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Las abejas y el sector apícola, en tiempos difíciles

  • Los apicultores practican la trashumancia de las colmenas en busca de flores
  • Las altas temperaturas y las especies invasoras, principales enemigos de las abejas
  • El domingo, a las 22.30 horas, en el Canal 24 horas y en RTVE Play

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Cuadro de una colmena de abejas.

España es uno de los países con mayor número de colmenas de abejas. En total, en nuestro territorio contamos con el 16 % de las colmenas europeas. La producción de miel, cera y polen, genera unos 62 millones de euros anuales. Sin embargo, el clima extremo, los incendios y otras especies invasoras acechan la supervivencia de las abejas.

Abeja en la flor de azahar de un naranjo

Abeja en la flor de azahar de un naranjo RTVE

Trashumancia de temporada

Estamos acostumbrados a ver a las abejas libar el néctar de las flores en campos florecidos, árboles frutales o simplemente, en el monte. Pero ¿qué pasa cuando termina la temporada de esas flores? ¿De dónde sacan las abejas entonces el néctar para sobrevivir, o para producir la miel que nosotros luego consumimos?

Aunque la producción por colmena ha disminuído, sigue siendo un trabajo duro. Tomás Torralba y Urbano Cortecero trabajan durante la noche de trabajo. Hay que cargar, transportar y descargar entre 50 o 100 colmenas de los campos de colza que ya han perdido la flor, a campos de cantueso que acaban de florecer.

Se tienen que esperar a que se ponga el sol, porque las abejas trabajan de sol a sol, y si cerraran y se llevaran las colmenas durante el día, cuando estas volviesen de su vuelo habitual, se encontrarían sin casa y morirían. Con el ahumador consiguen que se acaben de meter en la colmena y evitan así alterar al enjambre que podría atacarles.

Tomás y Urbano en plena trashumancia de las abejas

Tomás y Urbano en plena trashumancia de las abejas RTVE

La trashumancia se realiza normalmente para buscar nuevas flores que libar, pero últimamente también para refugiarse del calor extremo. Tomás cuenta que cada año se pierden varias colmenas porque mueren como consecuencia de las altas temperaturas. Y que cada vez más a menudo, se les tiene que facilitar agua para que pasen lo mejor posible las canículas que en Córdoba pueden llegar a superar los 45ºC durante semanas.

Cada colmena pesa una media de 35 kilos en función de la miel acumulada dentro, y nos avisan: este año hay menos miel. Antiguamente llegaban a pesar 50 o 60 kilos. Cargan y descargan a mano por lo que el trabajo es extenuante. Siempre se llevan algún picotazo pero según nos dicen, ya están acostumbrados.

En este caso, el objetivo de la trashumancia es conseguir miel. Y, a la vez, los agricultores de los campos en flor se benefician de la polinización de las abejas. Pero también, a veces, las trasladan “a demanda”. Porque hay cultivos, como los almendros, de donde no se saca miel, pero sin embargo, ayudan a polinizar.

Los agricultores pactan un precio con los apicultores que les “alquilan” sus abejas para incrementar la producción de la almendra. Tomás nos lo explicaba así: “Yo renuncio a la miel del romero (porque llevo mis abejas al almendro) y él aumenta la producción de sus almendros y me paga por ello”.

¿Profesión o pasión?

La de apicultor es una profesión que acostumbraba a pasar de padres a hijos, en algunos profesionales. Así, por ejemplo en Montoro, Lorenzo Ruiz, creador de Apícola de Montoro que dió paso a la actual Miel Sierra Montoro, comenzó con un amigo en “esto de las colmenas”. Ya en aquellos tiempos, un verano extremo acabó con sus enjambres, y fue gracias al apoyo de su esposa, Josefa Madueño, que pusieron todos sus esfuerzos en reflotar el negocio. Hoy, sus dos hijos, Juan Antonio y Francisco, han tomado el relevo.

