La ONU eleva al 2,3% su previsión de crecimiento económico mundial para este año
- El organismo ha revisado al alza sus previsiones gracias a mejores perspectivas en Estados Unidos, Europa y China
- A su vez ha empeorado en dos décimas su previsión para 2024, cuando espera que el mundo crezca un 2,5 %
La ONU ha revisado este martes al alza sus previsiones para la economía mundial y augura ahora un crecimiento del 2,3% para este año, gracias a mejores perspectivas en Estados Unidos, Europa y China.
La organización ha mejorado en cuatro décimas su cálculo respecto al que había publicado en enero, pero ha empeorado en dos décimas su previsión para 2024, cuando espera que el mundo crezca un 2,5%.
Naciones Unidas, en un informe, atribuye la revisión de 2023 principalmente a la resiliencia del gasto de los hogares en EE.UU., a mejoras en la Unión Europea (UE) por el consumo y la bajada del precio del gas y a un mayor crecimiento en China por el levantamiento de restricciones impuestas por la covid-19.
Como elemento positivo, la organización destaca sobre todo la fortaleza demostrada por el mercado laboral en las economías desarrolladas, con altas tasas de empleo en Estados Unidos y Europa y mejoras salariales en muchos lugares.
Mientras, señala que precisamente esa situación está complicando el trabajo de los bancos centrales para controlar la inflación, que continúa muy alta en numerosos países y avisa de que hace falta más cooperación para asegurar que el fuerte ajuste monetario que se está viendo no hunda las economías de los países en desarrollo.
Mejoras y riesgos en Estado Unidos
La ONU espera que la economía estadounidense crezca este año un 1,1% (7 décimas más de lo que preveía en enero), pero advierte también de que en los últimos meses se han hecho evidentes "fragilidades significativas", por ejemplo con la reciente crisis bancaria y las dificultades para controlar la inflación.
Para finales de 2023 y principios de 2024, Naciones Unidas espera una contracción como consecuencia de previsibles correcciones en el mercado inmobiliario y en la demanda de crédito, que deberían frenar el gasto y la inversión.
En 2024, prevé que el producto interior bruto (PIB) estadounidense crezca un 1%, siete décimas menos que antes.
Una Europa más resistente de lo previsto
En el caso de Europa, el informe apunta a que las economías del Viejo Continente "han demostrado ser más resistentes de lo esperado anteriormente" y, por ello, mejora en 7 décimas la previsión de crecimiento para este año, hasta el 0,9%.
"Aunque los altos precios de la energía, la persistente inflación y el agresivo ajuste monetario han pesado mucho sobre el crecimiento económico, la mayoría de los países han escapado hasta ahora de una recesión y la perspectiva a corto plazo ha mejorado", señala el documento, que no ofrece datos desglosados por países.
Para 2024, la ONU ha rebajado en una décima su previsión de crecimiento en la Unión Europea (UE), hasta el 1,5%.
En el caso del Reino Unido, la ONU sigue esperando una contracción económica para este año, pero menor de lo previsto, sólo del 0,1 %, y un rebote del 1,1% el año próximo.
Uno de los mayores cambios respecto al informe que Naciones Unidas había presentado en enero se da con Rusia, pues mientras que entonces preveía una caída del 2,9%, ahora espera que sea sólo del 0,6%.
Por su parte, la economía de China, uno de los grandes motores del crecimiento mundial, progresará este año un 5,3% (5 décimas más) y un 4,5% el próximo (sin cambios) gracias a la recuperación del consumo y de las inversiones tras el fin de muchas de las medidas de emergencia establecidas durante la pandemia.
Sin cambios en Latinoamérica
En Latinoamérica y el Caribe, la ONU mantiene su previsión de crecimiento del 1,4% este año y revisa en una décima, hasta el 2,4%, la de 2024, al considerar que se confirma la ralentización de la que ya advertía en enero y que afecta particularmente a Argentina, Chile, Brasil y Colombia.
A pesar de que 2023 será menos negro de lo que Naciones Unidas esperaba inicialmente, la organización subraya que el mundo se enfrenta a la perspectiva de un periodo prolongado de bajo crecimiento por los efectos que dejó la pandemia, el creciente impacto del cambio climático y problemas macroeconómicos que siguen sin resolverse.
Ello plantea problemas especialmente para regiones como África y Latinoamérica, donde parece confirmarse un estancamiento a largo plazo y donde las economías no están siendo capaces de facilitar las inversiones que se consideran necesarias de cara al futuro.