Cuando a las dudas de donar un órgano se suma la presión de tu empresa: "Puede resultar un motivo de despido"
- La donación conlleva muchas ausencias en el trabajo en días discontinuos por las pruebas médicas y las sesiones informativas
- El Congreso estudia crear una ley para proteger a los donantes frente a las consecuencias laborales
Mari Carmen estuvo siete años en predialisis debido a una vasculitis en los riñones que amenazaba con sufrir complicaciones. Cuando tuvo que afrontar la posibilidad de someterse a un trasplante, sus hermanos no se lo pensaron dos veces y se presentaron como posibles donantes vivos "Era la única opción que tenía, pero sabía que mi familia me iba a responder", cuenta a RTVE.es. A partir de ese momento comenzó un largo camino lleno de pruebas médicas, burocracia y, sobre todo, espera.
En su caso, empezaron el proceso en septiembre y el trasplante no se produjo hasta el mes de abril. Hicieron un total de 33 visitas al hospital para poder elegir al donante y comprobar que todo cumplía con los requisitos. "Primero hay que ver la compatibilidad y luego empiezan los procesos administrativos. Te tienen que ver la trabajadora social, la psicóloga y un comité de ética", cuenta.
"Necesita hacerse una evaluación psicosocial para garantizar que la donación se produce de forma libre, sin ningún tipo de coacción", explica por su parte la presidenta de la Organización Nacional del Trasplante (ONT), Beatriz Domínguez-Gil. A todo ello se suma la cirugía, el tiempo de recuperación y las revisiones posteriores, que pueden durar toda la vida.
Todo esto conlleva muchas ausencias o retrasos en el trabajo en días discontinuos que pueden tener consecuencias negativas en el ámbito laboral del donante, hasta el punto de tener pérdidas económicas o poner en riesgo su puesto. "Conozco muchas personas trasplantadas que sus familiares, sobre todo los que han trabajado en empresas privadas, han tenido muchas dificultades y presiones en el proceso", cuenta Mari Carmen.
Pone también de ejemplo a uno de sus hermanos, que veía con agobio cómo los retrasos en las citas y los tiempos de espera podían afectarle. "Es portero en un bloque de pisos y se ponía atacado porque, por ejemplo, la visita al hospital no es siempre puntual. Te dicen a las 16:30 y te pueden atender a las 17:15", dice. Por suerte, su donante fue otro de sus hermanos, Pepe, que trabajaba para la administración pública, por lo que tuvo más facilidades para poder llevar a cabo los trámites.
Fidelitis, un despacho de abogados que trabaja habitualmente con asociaciones de pacientes en materia de incapacidades laborales y Seguridad Social, también señala que las bajas previas para los trámites "pueden resultar un motivo de despido". No obstante, destaca que desde el año pasado se dictaron "sentencias favorables que comportan la nulidad del despido, así como la indemnización para el trabajador" en casos relativos a incapacidades temporales.
"La empresa tiene que demostrar que no ha sido esa enfermedad o esa discapacidad el motivo del despido, sino que ha sido otro: el que haya empeorado su rendimiento o que cometan errores continuados, etcétera", explica a RTVE.es el presidente de Fidelitis, Lorenzo Pérez, que señala que mucha gente desconoce esto y no se anima a defender sus derechos.
"Recuperarme bien me costó casi un año"
Además de las posibles penalizaciones laborales, las personas donantes muchas veces tienen que renunciar a sus trabajos voluntariamente para cuidar de su familiar. Es el caso de Aurora, que dejó de trabajar como peluquera cuando su hijo de tres años enfermó por problemas en el riñón. "Aparte de yo no encontrame bien, tenía que estar cuidándolo a él, y quién mejor que una madre", cuenta a RTVE.es.
“Al final hay un sueldo menos en casa“
Decidió donarle uno de los suyos para evitar que entrara en diálisis y, aunque el proceso del trasplante duró poco, el de recuperación fue más duro de lo esperado. Asegura que no podía volver trabajar "por mucho que quisiera": "Recuperarme bien me costó casi un año, yo me cansaba muchísimo".
Señala que por ello siempre se echa en falta cualquier tipo de ayuda o apoyo económico ante una circunstancia que "no es fácil". "Al final hay un sueldo menos en casa", subraya.
Para ella, aunque no tenga una discapacidad, conlleva también unas secuelas que hay que tener en cuenta para poder retomar su día a día. "Quieras que no, a mí me lo dijeron claramente cuando fui a donar: '¿Eres consciente de que se te van a quitar años de vida?'", confiesa. Además, recuerda la carga emocional que pueden suponer estas situaciones. "Si hubiera tenido una ayuda psicológica para mí hubiera sido mucho más fácil, porque había días en que me lo pasaba llorando", cuenta.
