Seis libros para iluminar a Murakami, el escritor que amasa cultura pop, realidades simbólicas y virtuosismo narrativo
- El autor superventas japonés es Princesa de Asturias de las Letras 2023
- Murakami mezcla en sus obras la música, los gatos, mundos oníricos y la muerte
Sobre el escritor y traductor japonés Haruki Murakami (Kioto, 1949), Premio Princesa de Asturias de las Letras 2023, han llovido las etiquetas: maestro del misterio, surrealista, posmoderno y hábil creador de mundos paralelos y realidades metáfísicas son solo algunas de ellas.
Esta mezcla única que vincula fantasía con virtuosismo narrativo envuelto en múltiples referencias a la cultura pop, va emergiendo en todas sus novelas donde la música-Murakami es un reconocido melómano y regentó un club de jazz, el 'Peter Cat', antes de dedicarse a la escritura- y su adoración por los gatos son elementos recurrentes.
“Los gatos siempre estaban ahí cuando yo era niño ... No tengo hermanos ni hermanas, de manera que, desde siempre, mis amigos han sido los gatos”, justifica el escritor que se confiesa como "extremadamente tímido".
Sus creaciones no se mimetizan con la realidad y se basan en la construcción de “mundos posibles” y extraordinarios donde "los gatos pueden hablar, las almas abandonan por los noches los cuerpos mientras estos duermen y recorren la tierra, puede que existan dos lunas o que los hombres se conviertan en carneros salvajes mientras entran y salen de una película de los hermanos Marx”.
En una vuelta sobre sí mismo, estos hechos insólitos pueden transcurrir en la mente de un personaje o incluso en un televisor como en su libro After Dark. Murakami lo consigue apelando a mitos antiguos y modernos que desembocan en atmósferas oníricas donde emerge la soledad, la congoja, el cuidado del cuerpo-el novelista también es runner-, el intimismo y las ciudades deshumanizadas.
Son narraciones que suelen presentarse como "aprendizajes" que no se cierran y depositan en manos del lector las conclusiones. Empapadas de budismo y sintoísmo pero también de guiños a la literatura occidental: de Thomas Mann, Scott Fitzgerald y Marcel Prousty a filósofos como Kierkegard o Nietzsche.
El autor más leído y traducido en japonés y eterno candidato al Nobel ha seducido a millones de lectores y toda su obra ha sido publicada en España por Tusquets; pero también cuenta con múltiples críticos que califican sus creaciones de “simples, vacuas o repetitivas” aunque su éxito y magnetismo es inapelable.
Tokio Blues (1987)
Su libro más célebre y el que le lanzó al estrellato es Tokio Blues (1987) titulado en 2005 en España Norwegian Wood y que parte del impacto nostálgico de esta canción de los Beatles en el protagonista. En esta obra, que causó un verdadero furor juvenil en Japón, Murakami ya dibujó algunos de los temas clave que caracterizan su literatura.
La novela apela a la nostalgia y entra de lleno en la pérdida y la sexualidad. El ejecutivo Toru Watanabe evoca sus tiempos de universitario en Tokio y a través de sus recuerdos rememora su relación con dos mujeres totalemente opuestas. Un relato conmovedor en el que vuela el humor delicado y la educación sentimental.
Tokio blues supuso un boom casi comparable al Werther de Goethe en los jóvenes alemanes y europeos de finales del XVIII. “En ambos casos muchos jóvenes se suicidaron por amor, aunque casi más por el efecto mimético que suponían esas obras desencantadas”, apuntan los expertos.
Crónica del pájaro que da cuerda al mundo (1994)
Dividida en dos partes, está valorada como una de sus obras cumbre y "más redondas" con la muerte como otro de sus fetiches recurrentes y claro exponente de su característica fusión de fantasía y realidad, en una suerte de realismo mágico inquietante.
La novela cuenta la historia de Tōru Okada quien después de dejar voluntariamente el bufete de abogados donde trabajaba, y después de que el gato que cuida junto con su esposa de nombre Kumiko se escapara de casa, recibe una llamada que arranca el comienzo de episodios cada vez más bizarros con personajes estrambóticos: ¿quién ha atravesado el espejo?.
1Q84 (2009)
En japonés, la letra q y el número 9 son homófonos, los dos se pronuncian kyu, de manera que 1Q84 es, sin serlo, 1984, una fecha de ecos orwellianos que atraviesan esta novela monumental de más de 1.000 páginas y tres volúmenes. Un retorcimiento plagado de signos y puramente posmoderno donde la música de Beethoven, Liszt, Mozart vertebra.
Estas piezas musicales se asocian a algún personaje o abren puertas a otros mundos como la "Sinfonietta" de Janácek cuando el taxista que lleva a la protagonista pone la radio, suena esta obra, y desencadena toda la novela.
Una asesina, un aspirante a novelista y un libro secreto se mezclan en una historia que suma misterio con el trasfondo de las sectas en un microcosmos enrarecido. Murakami se despliega sin fisuras: detiene el tiempo, construye y deconstruye al lector: ¿quién lee a quién?. Un ping pong diabólico imbricado en los versos de la canción que el líder de la secta tatararea: “Es un mundo circense, / falso de principio a fin, / pero todo sería real / si creyeses en mí.”
Al sur de la frontera, al oeste del sol (1992)
Una novela clásica de amores perdidos y recuperados además de promesas que sobrevuelan, en un destilado de la indefinible sensación de desajuste con el universo que acecha al hombre contemporáneo.
En un trasunto del propio Murakami, el protagonista regenta un club de jazz. Se enfrenta al vacío y la nostalgia en un puro viaje en el que observa una fotografía como palanca del principio/fin. “Al mirar la fotografía me daba cuenta de cuánto tiempo había perdido. Un tiempo precioso que jamás volvería… la miro para llenar ese espacio de tiempo… quiero llenar ese vacío”.
Kafka en la orilla (2002)
"Comparada con la forma de morir, la forma de vivir quizá no tenga tanta importancia. Pero, no obstante, lo que determina la forma de morir es la forma de vivir".
Esta cita apunta a los mimbres sobre los que se asienta esta narración hipnótica e histriónica donde resuenan ecos de El guardian entre el centeno, una obra que el escritor tradujo, y de El Quijote. De esta forma se aúna el relato de iniciación juvenil, arrancado con Tokio Blues, y la travesía rampante por los túneles oníricos.
En capítulos alternos cuenta dos episodios que nunca se cruzan pero a la vez se comunican en una nueva metáfora, en los impares un adolescente y su huida hacia adelante, en los pares, un anciano y sus cuitas. En unas pocas páginas llueven caballas y sanguijuelas, logotipos publicitarios cobran vida y la música de Mozart lo inunda todo.
La caza del carnero salvaje (1982)
Esta vez el escritor mete en la batidora literaria novela negra, cómic y reflexiones sobre el medioambiente y las formas de vida tradicionales en un cóctel de violencia. No obstante, ofrece a sus lectores una manera de aceptar la condición humana que reconcilia con la vida.
El arranque es espectacular: El narrador, un desencantado treintañero, superviviente de su propia juventud, tiene, con un socio más o menos alcohólico, una pequeña agencia de publicidad y traducciones. Se ha divorciado y ha conocido a otra mujer -una modelo publicitaria de orejas, prostituta ocasional y correctora tipográfica- que le seduce precisamente por la perfección absoluta de sus orejas.
El autor también se proclama fan de series míticas como Twin Peaks o Lost y en sus obras no es sorprendente encontrar a Michael Jackson, la cadena Macdonalds o superproducciones estadounidenses. Una mixtura hasta ahora imbatible.