Enlaces accesibilidad

Muere Jacques Rozier, cineasta francés de la Nouvelle Vague, a los 96 años

  • Su primera película Adieu Philippine (1962) se considera uno de los mejores ejemplos del estilo que popularizó Godard
  • La carrera del parisino ha sido más apreciada por la crítica y por sus colegas que en las salas de cine

Por
El director francés Jacques Rozier posa durante la presentación de "Fifi Martingale" en 2001
El director francés Jacques Rozier posa durante la presentación de "Fifi Martingale" en 2001

Jacques Rozier, cineasta francés del movimiento conocido como Nouvelle Vague, ha muerto a los 96 años de edad, según han confirmado fuentes de su entorno a la prensa francesa.

Su primer largometraje Adieu Philippine, rodado en 1962, se considera uno de los mejores exponentes del estilo cinematográfico que popularizaron otros directores como Jean Luc Godard.

A esta película, le siguieron en medio siglo otros tres largos de la 'nueva ola': Du côté d'Orouët (1973), Les Naufragés de l'île de la Tortue (1976) y Maine Océan (1986), que ganó el premio Jean Vigo en ese mismo año. No obstante, la carrera del parisino ha sido más apreciada por la crítica y por sus colegas que en las salas de cine.

Rozier continuó trabajando en Francia, dirigiendo series y películas de televisión y una veintena de cortos, a menudo aclamados. Más tarde, realizó otros dos filmes más, Fifi martingale (2001) y Le perroquet parisien (2007), que dejó inacabada.

En 1997 recibió el premio René Clair de la academia de cine francesa y, en 2022, la Carrosse d'Or de Cannes, galardones que reconocen el conjunto de su obra.

El fallecimiento tuvo lugar el 2 de junio, según ha informado una colaboradora cercana del cineasta al periódico Le Monde.

Un particular sentido de la dramaturgia

Anarquista de corazón blando que prefería los caminos alternativos, Rozier fue la avanzadilla del cine francés de una época. Así lo expresaba en 2019 Jean-Luc Godard, fallecido el año pasado: "Cuando Agnès Varda murió, pensé: sólo quedamos dos en la verdadera Nouvelle Vague. Yo y (...) Jacques Rozier, que empezó un poco antes que yo".

El movimiento de la Nouvelle Vague, surgido a finales de los años 50, pretendía romper con las técnicas cinematográficas tradicionales en favor de la experimentación y de un enfoque individualista, incluso iconoclasta. Además de Rozier, Godard y Varda, entre sus figuras más emblemáticas figuran François Truffaut, Louis Malle, Claude Chabrol, Jacques Demy y Eric Rohmer.

"De los cineastas de la Nouvelle Vague, Rozier es el que divaga. Le gustaba que todo saliera mal, para alimentar mejor su muy particular sentido de la dramaturgia: entrelazar el arte del cruce con los itinerarios oblicuos de la carrera por el tesoro. Lo único que va derecho en este cine es el vigor aún intacto de sus flechas libertarias y radiantes, que nos siguen tocando el corazón", ha publicado la Cinemateca Francesa en Twitter al anunciar su muerte, citando un texto del periodista Joachim Lepastier antes de agregar: "Él era la libertad misma, y lo extrañaremos terriblemente".

Una celebrada trayectoria con poco éxito en taquilla

Rozier ació el 10 de noviembre de 1926 en París. Tras graduarse en 1947 en el IDHEC, la escuela de cine que se convirtió en la Fémis, trabajó como ayudante de Jean Renoir en French Cancan (1955), y realizó cortometrajes como Paparazzi y Le Parti des choses (ambos en 1963) sobre el rodaje entre bastidores de Mépris, de Godard.

En 1962 estrena Adieu Philippine, crónica agridulce de la juventud francesa con la guerra de Argelia como telón de fondo, que se convirtió en una de las películas emblemáticas de la Nouvelle Vague.

Pese al apoyo de Truffaut y Godard, este primer largometraje apenas tuvo éxito e inauguró una suerte que repetiría Du côté d'Orouët, un relato de una familia de clase media de vacaciones rodado inicialmente en 16 mm.

La posterior Les Naufragés de l'île de la Tortue logró una mejor acogida gracias a la participación de la estrella del cine francés Pierre Richard. En ella Rozier presentaba su humor, teñido de cinismo, y su gusto por las atmósferas oníricas. Cuenta la historia de dos empleados de una agencia de viajes que lanzan un nuevo concepto turístico al estilo de Robinson Crusoe que luego resulta un fiasco.