Una baja específica similar a la de maternidad
Para evitar las posibles penalizaciones laborales o que se tengan que afrontar procesos judiciales que desgasten, numerosas asociaciones de pacientes y trasplantados han reclamado durante años que se les pueda conceder una mayor seguridad sociolaboral a los donantes vivos.
“Alivian la lista de espera y contribuyen al menor coste del trasplante“
"Es lo menos que se debe a personas que se someten a una cirugía por ayudar a otra persona, a un ser querido", insiste Domínguez-Gil, que destaca no solo el altruismo por un familiar, sino para el sistema completo: "Alivian la lista de espera, liberan a un paciente de diálisis y, por lo tanto, contribuyen al menor coste del trasplante y a la sostenibilidad del sistema sanitario".
Precisamente, el Congreso de los Diputados ha dado luz verde este jueves a la toma en consideración de una proposición de ley que recoge, entre otras medidas, crear una baja laboral específica para los donantes vivos de órganos que se extendería desde el día del ingreso para la cirugía de donación hasta recibir el alta médica.
Además, incluye la protección del donante frente a consecuencias como el despido ante las ausencias del puesto para asistir a las sesiones de información, consentimiento o exámenes clínicos previos.
Esta propuesta, orientada sobre todo a la abstracción renal y hepática y presentada por el PSOE, ha sido bien recibida y apoyada por todos los partidos políticos, que se han referido a la donación de órganos en vivo como "un gesto altruista y generoso" que merece tener facilidades. Así, ha iniciado su trámite parlamentario con 327 votos a favor y uno en contra.
"Consideramos que estas personas tienen que estar debidamente protegidas desde un punto de vista sociolaboral, de tal forma que puedan tener la opción de esas ausencias para la evaluación y que durante su baja tengan una protección similar a la de una baja por maternidad, de tal manera que no sufran pérdidas económicas a consecuencia de este gesto altruista", explica la presidenta de la ONT.
¿Cómo funciona actualmente?
De momento, el proceso de la donación de órganos se cubre a través de la prestación de incapacidad temporal por enfermedad común. "Todas las limitaciones que pueda tener una baja temporal por enfermedad común son las mismas que te vas a encontrar para una donación", recuerda Pérez.
Así, una de las grandes diferencias con la nueva baja estará marcada en el importe a recibir. "Ahora mismo los tres primeros días corren a cargo del trabajador, por lo que no recibe ningún importe. A partir de ahí hasta el día 20 recibe el 60% [del salario]" explica Pérez. Por contra, la idea de la proposición de ley es "que desde el día siguiente a la baja se cobre el 100%". Además, no habría que disponer de una cotización previa.
Por otro lado, en estos momentos el período de baja depende de la estimación de la inspección, desde la cirugía hasta la recuperación. "Sin embargo, lo que se está proponiendo en el Congreso es que se asemeje más a la baja de maternidad, con un periodo más o menos prolongado", continúa Pérez, que calcula que podría ser cercano a los cuatro meses.
Aunque la proposición está en fase previa y a la espera de modificaciones por parte de las formaciones políticas del Congreso y el Senado, Pérez considera que no incide tanto en "la fase previa", es decir, en las ausencias para los trámites. "No se está teniendo en consideración y es tan importante como la posterior", insiste. "De momento veremos a ver cómo se va desarrollando y si se desarrolla positivamente y se incluye, pues será mucho mejor y más completa".
Cientos de personas podrían verse favorecidas por esta baja
España encabeza desde hace años la actividad de donación y trasplantes con las tasas más altas del mundo, con al menos 15 diarios. Según datos de la ONT, en 2022 un total de 350 personas donaron un riñón y cinco personas parte de su hígado en vida. Muchos de ellos son, además, familiares de los trasplantados.
Todos ellos podrían verse favorecidos por la nueva ley. "Con ella no buscamos directamente el incremento en el número de trasplantes, sino que estas personas estén debidamente protegidas", recuerda Domínguez-Gil. Sin embargo, no descarta que pueda "hacer que personas que a lo mejor por sus circunstancias laborales fueran reticentes y con esta nueva situación estén más proclives a donar".
"Si la propuesta se aprobara, eso sería magnífico", opina Mari Carmen. "Ya de por sí la persona que dona tiene sus dudas y su angustia, porque aunque es un acto de amor, cuesta decidirlo. Si encima mantienes la presión de la empresa, pues imagínate", opina.