'Monsieur' Frémaux, el jefe yudoca que defiende Cannes: "El futuro del cine está en manos del cine"
- El consejero delegado del certamen alaba la diversidad de la nueva edición que comienza el martes 16
- Destaca el auge del cine español y espera que una posible huelga no cause cortes en el suministro eléctrico
Thierry Frémaux, el mandamás del Festival de Cannes, tiene tres ídolos: Martin Scorsese, Bruce Springsteen y Eddy Merckx. Del primero ha logrado que acuda a Cannes por primera vez en 37 años con su anhelada Killers of the flower moon, al segundo lo vio hace dos días en concierto en Nanterre, y el tercero aparece cualquier día en La Croissete en maillot amarillo porque nada, o poco, se resiste a una de las personas con más poder en el cine.
Frémaux (Tullins, 1960) es el cuello de botella del mejor cine de autor mundial. La mayoría de las películas quieren estar en Cannes y el angosto acceso desemboca en una puerta en la que él tiene la última palabra. Un poco como su imagen al recibir a los equipos en la alfombra roja de gala del Palacio de Festivales de Cannes: sonriente y de pie frente a la escalinata, consciente de ser el Napoleón de su pequeño imperio.
Queda un día para el comienzo del festival y escuchándole parece que escampan todos los nubarrones de la industria del cine. Siempre con buen talante, cambiando de idioma según su interlocutor y lleno de energía y entusiasmo. “El cine se salva a sí mismo. Existe, y es popular, porque amamos el cine. Es así para Top Gun: Maverick, Parásitos o el cine de autor. El cine nos cambia. El futuro del cine está en manos del cine”.
Parece un simpático jugador de cartas y, como se dice en el mus, “la boca no hace juego”. Un ejemplo: Pedro Almodóvar adelantó por su cuenta en diciembre, en un podcast junto a Dua Lipa, que Extraña forma de vida estaría en Cannes porque Frémaux le había pedido que aguantará sin estrenarlo. Hace solo un mes, Frémaux, se hacía el sueco extremo al respecto en una entrevista con Variety: “Es un corto, creo”. Hoy en rueda de prensa se desdice alegremente recordando que eligió en diciembre el corto. A Frémaux hay que escucharle entre líneas.
Cuando no quiere polémica, despacha diciendo que solo habla de cine. ¿Por qué no está la película de Woody Allen? “No hablo de películas que no están”. Cuando no le importa mojarse un poco, se moja. Como cuando le preguntan sobre la inconveniencia, para el espectador estadounidense, de abrir el festival con una película en la que participa Jonhny Depp (Jeanne du Barry). “No estoy familiarizado con la imagen de Depp en EE.UU. Vimos la película y ya. Creo en la libertad de expresión y acción dentro de la ley. Soy la persona del mundo menos interesada en el juicio que tuvo. Solo me interesa el actor. Está muy bien en la película y su papel no es fácil”.
España es el país invitado este año en el Marché du Film, el mercado más importante del cine, y el delegado general de Cannes lo ha destacado. “Es un hecho importante. La situación de las salas es complicada, pero en España hay grandes profesionales y grandes festivales como San Sebastián, Sevilla o Málaga. Es un país muy activo y bienvenido al festival como el año pasado con Sorogoyen. Este año Almodóvar decidió expresarse en un cortometraje. A Víctor Erice (que regresa 30 años después) recuerdo que le escogimos de jurado el año que presidía Tim Burton y me preguntó por qué. ‘Quiero que el mundo sepa que estás vivo’, le dije. Y este año tiene nueva película”.
Defensa de la diversidad en la selección y sin miedo a los apagones
Cannes se está ganando fama de competición con plaza fija para autores consagradísimos como Ken Loach, Marco Bellocchio, Nanni Moretti o Aki Kaurismäki, que compiten por incontable vez cada uno por la Palma de Oro, pero Frémaux dibuja rápidamente un marco positivo. “Es un diálogo entre dos generaciones. Los mayores están ahí y es como si dijeran: el cine para nosotros es esto. Los que vienen detrás traen sus propuestas. Hablamos al final del festival del resultado”.
El festival es una burbuja de dos semanas, pero el mundo exterior amenaza en forma de huelga en las centrales nucleares e hidroeléctricas,un factor que ya provocó interrupciones en las proyecciones de 2009. “El primer ministro ha hablado con los sindicatos y tenemos un diálogo con la CGT positivo. ¿Posibles apagones? Veremos”. Y destaca el compromiso del festival en la lucha contra el cambio climático, anuncia algún acto el próximo lunes y recuerda que quiere continuar su apoyo a Ucrania. Incluso aprovecha las quejas por la dificultad informática para conseguir entradas para reclamar “un nuevo edificio para más gente pueda ir al festival”.
Frémaux es cinturón negro (grado de 4º dan) de judo. Su última biografía (lleva dos) se titula Judoka y afirma que fue la práctica del arte marcial la que le llevó a la cinefilia. Algo de ese competido nato queda cuando le preguntan sobre las declaraciones de la actriz Adéle Haenen, que hace cinco días anunció que se retiraba del cine por la “complacencia” de la industria con los depredadores sexuales y acusó a Cannes de ser parte del problema por solo tener tres mujeres cineastas en competición en 2022.
“Elegimos películas. Punto. Y cuando tenemos dudas entre una película similar de un hombre o una mujer, elegimos la mujer. Cuando es entre una película francesa o estadounidense frente a una de país menos frecuente, elegimos en país menos frecuente, como la película de Mongolia que tenemos este año”, aclara Frémaux. “Es una forma de evolución. Entiendo esa crítica en 2010, pero desde 2020 apostamos por la paridad en la selección Este año tenemos siete directoras de 20 películas. Es un porcentaje que supera el de mujeres directoras que hay en el mundo. Vivimos en un mundo complejo y hablamos de Cannes por las polémicas. ¿Pensáis que esas declaraciones reflejan lo que es Cannes?”.