'La pecera', las heridas abiertas del colonialismo en el medioambiente de Puerto Rico y el bálsamo solidario
- Un drama que enlaza lo íntimo con lo político sobre el impacto de la "basura bélica" en el Caribe
- La cinta se estrena este 26 de mayo tras su éxito en Sundance y el Festival de Málaga
En la superficie la pequeña isla de Vieques, al este de Puerto Rico, deslumbra con la belleza de un paraíso natural, pero bajo sus aguas decenas de artefactos tóxicos envenenan el medioambiente y la salud de sus gentes desde hace seis décadas.
La llamada "basura bélica", que no es otra cosa que material militar desde explosivos a maquinaria plagada de metales pesados, es el rastro de las maniobras del ejército estadounidense en la zona desde los años 50 cuando se utilizaba como un inmenso campo de tiro.
Escarbando en esta herida abierta-social y ecológica- y las herencias del colonialismo (Puerto Rico es "Estado Libre Asociado" de EE.UU. desde 1899), la directora puertoriqueña Glorimar Marrero ha levantado su ópera prima, La pecera, que ha tenido una buena acogida en Sundance y el pasado Festival de Málaga.
La pecera es una metáfora-luminosa, doliente- sobre la enfermedad de la tierra y del cuerpo con el agua como caudal narrativo, "agua estancada" pero también "bálsamo", que es a su vez un aldabonazo a las conciencias sobre unas islas "abandonadas" a su suerte, señala la realizadora.
En una sucesión de desgracias, Puerto Rico ha sido azotada por el colapso económico de 2006, por los huracanes Irma y María en 2017 más un fuerte terremoto en 2020, sumados a la desidia institucional, denuncia Glorimar Marrero.
"Se cumplen 20 años desde la salida de la Marina de los Estados Unidos y la contaminación sigue allí. La limpieza que se ha hecho hasta ahora ha sido muy superficial, solo del subsuelo. Contratan a vecinos para hacerla en un trabajo bien pagado en un lugar con pocas oportunidades de empleo. Esto también es un hecho económico", indica sobre arriesgar la salud por pura necesidad.
El reflejo ecológico en la cinta se ha elaborado desde el rigor de una investigación sobre la "limpieza bélica" y su amenaza a la cuenca del Caribe.
"Descubrí que hay un protocolo de marcado de perímetro y de cepillado con detector de metales para identificar los artefactos. Pero nunca ha llegado la máquina para que sean explotados de forma segura y la contaminación alcanza aire, agua y suelo. Es como cambiarle la forma al tóxico. Ha habido una lucha muy grande por parte de los viequenses con organizaciones comunitarias de denuncia por esta situación".
Hasta esta isla municipio de 10.000 habitantes ("una colonia dentro de otra") retornará Noelia (Isel Rodríguez), una mujer con cáncer de colon metastásico que toma dos decisiones trascendentales: abandonar el tratamiento para gozar de libertad en una determinación férrea por gobernar esta última etapa de su vida, frente a la presión de su pareja y familia.
En paralelo se une a un grupo de activistas medioambientales que pelean por el entorno de su tierra natal en un David frente a Goliat. La cooperación vecinal es el hilo precario del que penden supervivencia y esperanza.
"Ahora mismo no hay hospital porque se destruyó en 2017 con el huracán y lo que tienen es una salita médica muy pequeñita. Las mujeres se organizan y hay acompañamiento para las que tienen que hacerse una biopsia en el área metropolitana de San Juan, que tienen que salir en lancha y volver", radiografía sobre un día a día trazado por la solidaridad.
"Hay una gesta social para producir sus propios alimentos o trabajar con energía solar. También en el ejercicio de maestros y maestras en las escuelas públicas que siguen allí, que son pocas. Hay un espacio de resistencia y trabajo comunitario".
La enfermedad en la tierra y en el cuerpo
La pecera es un drama intimista compuesto de capas y silencios donde la crudeza del cáncer no se escamotea, al contrario, se muestra en primeros planos de cicatrices sangrantes. Un impacto consciente que sin embargo no renuncia al realismo mágico en la pureza de su escena final con el agua, de nuevo, como trasfondo.
"Para mí era importante visualizar la enfermedad. Trabajamos con una doble natural (una paciente real) para no tener que utilizar nada de látex que fuera como es tal cual porque no creo que haya que esconderlo (...) El nivel de tumores y de otras patologías complejas es elevadísimo en Vieques, producto de la contaminación", explica Marrero que arrancó la historia como una resignificación del duelo ante la muerte de su madre, enferma de cáncer.
Glorimar Marrero es activista y artista multidisciplinar, también forma parte de la punta de lanza de directoras puertoriqueñas que enfocan hacia otras realidades. Despuntan con mirada propia en un foro hasta ahora clausurado.
"La historia cinematográfica puertorriqueña cuenta con alrededor de sesenta títulos en obras de ficción. Solo cuatro han sido dirigidas por mujeres. Esto me urge a contar no solo una historia sobre un personaje femenino, sino a encaminar todo un proyecto realizado con una visión autoral femenina. En Sundance coincidimos tres directoras en exhibición pero queda mucho por hacer". Una ola que rompe esta pecera estanca que a su vez es grito mudo y humanista.
La pecera es una coproducción de España y Puerto Rico. Está participada por RTVE y se estrena en cines este 26 de mayo. La pecera es una coproducción de España y Puerto Rico. Está participada por RTVE y se estrena en cines este 26 de mayo.