Erdogan, ante el difícil reto de reflotar una economía lastrada por la inflación y mantener el equilibrio exterior
- Se encamina a presidir otros cinco años más el país que le vio llegar al poder hace ya dos décadas
- El líder del AKP se ha impuesto al opositor Kemal Kiliçdaroglu con el 52,14% de los votos
Recep Tayyip Erdogan se encamina a un nuevo mandato de cinco años en una Turquía que le vio irrumpir en el poder hace dos décadas. El líder del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) ha conseguido el 52,14% de los votos, frente al 47,86% del opositor Kemal Kiliçdaroglu, que abanderaba una coalición de seis partidos. "Para los próximos cinco años, nos ha sido entregada a nosotros la responsabilidad de dirigir el país", dijo Erdogan tras confirmar su victoria. "No soy el único ganador, el ganador es Turquía y nuestra democracia", reiteró en su discurso tras la reelección.
Turquía acaba de celebrar unas elecciones presidenciales inéditas. Se trata de la primera vez que Erdogan se enfrenta a una segunda vuelta, ante una oposición fuerte que ha logrado el mejor resultado de las últimas décadas. Algo que se traduce en una población más divida y polarizada. La oposición ha aceptado, aunque con algunas reticencias, el recuento y ha invitado al presidente reelecto a usar con moderación el poder que ostenta.
Las manifestaciones masivas, los escándalos de corrupción, la censura, la falta de libertad de expresión, una crisis económica sin precedentes o las consecuencias del terremoto no han conseguido apartar a Erdogan de la presidencia del país. Y el domingo recogía el guante de una tercera reelección con la inflación, las migraciones, la reconstrucción o los equilibrios de una política exterior como principales retos.
"Desde hace año y medio la economía sufre una crisis inflacionaria muy grande debido a las medidas heterodoxas de Erdogan", explica Lara Villalón, periodista freelance desde Estambul. El sistema presidencialista le otorga al presidente más poder a nivel ejecutivo y esto le ha permitido intervenir en el Banco Central en vairas ocasiones. "Son gestos que provocan mucha incertidumbre, la inestabilidad fomenta un descontrol inflacionario. Los precios han ido subiendo y la lira se ha ido devaluando", añade la experta.
La inflación en Turquía supera el 50%
Nada más conocerse la reelección, la lira turca comenzó a caer en picado. El presidente reconocía en su discurso que su principal reto es hacer frente a la crisis económica que atraviesa el país. Erdogan quiere levantar una economía con una inflación que supera el 50%, mientras que la percibida alcanza el 150%. Los analistas coinciden en que tendrá que llevar a cabo políticas financieras que frenen la salida de los inversores extranjeros.
Mientras, millones de familias turcas no pueden hacer frente al incremento de los precios de alimentos básicos o a los pagos de alquiler. Durante la campaña electoral, el candidato de AKP incidió en que la crisis económica es "algo del pasado" para responder a las críticas de la oposición, que ha utilizado la crisis como su principal baza. Sin embargo, en su discurso tras confirmarse su victoria "ha dado ciertas señales de que va a reestructurar la economía mandando un mensaje a la gente, pero también a los inversores y países extranjeros", argumenta la periodista.
“Necesita solucionar los problemas económicos de la gente, los turcos necesitan urgentemente que bajen los precios de los alimentos, los precios de la vivienda y los altos aluileres“
"Necesita solucionar los problemas económicos de la gente, los turcos necesitan urgentemente que bajen los precios de los alimentos, de la vivienda y se ponga límite a los altos alquileres", explica a RTVE.es el analista político turco Murat Akan. Pese al escenario tan desolador desde un punto de vista económico, dice Akan, la oposición "no ha conseguido apoyos suficientes". El voto de castigo por la crisis financiera no se ha producido.
"Hace cinco años un euro eran cinco liras, ahora un euro son 22 liras. Una devaluación se produce porque los mercados no confían", asegura el especialista e investigador de El Orden Mundial, Carlos Ortega Sánchez desde Estambul. Esto se debe a las medidas "poco ortodoxas" de su gobierno que han llevado a un colapso económico. De hecho, el analista recuerda cómo el viernes pasado había enormes colas en los bancos de Estambul de muchas personas que querían cambiar dinero.
"Al final todo está vinculado a él y las decisiones son suyas", asegura Ortega Sánchez. Después de haber ganado las elecciones, argumenta, quizá decida moderarse tras "un año con un discurso muy conservador y polarizado". "Ahora necesita estabilizar la economía para que no se le vaya de las manos. Turquía ha recibido inversiones multimillonarias de Arabia Saudí, Qatar y Emiratos Árabes Unidos y estos inversores no quieren perder dinero". Probablemente, dice Ortega Sánchez, quieran y exijan cierta ortodoxia en las medidas económicas. "Entonces en los próximos meses [veremos] un Erdogan moderado", concluye.
