Erdogan se juega por primera vez la Presidencia en una segunda vuelta con pocas opciones para Kiliçdaroglu
- Según los sondeos, el líder del AKP, dos décadas al frente de Turquía, obtendría el 52% de los votos
- Su rival, Kemal Kiliçdaroglu, tratará de arrebatarle la presidencia entre sospechas de fraude electoral
Turquía celebra este domingo una jornada electoral histórica después de que Recep Tayyip Erdogan no lograra la mayoría necesaria tras ganar en la primera vuelta del 15 de mayo. Por primera vez, la oposición, con Kemal Kiliçdaroglu al frente de una coalición de seis partidos muy diversos, parecía tener posibilidades de arrebatarle la Presidencia al líder turco, que ahora parte como favorito en las encuestas.
Esta segunda cita con las urnas, que llega entre sospechas de fraude electoral y con la economía turca en horas bajas, decidirá la continuidad del líder del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) tras dos décadas al frente del país en las que ha ido derivando a un poder cada vez más autoritario. Esta vez, sin embargo, hay menos esperanzas para aquellos que persiguen el fin de la era Erdogan, que en los sondeos de la primera vuelta llegaron a situarse en cabeza.
"Creo que terminaremos por encima del 50%", afirmó Erdogan ante sus seguidores al concluir la jornada electoral el 15 de mayo. Pese a lo que decían los sondeos, el presidente turco, que logró apoyo en zonas de las que se esperaba un voto de castigo, como las más afectadas por los recientes terremotos, se impuso a Kiliçdaroglu, y aceptó una segunda vuelta, convencido de poder ganarla.
"No quiere decir que Erdogan no se viera afectado por tales acontecimientos, pero fue capaz de conservar el apoyo suficiente para situarse como el ganador más probable en la segunda vuelta", expone el profesor en la York University y miembro del grupo de especialistas en Política Turca de la Asociación de Estudios Políticos, Matthew Whiting. "Kiliçdaroglu está haciendo todo lo posible para hacer ver a los posibles votantes que aún podría ganar, pero parece poco probable".
La sombra del fraude electoral
En la primera vuelta, la oposición denunció un intento del Gobierno de bloquear el recuento y la sospecha de irregularidades ha empezado a extenderse. Asimismo, la OSCE, aunque sostiene que las elecciones sí han sido competitivas, ha apuntado a una "ventaja injustificada" de Erdogan.
"Erdogan tiene poderes extraordinarios que envidiarían líderes como Putin y Biden y ha hecho campaña utilizando todos los recursos estatales a su disposición", expone el profesor y miembro del centro de estudios sobre Oriente Medio en la Metropolitan University de Toronto, Mustafa Koc. "Cada día tenemos más pruebas de que ha habido fraude electoral sistemático y a gran escala. La cuestión es por qué la oposición no pudo impedirlo y por qué aceptó los resultados de las elecciones parlamentarias".
"La oposición no pudo revisar las urnas correctamente, ni estar pendiente de todo el proceso. Además, en las zonas del sureste, kurdas, controladas por el Ejército, directamente, no pudieron entrar a fiscalizar", expone la profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Nebrija, Adela Alija.
"Sabemos que hubo fraude a gran escala y que la oposición no supo asegurar las urnas. Se cometieron irregularidades y no fue capaz de impedirlo", explica el investigador en el Barcelona Centre for International Affairs y en el Institut Barcelona d'Estudis Internacionals, Umut Özkirimli. Hace referencia, al igual que Koc, a 20.000 urnas que superaron el 95% de participación, según datos arrojados por el Partido de los Trabajadores de Turquía (Tip), y que plantean serias dudas sobre la legitimidad del conteo.
El investigador de CIDOB pone como ejemplo la provincia árabe y turca. "Los resultados dicen, por ejemplo, que el partido kurdo obtuvo cero votos y el partido nacionalista turco, los racistas, miles. No hay teoría en todo el mundo que explique esto".
¿Elecciones libres?
Como señala Whiting, se suele decir que los comicios turcos no son justos, pero sí libres. Pero aunque el número de votos de los candidatos sea, probablemente, el reflejo de su resultado en las urnas, "las elecciones y la política en la Turquía actual no se desarrollan en un entorno libre". Además del control gubernamental de la prensa, menciona que la persecución y detención de políticos y activistas kurdos, así como el hecho de que grupos de oposición y la sociedad civil "están restringidos" dificulta hablar de elecciones justas.
"Si las papeletas se transfieren de un partido a otro, si la Agencia Estatal, que se supone que debe supervisar los resultados y anunciarlos, trabaja para el gobierno, no son libres", apunta al respecto Özkirimli.
Alija recuerda, por su parte, que "ni la OSCE ni la UE, lo hacen con mucho tiento", por lo que, "al tratarse de una queja de muy bajo nivel y no haberse denunciado los resultados en ningún momento, el panorama no es muy halagüeño".
