivir apartada de la sociedad", añade. Para ella, ser parte de una familia monoparental significa necesitar apoyos específicos o inclusiones como la de añadir una casilla en la declaración de la renta para su tipo de maternidad. "Me siento muy discriminada. De bocas para afuera parece que ya estamos integradas, pero realmente no es así", insiste.
Pero González observa también la falta de integración de forma más directa en la calle. Durante años buscó "el pack de la familia feliz" que nunca llegó y decidió convertirse en madre a los 39 años tras "reeplantearse" su modelo de hogar y desterrar las "connotaciones peyorativas" sobre la maternidad en solitario con las que había crecido. Desde entonces ha recibido comentarios cuestionando su sexualidad, su "egoísmo" o animándole a esperar al hombre indicado por el bien de su vástago.
"Yo respondo que mi hijo no tiene ninguna carencia. Me he encargado de que tenga referentes masculinos y, si cuando sea mayor de edad quiere saber más sobre quién es su donante, su madre le ayudará", defiende. Sentir que comparte de forma similar Jaime Peñalba, padre soltero de una niña de tres años e integrante de la asociación Monopapis. En su caso, su hija nació fruto de la gestación subrogada en EE.UU. y asegura que mantiene tanto el vínculo con la gestante y la donante como la total transparencia con la pequeña: "Mi hija no tendrá la más mínima duda de quién es".
Peñalba se considera afortunado. Es padre soltero, pero cuenta con una gran red de apoyo familiar, un "halo" de personas que hizo que tuviese la seguridad suficiente para de lanzarse a la piscina de la paternidad en solitario, decisión que a muchos hombres -"sobre todo heterosexuales"- les cuesta tomar, ya sea a través de la acogida, de la adopción o de otros métodos. Él no lo ha sufrido en su empresa, pero "hay mucha gente que no entiende que un hombre se coja una baja de paternidad de 16 semanas o que pida las dos de lactancia para alimentar a su hijo", denuncia.
Las familias "enlazadas" y la importancia de mostrar el amor "sano" y "real"
Rocío López es terapeuta Gestalt y, junto al pedagogo Miguel Ángel Corrales, acompaña a familias divorciadas y "enlazadas" desde Creada Separaciones Conscientes. Ellos mismos forman parte de este último modelo de hogar, conocido también como familias "reconstituidas" y compuesto por una pareja en la que uno o ambos miembros tienen hijos de una relación anterior. Un tipo de vínculo que permite "ofrecer a nuestros hijos un modelo de pareja mucho sano y real" en lugar de perpetuar relaciones disfuncionales cuando el matrimonio no ha funcionado.
Sin embargo, este tipo de familias no está exento de estigmas. "Hay un discurso de apertura en los medios de comunicación y a nivel político, pero la realidad es que todavía estamos muy lejos de la inclusión", expresa al respecto Corrales. De acuerdo con el coach, enfrentan una cantidad enorme de "creencias limitantes" sobre "lo que es una familia" que hace que sientan que han perdido la suya o que es menos "válida".
Los hogares "enlazados", además, enfrentan diversas particularidades. Entre algunos retos se encuentran la creación de vínculos entre los hijos de la pareja, la delimitación de los roles, las relaciones entre los distintos miembros o la necesidad de tener en cuenta a los progenitores no convivientes como agentes educativos. A ellos se le suman igualmente dificultades como la de no poder declararse familia numerosa, denuncian López y Corrales, cada uno con dos hijos de entre 11 y siete años.
Obstáculos ante los que, a veces, los niños ofrecen lecciones de vida. "Nosotros trazamos un plan a cinco años vista para que nuestros hijos se conocieran y convivir, pero todo aquello se adelantó muchísimo porque nos mostraron que el camino del amor, el amor de verdad, está libre de juicio", rememora la pareja. Al final, dicen, se percataron de que los menores en realidad "no necesitan que sus padres sigan juntos, sino que seamos felices". Y eso hicieron.
Un ejemplo más de la diversidad para que entiendan que, el día de mañana, también ellos pueden crear la familia que deseen.