Los refugiados y el terremoto
Al presidente turco no le ha pasado factura su criticada gestión de los terremotos que asolaron 11 provincias en el sur del país en febrero. Tiene el reto, dice Akan, de curar las heridas del devastador terremoto. "El coste económico del sismo es de 110 millones de dólares, así que es un número muy grande y tiene que encontrar nuevos recursos para construir las viviendas devastadas", calcula el analista turco. De hecho, en estas provincias no se ha producido tampoco un voto de castigo contra Erdogan. "Mucha gente ha decidido apoyarle porque al final es un líder conocido, proyecta la imagen de un líder fuerte que puede traer una reconstrucción más rápida", explica el investigador del Orden Mundial.
Todo, sin tener en cuenta que la respuesta a la crisis humanitaria desatada fue lenta.
"Las personas cuyas casas fueron destruidas por el terremoto confían en el presidente. Su equipo prometió construir y entregar las casas de las víctimas del terremoto en dos años", recuerda Muat Akan. La cifra de los fallecidos superó los 51.000 entre Turquía y Siria. Miles de personas desaparecieron y millones han perdido sus casas. Ante esta situación, recuerda Lara Villalón, el AKP "ha prometido reconstruir miles de casas que, aunque parece algo completamente inasumible, sí que es verdad que hay muchos que cree que van a cumplir. Y si alguien tiene que hacerlo, solo puede hacerlo Erdogan".
Otro tema que ha protagonizado la campaña electoral en Turquía ha sido la gestión migratoria. En el país hay más de 5 millones de personas refugiadas, 3,5 millones de ellas provienen de Siria. El presidente "tiene que enviarlos de regreso gradualmente porque la mayoría de sus votantes se quejan de la inmigración", afirma el periodista turco. La gestión migratoria ha sido motivo de apoyo histórico a la oposición.
En las últimas legislaturas, dice Villalón, el líder del AKP ha usado la migración según conveniencia. "Han utilizado a los refugiados para jugar con la Unión Europea y para un acercamiento o distanciamiento con el régimen de Bashar Al Asad", aclara. La llegada de millones de refugiados, explica Ortega Sánchez, es vista por la oposición como algo negativo para la cultura turca, porque es una amenaza a la cultura laica y republicana; para ellos los sirios representan el islamismo y simboliza el retroceso, una forma de volver al Imperio Otomano.
"El voto de sirios que llevan diez años aquí, que hablan turco y tienen la nacionalidad, ha ido a Erdogan. Están contentos de que gane porque saben que si hubiera ganado la oposición, podrían sufrir represalias e incluso la deportación", argumenta el periodista. No descartan que en los próximos meses Erdogan dé un vuelco a su política migratoria. Sobre todo por su relación con la Unión Europea, lo que podría llevarle a abrir de nuevo las puertas para apretar a Grecia y así de paso "ganar apoyo social" ante el mal contexto económico.
Política exterior: ¿EE.UU. o Rusia?
Erdogan también afronta retos fuera de Turquía. "La política de equilibrio de Erdogan entre Rusia y Estados Unidos no será suficiente en este período", analiza Murat Akana. Cree que antes o después EE. UU., Europa y la OTAN definitivamente le pedirán que muestre de qué lado está. "¿Elegirá Occidente o Rusia?", se pregunta, aunque considera que la respuesta es difícil. "Tiene una amistad personal con Vladímir Putin", concluye.
La guerra en Ucrania, la tensión entre Grecia y Turquía en el Egeo y el Mediterráneo oriental y las tensas relaciones entre Washington y Ankara parecen complicar su política exterior. Erdogan, aun siendo Turquía miembro de la OTAN, no aupó las sanciones impuestas por Europa y Estados Unidos contra Moscú y mantiene el veto a la adhesión de Suecia a la Alianza. Además, ha asumido un papel propio dentro de la OTAN al postularse como "mediador del acuerdo del grano entre Ucrania y Rusia", dice Villalón.
Erdogan no perdona a la Casa Blanca el apoyo y el desarme de los grupos kurdos en el norte de Siria. La periodista considera que al menos en el próximo año va a haber una cierta continuidad de la política exterior actual. En los últimos dos años, recuerda, se ha acercado más a Egipto y a Israel.
Ortega Sanchez coincide con que se necesitará recurrir a una política moderada para poder superar la inflación. "Tiene que arreglar la economía y por ello necesita apaciguar las relaciones exteriores que han estado muy crispadas en los últimos meses", dice el analista. Resume su forma de hacer política exterior en "pragmatismo y transaccionalismo" y esto consiste en adaptarse a las circunstancias. "Es un hombre pragmático, se adapta a la situación que mejor le beneficie", concluye.
Lara Villalón advierte de que se abre un periodo más nacionalista e islamista debido a los apoyos con los que cuenta en el Parlamento: "La coalición con partidos muy pequeños de ultraderecha y ultraconservadores llevará a la persecución de organizaciones LGTBI o a a cambiar la Ley de Protección de la violencia contra las mujeres".
Le preocupa que en los próximos años las mujeres turcas asistan a una erosión de sus derechos o que la libertad de expresión quede totalmente asfixiada. Es pronto, coinciden, para predecir los pasos de un Erdogan más reforzado que nunca. Tras dos décadas al frente del país, esta nueva victoria le convierte en el líder turco que más tiempo ha permanecido en el poder después del fundador de la república turca, Mustafá Kemal Atatürk.