Juan Antonio Ruiz en las instalaciones de Miel Sierra Montoro

Juan Antonio Ruiz en las instalaciones de Miel Sierra Montoro RTVE

En el campo, en el lugar donde su padre inició la aventura apícola, Juan Antonio muestra los distintos cuadros que conforman cada colmena. En el cuadro, las abejas trabajan las láminas de cera y las llenan de néctar que se convertirá en miel. También hay crías de abeja obrera que nacerán pronto, o de zánganos que tendrán que fecundar a la siguiente reina. Pero miel, poca. Ahora, dice, “tarda mucho más en llenarse de miel”.

Cuadro de una colmena de abejas.

Cuadro de una colmena de abejas. RTVE

En la actualidad, el mayor problema al que tienen que hacer frente, además del calor extremo y la falta de agua, es la plaga de varroa, un pequeño ácaro que parasita las abejas, debilitando su sistema inmunológico y transmitiéndoles virus que acaban con ellas. Cuando un ácaro entra en la colmena prendido del cuerpo de una obrera, poco a poco, todas van cayendo. Pero no son estas las dos únicas amenazas: en el Norte de España la avispa asiática (vespa velutina) hace peligrar las colonias de abejas lo mismo que en el Sur, el avispón oriental (vespa orientalis).

Producción de miel en Miel Sierra Montoro

Producción de miel en Miel Sierra Montoro RTVE

Más allá de eso, desde sus instalaciones quisieron mostrarnos las propiedades de la miel, y la importancia de que esta cuente con un etiquetado claro. Según la normativa, se debe hacer constar el origen de la miel. Esto es, por un lado los países de donde procede, y por el otro el porcentaje de tipos de flores que han libado las abejas (romero, azahar, cilantro…).

Juan Antonio considera que al potenciar el consumo de proximidad, se conseguirá fijar población en los pueblos, y además, beneficiará la polinización de nuestros campos. Al contrario, dice, que si se consume miel barata procedente de otros mercados.

Miel del Este, miel del Oeste

La factura de la miel no es barata. Los costes de toda la cadena de producción han subido: desde el gasoil que deben utilizar los apicultores para transportar sus colmenas de acá para allá, hasta el precio de los tarros que se utilizan para envasar. Por no hablar de la luz, del agua, o de la reposición de enjambres perdidos por las condiciones climáticas.

Por otro lado, en el mercado entran con fuerza mieles de producción extranjera, sobre todo de China (supone el 57% de toda la miel importada). César Cortés es uno de los miembros más jóvenes de la valenciana Cooperativa Melazahar, y Carles Barberà uno de los más mayores.

Ambos están de acuerdo en que el sector sufre una “competencia desleal” que les está ahogando. Nos mostraron que, en sus instalaciones, todavía guardan miel de la campaña anterior a la que no han conseguido dar salida debido a los bajos precios del mercado. Además sospechan de malas prácticas, mediante las cuales se mezclan mieles procedentes de países extracomunitarios que filtran para dejar sin polen (una práctica ilegal, ya que el polen es lo que sirve para establecer la procedencia última del producto) para posteriormente mezclarlas con mieles nacionales que sí tienen polen propio de aquí.

César Cortés y Carles Barberá son cooperativistas de Melazahar,en Valencia.

César Cortés y Carles Barberá son cooperativistas de Melazahar,en Valencia. RTVE

La miel no caduca. Y al pasar el tiempo, se cristaliza. Es, dicen, una de las mejores maneras de probar su calidad. Y mientras nos enseñan cómo se ven las distintas mieles que guardan, insisten: piden que en el etiquetado se clarifique del todo el origen de cada una. No están en contra de las mieles de importación, pero piden jugar con las mismas cartas.

Miel cristalizada.

Miel cristalizada. RTVE

En la Universidad Politécnica de Valencia está el Laboratorio de la Mielespecializado en analizar sus diversas tipologías. Su directora técnica, Marisol Juan, explica que en su día a día estudian cada una de las tipologías de miel, en función de la flor mayoritaria que han libado las abejas en cada caso. Miel de romero, miel de azahar, etc. y en qué porcentaje.

Juan reconoce que existen malas prácticas en las que se filtran los pólenes de origen, y también nos habla de fraudes cuando se mezclan otros tipos de siropes o jarabes que no son miel. Se trata, dice, de fraudes que no son habituales.