Por otro lado, la profesora de Políticas y religión de la Northwestern University, Elizabeth Shakman Hurd, añade que "será importante ver hasta dónde llegan Erdogan y sus aliados para asegurarse la victoria si la votación es ajustada" y apunta a la utilización de medios antidemocráticos para mantener el poder en contra de la voluntad mayoritaria.
El voto ultranacionalista y el giro a la derecha de Kiliçdaroglu
El 15 de mayo, el líder de extrema derecha Sinan Ogan obtuvo poco más del 5% del escrutinio, pero enseguida se empezó a hablar de que sus votantes podrían inclinar la balanza hacia un lado u otro. El propio Ogan se jactó, incluso, de que los dos candidatos a la Presidencia han tenido que adoptar sus posiciones para ganarse a sus partidarios.
De hecho, tras la primera vuelta, los expertos subrayan un "cambio de táctica" y "una línea nacionalista más fuerte" en el discurso en Kiliçdaroglu, perteneciente a una de las minorías discriminadas en Turquía, la aleví.
El opositor, además, ha acusado a Erdogan de poner en peligro a Turquía por hablar con "terroristas del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK)" durante la apertura kurda y de ser un antiguo aliado de la Organización de Terror Gulenista (FETO). "El riesgo es que pueda costarle votos entre la comunidad kurda y en las regiones con población kurda, que le apoyaron mayoritariamente en la primera vuelta", menciona el profesor de York.
"La persona que estaba haciendo campaña antes y la de ahora son como dos personas diferentes" menciona Özkirimli. "Era calmado, algo inclusivo. Evitaba la confrontación y, de alguna manera, hablaba de integración y ofrecía algo a todos los grupos, como a los kurdos. De la noche a la mañana, cuando perdió las elecciones, dio un giro radical", explica.
Sin embargo, pese a que el líder de la oposición endureció su discurso e incluso prometió enviar "a casa" a todos los refugiados sirios si llegaba al poder, Ogan, que en un principio parecía que iba a decantarse por Kiliçdaroglu, acabó pidiendo el voto para Erdogan. Se justificó por la victoria del AKP en las elecciones legislativas, celebradas también el 15 de mayo, alegando que Erogán gozará de una mayoría parlamentaria que no tendrá Kiliçdaroglu si le arrebatara la presidencia.
"Si tanto Erdogan como Kiliçdaroglu mantienen el mismo porcentaje de votos que obtuvieron en la primera vuelta, Erdogan sólo necesita que uno de cada diez votantes de Ogan le apoye para ganar la segunda, y esto parece muy factible para Erdogan", apunta Whiting.
Koc, por su parte, opina que "el voto de Ogan debería rondar el 1,5%, y la mayoría de sus partidarios podrían estar más cerca de la oposición, ya que se consideran nacionalistas laicos" y que la única forma de que esos votos puedan cambiar la situación "es dando la impresión a la nación de que sus seguidores se movieron para apoyar al presidente, lo que puede utilizarse como justificación de una victoria de Erdogan por 52-54% el 28 de mayo".
La importancia de la abstención y del control de las mesas
Sin embargo, como apuntan otros analistas, está por ver si ese pequeño porcentaje de votantes de Ogan apuesta realmente por Erdogan y subrayan el papel que jugará el domingo el nivel de abstención.
"La participación será decisiva y podría marcar la diferencia, sobre todo si es muy alta en los centros urbanos más proclives a la oposición, como Estambul", menciona Shakman. Los votos de Ogan pueden ayudar a Erdogan hasta cierto punto, añade, pero "todo dependerá de la participación".
Por otro lado, poco después de que Ogan diera su apoyo a Erdogan, otro líder ultranacionalista, Ümit Özdağ, líder del Partido de la Victoria, respaldó a Kiliçdaroglu. Para ello, según Özdağ, ambos habrían llegado a un acuerdo para deportar a los refugiados sirios y no reincorporar a los alcaldes kurdos.
"Algunas voces hablan, y parece bastante creíble, de un posible pacto entre Özdağ y Ogan. Cada uno apoya a un candidato para asegurar que, sea cual sea el resultado, se proteja el Estado profundo y el nacionalismo turco continúe, pase lo que pase", menciona Özkirimli al respecto.
Por todo lo mencionado, además de un alto nivel de participación, que podría beneficiar a la oposición, algunos de los expertos consultados coinciden en que los resultados del domingo dependerán, en gran medida, de la capacidad de la oposición, que ya ha movilizado a la población para ello, de llevar a cabo un control adecuado de las urnas electorales.
"Si la oposición pudiera revitalizar a sus partidarios, y si pudieran supervisar el proceso electoral con mucho más cuidado para reducir el fraude, podríamos ver resultados diferentes", concluye Koc.