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Brecha salarial y barreras laborales: por qué los hombres son minoría en las excedencias para cuidar de los hijos

  • En el primer trimestre del 2023, 10.300 mujeres pidieron este permiso frente a 1.869 a hombres
  • El número de excedencias ha aumentado un 48,5% respecto al mismo periodo del ejercicio 2022

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Un padre cuida de su hijo
Un padre cuida de su hijo

''El vínculo te lo da poder pasar más tiempo con tus hijos. Es una etapa muy laboriosa, pero muy bonita'', así recuerda Cristian la excedencia que se cogió para poder estar con su hijo pequeño. Cristian es uno de los pocos hombres que tomó la decisión de renunciar a su trabajo para cuidar de su niño. Según los datos del Ministerio de Seguridad Social, en el primer trimestre del año el número de excedencias dadas para el cuidado de un menor u otro familiar fue de 12.169, de las que 10.300 correspondieron a mujeres, el 84,6%, y 1.869 a hombres, lo que equivale al 15,3%.

Estos datos demuestran que cuidar todavía es cosas de mujeres. A pesar de que el número de excedencias ha aumentado un 48,5% respecto al mismo periodo del ejercicio 2022, siguen siendo ellas las que renuncian a su puesto de trabajo para quedarse con los niños.

En casa de Cristian decidieron no hacerlo así y acordaron que, cuando naciera su segundo hijo, sería él quien renunciaría a su empleo como educador social durante tres meses. Recuerda que cuando nació su hija mayor solo había dos semanas de baja de paternidad y su pareja le cedió otras dos para que así pudieran estar con la niña hasta que cumpliera el mes.

''Nos pareció ridículo, por lo que con el pequeño cogí el permiso de paternidad, que ya eran cuatro semanas y luego tres meses de excedencia'', explica Cristian a RTVE.es.

''Mi intención fue llegar hasta el verano, que es cuando ya la mayor dejaba de ir al colegio y podíamos estar un poco más liberados. Así, mi pareja no iba a tener que estar corriendo de un lado para otro porque en verano siempre se está un poquito más relajado'', añade.

A pesar de que ni él ni su mujer tienen sueldos muy elevados, decidieron renunciar a uno de ellos porque tenían un dinero ahorrado. ''Recortamos de aquí y de allá, pero yo tenía claro que no quería dejar a mi pareja sola con los dos''.

Bajas que se quedan cortas

Daniel, al igual que Cristian, también decidió cogerse este permiso. En el momento en que se la pidió el permiso de paternidad seguía sin ser igual al de las mujeres y en lugar de 16 semanas solo tuvo 12. Así que decidió cogerse tres meses porque el objetivo era que no fuera a la guardería hasta que tuviera al menos un año. Además, su hijo nació en plena pandemia, por lo que intentaron alargar su tiempo en casa lo más posible.

''El niño nació en febrero del 2020 y la idea era que justo en febrero de 2021 empezara la guardería, pero a finales del año, cuando había que decidir si reservamos plaza o no, se nos hacía que era muy pronto. Además, con la pandemia no era lo mismo porque las profesoras tenían que llevar mascarillas. Era todo como más frío. Entonces intentamos aguantar hasta que tuviera más del año'', indica a RTVE.es

Esto ayudó a fortalecer el apego con su hijo, ya que, como reconoce Daniel, ''no es sencillo porque cuando tienes que trabajar no es fácil compartir tiempo con él y cuando son pequeños eso se nota mucho''.

La historia de Rodrigo, profesor de secundaria y padre de tres hijos, fue similar. En julio de 2020, justo después del confinamiento, decidió cogerse la excedencia y estuvo sin trabajar hasta diciembre de 2021, justo cuando su hijo cumplió los tres años.

Él y su mujer siempre optaron porque los niños pasaran el mayor tiempo con ellos antes de ir a la guardería. Con el primero se organizaron entre los dos, con el segundo su mujer cogió la excedencia y con el tercero decidieron que fuera él. "Con el pequeño yo acababa un ciclo de director de cuatro años, tenía ganas de cambiar y quería pasar más tiempo con los niños. Era mi momento".

