Simple entretenimiento, moda o venganza: por qué las orcas golpean barcos en el estrecho de Gibraltar y Galicia
- Desde 2020 se han registrado 744 encuentros con estos cetáceos, en los que han naufragado tres embarcaciones
- El Ministerio para la Transición Ecológica ha comenzado a marcarlos con GPS para evitar estos incidentes
El Ministerio para la Transición Ecológica ha iniciado esta semana el marcaje satelital de seis orcas ibéricas, pertenecientes a la población que habitualmente se mueve entre el estrecho de Gibraltar y el mar Cantábrico. El objetivo es tenerlas constantemente localizadas, para avisar a los barcos de su posición y reducir así las interacciones con estos cetáceos.
Desde julio de 2020 se han registrado 744 encuentros entre orcas y embarcaciones en aguas de Galicia y, sobre todo, del Estrecho. De ellos, 239 se han reducido a avistamientos, mientras que en los 505 restantes ha habido contacto entre el animal y el barco, según los datos ofrecidos por el Grupo de Trabajo Orca Atlántica (GTOA). Aproximadamente un 20% de esas interacciones se han traducido en averías que han impedido navegar al barco, y tres de ellos han naufragado.
Habitualmente, en cada encuentro un pequeño grupo de orcas golpea los timones de pequeñas embarcaciones, como veleros, y se aleja a gran velocidad. Se trata de un comportamiento que no se había registrado antes, y cuyas motivaciones se desconocen. Lo que sí parece claro es que los cetáceos en ningún momento han mostrado interés por atacar a las personas que viajaban a bordo, aunque este hecho tampoco sorprende, ya que a pesar de tratarse del depredador más poderoso de los océanos, nunca se ha registrado un ataque de orcas en libertad a seres humanos.
“Alfredo López (GTOA): Si algún tripulante se cayese al agua, seguramente no le pasaría nada. “
"En la mayoría de las interacciones, los animales no tienen una actitud agresiva, y desde luego no quieren comerse a nadie. Si algún tripulante se cayese al agua, seguramente no le pasaría nada", asegura a RTVE.es Alfredo López, miembro del Grupo de Trabajo Orca Atlántica y de la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (CEMMA), quien prefiere no referirse a estos encuentros como "ataques", sino como "interacciones". "Intentamos eliminar ese lenguaje bélico, porque las orcas no están en guerra con nadie", explica.
Orcas ibéricas
Dentro de la especie Orcinus orca hay distintos ecotipos, que son subgrupos fisiológicamente diferenciados. Las orcas del estrecho de Gibraltar, también conocidas como orcas ibéricas, constituyen un ecotipo especializado en el atún rojo, que llevan pescando en estas costas desde hace miles de años. El clan de orcas del Estrecho está formado por entre 50 y 60 ejemplares, que se dividen a su vez en varios grupos familiares de carácter matrilineal.
Los ciclos de estos cetáceos están asociados al atún rojo y a sus migraciones. Los túnidos comienzan a acudir al Mediterráneo a mediados de marzo para reproducirse, y no dejan de hacerlo hasta finales de verano. Durante esta época del año, las orcas están presentes de manera permanente en las aguas del estrecho de Gibraltar, lugar de paso obligado para los peces. En otoño e invierno, con la retirada de los atunes hacia las frías aguas del Atlántico Norte, los cetáceos recorren tras ellos toda la costa de Portugal, Galicia y la cornisa cantábrica, regresando de vez en cuando al Estrecho.
Aún se desconoce la motivación real del novedoso comportamiento de las orcas ibéricas registrado a partir de 2020, que les ha llevado a interaccionar físicamente con las embarcaciones. Hay diferentes hipótesis que intentan explicarlo, pero la única evidencia es que se trata de un hábito que parece haberse instaurado en estos animales.
Para unos, su conducta no sería más que un juego, y si llegan a golpear a los barcos es por pura diversión. "Hay dos grupos de orcas que están interaccionando con embarcaciones. Empezaron con las de avistamiento de cetáceos, pero la cosa ha ido creciendo y ahora se divierten con veleros. Lo hacen por entretenimiento, ya que tenemos más de 100 interacciones grabadas bajo el agua, y está claro que son juegos", expresa a RTVE.es Renaud de Stephanis, presidente de la organización ambientalista CIRCE (Conservación, Información y Estudio sobre Cetáceos), que desarrolla una buena parte de su labor en aguas del estrecho de Gibraltar y está colaborando con el Ministerio en el marcaje satelital de los cetáceos.
“Renaud de Stephanis (CIRCE): Empezaron con barcos de avistamiento de cetáceos, pero ahora se divierten con veleros. “
Según indica este biólogo marino, "las crías fueron las que iniciaron este comportamiento, pero ahora hay dos madres que también interaccionan y juegan con ellas". "El clan de orcas tiene unos lazos culturales muy fuertes, y el entretenimiento forma parte de ese aprendizaje cultural", añade, y confía en que, si las orcas están simplemente jugando, es esperable que, con el tiempo, cuando los cetáceos se aburran, finalicen las embestidas a los barcos.
En cambio, el Grupo de Trabajo Orca Atlántica baraja dos hipótesis muy diferentes. "La primera es que sea simplemente un comportamiento inventado que luego repiten y transmiten. Aunque en toco caso no sería un juego, ya que ese perfil coincide con las orcas juveniles y adolescentes, pero no con las adultas", declara Alfredo López, quien después explica la segunda teoría: "Uno de los ejemplares adultos se encontró en una situación de dificultad con un barco, y a partir de ahí lo que intenta es detener los barcos para no repetir esa situación, y el resto le ha imitado. Eso no es venganza, no tiene nada que ver. Ni tampoco es un juego".