Aquí las quieren, aquí no las quieren

Pero en Valencia además sufren otro problema relacionado con la polinización de las abejas. En la huerta valenciana dominada por los cítricos, hay un tipo de mandarina que se ha extendido mucho. Se trata de una mandarina híbrida que no necesita de la actuación de insectos polinizadores para desarrollarse. De hecho, los cultivos de mandarina híbrida están en el origen de una ley autonómica que prohíbe a los apicultores poder situar sus colmenas cerca de los campos donde se cultive esta especialidad.

El motivo: aseguran que las abejas están en el origen de la pinyolà, que es la polinización cruzada de dichas mandarinas, que acaba por producir más pepitas en el fruto. Pepitas que a su vez inciden negativamente en el precio final de la fruta.

Colmenas entre naranjos en Valencia.

Colmenas entre naranjos en Valencia. RTVE

Pero si tenemos en cuenta que en Valencia hay campos de mandarina híbrida a doquier, y que existen otros cultivos como los de aguacate que sí requieren del trabajo polinizador de las abejas, la situación para los apicultores es contradictoria y, en muchas ocasiones reconocen buscar espacios para sus colmenas contraviniendo la ley.

La cera, mejor pura de abeja

Otro producto que sale directamente de las colmenas es la cera. Y si de algo saben los maestros apicultores expertos en conseguir cera, es de reciclaje. Porque hacen los paneles nuevos reciclando los que han sido utilizados. Las abejas construyen su casa a base de hexágonos tridimensionales hechos de este material. Una vez vaciados de miel, los paneles vacíos se derriten en la caldera, se filtran en los capachos, y de la cera resultante, filtrada y libre de impurezas, se crean, en moldes, nuevas láminas de cera que serán el origen de nuevos panales.

Fabricación artesanal de panales de cera de abeja virgen

Fabricación artesanal de panales de cera de abeja virgen RTVE

En casa de Lázaro Sanz saben cuál es el truco para que las nuevas láminas destinadas a crear nuevos panales generen mejores resultados. Se tienen que hacer sin añadir ningún tipo de parafina. Sólo cera, y nada más que cera.

Lázaro Sanz y su hijo Javier obtienen la cera de forma tradicional.

Lázaro Sanz y su hijo Javier obtienen la cera de forma tradicional RTVE

Su hijo Javier, actual gerente de Miel de Lázaro, cuenta que así, las abejas trabajan mejor calentando las celdillas y estirándolas rápidamente, acortando los tiempos para la producción de miel.

La reina de las abejas

Cuando los apicultores sufren bajas, tienen que invertir en nuevas colmenas. Para eso recurren a empresas como la que dirigen José Manuel Fernández y Antonia Valero. Cabaña Apícola Casta está especializada en la cría y mejora de abejas reina, y allí acaban el ciclo de incubación en estas neveras.

Cría de abejas reina en Cabaña Apícola Casta

Cría de abejas reina en Cabaña Apícola Casta RTVE

Después, cada reina, junto con algunas obreras, se transporta dentro de estas pequeñas cajas amarillas, y por mensajería urgente, llegan a su destinatario. Entre otras, venden reinas vírgenes, fecundadas, o enjambres completos.

Cajas con abejas reina y obreras destinadas a crear nuevos enjambres.

Cajas con abejas reina y obreras destinadas a crear nuevos enjambres. RTVE

Cuidar de las abejas es preservar el futuro

Pese a todos los peligros, parece que, al menos, la pervivencia de la especie apis mellifera, especializada en la producción de miel, está asegurada. Algo que, según la bióloga y bioquímica Paola Vecino, directora de El rincón de la abeja, tiene mucho de positivo, porque continúa contribuyendo a la pervivencia del ecosistema.

La bióloga Paola Vecino en su huerto en Novelda.

La bióloga Paola Vecino en su huerto en Novelda. RTVE

Pero también añade que antes de introducir nuevas colonias, debería hacerse estudiando bien el territorio, y el resto de especies de abejas con las que deben compartir espacio, puesto que si no se hace así, la abeja productora de miel podría acabar desplazando a las otras especies que también tienen una gran importancia como polinizadores. Y es que, recuerda, sólo en España, existen cerca de 1.000 especies de abejas distintas.