Brecha salarial y barreras laborales

Cristian y Daniel saben que son de los pocos que decidieron posponer un tiempo su trabajo para dedicarse por entero al cuidado de su familia.

"Creo que el cambio se está dando, pero es muy lento. El entorno laboral sigue siendo todavía muy machista y muy sexista, y la brecha salarial también influye porque al final la excedencia también la coges un poco en función de cómo está la situación en casa y de quién gana más", señala Cristian.

Los salarios más bajos son los que se suelen sacrificar con la penalización en el desarrollo laboral que esto supone. "El salario inferior es el que sufre todas las consecuencias, ya sea con una excedencia o con una reducción de jornada. Estos permisos siempre suelen penalizar, aunque sea indirectamente, al que los coge", expresa Nieves García, responsable de la parte técnico jurídica de FESMC-UGT a RTVE.es.

Asimismo, desde la CEOE, explican que "la línea que representa el nivel salarial medio de los hombres es creciente a medida que transcurre su vida laboral, mientras que en la de la mujer aparece un punto de inflexión que se corresponde con el momento de la llegada de su primer hijo, momento en que esta línea que representa los ingresos salariales de la mujer, cae". Para paliar estas diferencias recuerdan la importancia de implementar las políticas públicas "para la atención de la infancia y la dependencia".

Las excedencias para cuidado de un menor se pueden pedir hasta que el niño cumpla tres años y el trabajador puede regresar al mismo puesto si la duración ha sido de 12 meses. Además, mientras dure, será computable a efectos de antigüedad y el empleado tendrá derecho a asistir a cursos de formación profesional.

Aunque es completamente legal, Daniel asegura que es un "privilegiado" porque no tuvo ningún problema en su empresa. "Soy muy consciente de que fue un privilegio porque trabajo en una empresa en la que el convenio reconoce todos estos aspectos y sobre todo no hay ningún temor, no hay ninguna inquietud, a que luego vaya a tener repercusiones indirectas en el trabajo. Yo no he tenido ninguna insinuación, amenaza, reprimenda porque me haya cogido esos permisos y soy muy consciente de que no es lo habitual, hay mucha gente que sus empresas, aunque legalmente esté reconocido, pues hay presiones y está peor visto", relata.

Lo mismo sostiene, Rodrigo, que recuerda las ventajas que tuvo gracias a ser profesor y a la "generosidad de sus compañeros". "A la hora de pedir una excedencia -señala- depende mucho de tu trabajo. Al ser funcionario, puedo disfrutar de unas ventajas que en otros trabajos, amigos míos no pueden, y si cogen una excedencia o una reducción, su carrera profesional se frena mucho más. Es importante el momento profesional de cada uno y sus opciones, motivaciones, salario y contraprestaciones, así como el momento emocional".

A diferencia de Rodrigo, Juan, padre también de tres niños, reconoce que "la teoría es muy bonita" y que aunque le hubiese encantado poder quedarse en casa, él y su mujer no podían hacer frente económicamente a esa situación. "En la práctica no hemos podido prescindir de un sueldo", subraya.

Aumentan las peticiones de excedencias

Es una tendencia que va en aumento, según los datos de 2022 en el primer trimestre del año se dieron 8.194 excedencias por cuidado de un menor o un familiar, de las que 7.144 correspondieron a mujeres y 1.050 a hombres, 819 menos que en 2023.

"Creo que cada vez más padres se van a apuntar. Una vez pruebas que puedes estar un tiempo con tu hijo o hija, pues me imagino que cada vez más dirán, me apetece participar en los cuidados, en el apego y en la crianza e irá más", sostiene Daniel.

El reparto de los cuidados parece que va en aumento y hay una mayor concienciación de lo que significa la corresponsabilidad. "Los padres estamos más concienciados, la sociedad española va muy en cabeza de este cambio y favorece, poco a poco, que ellos asuman su papel y puedan cogerse reducciones o excedencias", puntualiza Rodrigo.

Por su parte, Cristian, resalta todos los beneficios de poder quedarse en casa para también estar con su hija mayor y que su pareja no "estuviera sola". "Hay toda una vida para trabajar por delante y tres meses arriba o abajo no cambian nada, pero esos comienzos son muy importantes tanto para los hijos como para la pareja", concluye.