Aunque reconoce que nadie sabe la solución para que cesen las embestidas por parte de las orcas, López cree que podrían dejar de hacerlo en cualquier momento. "Sabemos que estos animales adoptan modas que luego se extinguen, como ocurrió por ejemplo con las orcas del estrecho de Puget, en Estados Unidos, que comenzaron a ponerse un salmón muerto en la cabeza a modo de sombrero y abandonaron el hábito mes y medio después", asegura.
Animales "muy culturales"
Para el biólogo cognitivo Antonio Osuna Mascaró, perteneciente al Messerli Research Institute de Viena, cualquiera de las hipótesis anteriores podría ser válida, e incluso tampoco descarta que el comportamiento en un primer momento estuviese motivado por un sentimiento de venganza, algo que "existe y es muy común en la naturaleza, especialmente entre primates, y la orca tiene un nivel cognitivo muy alto, comparable al de los primates". Aunque puntualiza que las venganzas estudiadas en animales "ocurren poco tiempo después, por lo que aquí estaríamos hablando de una venganza inicial que se ha mantenido en el tiempo convertida en una tradición cultural, tal vez identificada como un juego por otras orcas".
"Uno de los cetáceos adultos pudo tener una mala experiencia con un barco, y eso puede haber desencadenado un comportamiento agresivo, y los jóvenes han querido continuar después con esa costumbre simplemente por el hecho de que son animales muy culturales y van a imitar lo que hagan otros. La orca no tiene por qué tener ninguna mala intención", reflexiona Osuna Mascaró.
“Antonio Osuna Mascaró, biólogo: Se dice que la de las orcas es la segunda cultura en este planeta, después de la humana. “
Este científico subraya que las orcas son "muy culturales", por lo que "dependiendo de la zona del planeta donde las observes, vas a ver comportamientos diferentes". Tal y como describe, poseen una enorme plasticidad para el aprendizaje social, de forma que su cultura se desarrolla muy rápidamente, por lo que una población puede adoptar una nueva conducta en muy poco tiempo.
Sobre la posibilidad de que estos cetáceos puedan llegar a atacar a los seres humanos, apenas muestra dudas: "No lo hacen, no les interesamos en absoluto como posible presa. Somos animales pequeños y probablemente ni siquiera les gustemos. Es difícil decir cuál es el motivo, pero probablemente tenga que ver con su especialización a la hora de alimentarse. Están tan especializadas, que no se salen del menú".
Minimizar el riesgo de interacción
Las interacciones no han dejado de repetirse desde que las orcas comenzaron a golpear a los barcos, hace tres años, lo que ha despertado el temor de muchos navegantes, especialmente aquellos que viajan a bordo de embarcaciones pequeñas y veleros. Los especialistas en estos cetáceos piden mantener la calma e informarse bien antes de salir del puerto, y sobre todo recuerdan que no se trata de encuentros que se caractericen especialmente por su violencia. "Lo primero es informarse y mantener la tranquilidad. No es por quitar importancia a las interacciones, pero hay que relativizar un poco. Es necesario tomar precauciones, pero tampoco se puede salir al mar con miedo", recomienda el biólogo marino Alfredo López.
En lo relativo al proyecto piloto iniciado por el Ministerio para la Transición Ecológica, los datos que se recopilen con la marca satelital de las orcas van a permitir identificar en tiempo real la localización de cada ejemplar y elaborar un mapa semanal de la zona aproximada de ubicación por donde se ha desplazado en ese espacio de tiempo. Esa información se compartirá con las administraciones competentes, que la difundirán a los navegantes para tratar de minimizar el riesgo de interacción, advirtiendo del peligro de atravesar dichas áreas.
"Gracias al GPS de las orcas y a modelos de predicción, tenemos unas variables que nos permiten predecir por dónde van a estar estos animales. El 100% de los ataques que ha habido desde marzo hasta ahora se podrían haber evitado simplemente con que la gente estuviera informada de dónde puede y no puede pasar, no es necesario restringir zonas", afirma Renaud de Stephanis, presidente de CIRCE.
“Antonio Osuna Mascaró, biólogo: Las orcas no son los monstruos violentos que el cine, la televisión o ahora la prensa han transmitido. “
Pero este proyecto tampoco convence a todo el mundo. "Muchos de nosotros tenemos reservas porque pensamos que el marcaje satelital no va a servir para nada en relación con las interacciones, cuando no para agravar la situación, porque se realiza mediante un disparo y a las orcas seguro que no les hace mucha gracia", manifiesta Alfredo López, del Grupo de Trabajo Orca Atlántica. En la web de este colectivo científico ponen a disposición de los navegantes mapas con las interacciones registradas, así como un semáforo que advierte del riesgo para la navegación. Además, han desarrollado una aplicación móvil (en versión tanto para iOS como Android) que puede ayudar a evitar los encuentros con los cetáceos a la hora de navegar.
Admiradas y temidas a partes iguales, las orcas son criaturas extraordinarias. Su condición de superdepredador les permite matar a cualquier otro animal con el que se crucen, desde tiburones blancos a grandes cetáceos, incluidas ballenas azules. Algo que pueden hacer por puro placer. "A veces juegan a matar a otros animales, como delfines o narvales, lo que desde nuestra perspectiva antropomórfica puede parecernos cruel. Otras veces se organizan para matar ballenas, de las cuales pueden comerse solo la lengua, que para ellas es como una golosina, y abandonan el resto del cuerpo. Pero eso no las convierte en los monstruos violentos que el cine, la televisión o ahora la prensa han transmitido. Son animales fascinantes, con unos cerebros enormes, muy complejos", describe el biólogo cognitivo Antonio Osuna Mascaró, quien destaca por encima de todo su cultura: "Se dice que es la segunda cultura en este planeta, después de la humana".