Pozos petrolíferos abandonados: la fantasmagórica bomba de relojería climática
- Liberan silenciosamente petróleo, metano y otras sustancias tóxicas a la tierra, al mar y a la atmósfera
- La industria petrolera esconde este pernicioso legado que provoca auténticos desastres medioambientales
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Casi 30 millones de pozos de petróleo y gas repartidos por todo el mundo han sido abandonados en las últimas décadas por la industria petrolera. Las explotaciones se cerraron, pero no los pozos y, desde entonces, no han parado de liberar petróleo, metano y otras sustancias tóxicas.
Contaminan los subsuelos, los lechos marinos y la atmósfera. Mientras los científicos advierten de que constituyen una auténtica bomba de relojería climática, las petroleras eluden sus responsabilidades.
Contaminación silenciosa
Al noreste de Francia, en la región de la Alsacia, se encuentra la cuenca de Pechelbronn, donde llegó a haber alrededor de unos 5.000 pozos petrolíferos. Hoy, no funciona ni uno. Era la Texas europea. De sus subsuelos no cesaba de fluir petróleo. La explotación se cerró hace 60 años y con ella las refinerías, las más antiguas del mundo.
“Se trata de pozos que se cerraron y algunos han empezado a tener fugas“
Pero lo que algún día produjo altos beneficios, se ha convertido en la actualidad en toda una pesadilla para los que cuidan del medio ambiente. Nicholas Koeberlé, uno de los técnicos del Departamento de Investigación Geológica y Minera, vigila 17 de estas perforaciones. "Se trata de pozos que se cerraron y algunos han empezado a tener fugas, debido a la forma en que se selló la boca del pozo", explica Koeberlé.
Le preocupa, en especial, uno de ellos que se abrió hace casi un siglo y que tiene más de 400 metros de profundidad. Lo monitoriza porque se encuentra en medio de una amplia zona de cultivo y está liberando gran cantidad de agua y crudo. "El reto es tratar de evitar que el petróleo se filtre a la superficie", afirma con inquietud.
Francia cuenta con unas 12.000 perforaciones petrolíferas inactivas, un problema que no se circunscribe solo a este país. Los investigadores advierten de que en el mundo hay entre 20 y 30 millones de pozos petrolíferos abandonados. Se les denomina pozos fantasma porque a través de sus fisuras contaminan, silenciosamente, suelos, océanos y la atmósfera.
Lagos en pleno desierto
Al otro del Atlántico, en el desierto de Texas, una masa de agua de color celeste llama la atención en medio del desierto. Se trata del lago Boehmer, una de las mayores preocupaciones del Condado de Middle Pecos. "Todo está muerto, ahí no va a volver a crecer ya nada, jamás", señala el director de Conservación de Acuíferos, Ty Edwards. "Los niveles de ácido sulfhídrico que hemos medido en este pozo son letales", avisa.
“Los niveles de ácido sulfhídrico que hemos medido en este pozo son letales“
El pozo se perforó en 1951 y sigue fluyendo. Expulsa alrededor de 2.300 litros por minuto de esta agua salada y tóxica, dice el técnico, debido a la enorme acumulación en el subsuelo de este gas letal que suele encontrarse en las perforaciones de crudo.
Según los investigadores, en los bosques de Pensilvania hay más de 800.000 pozos fantasma. La ingeniera medioambiental del Departamento de Energía, Natalie Pekney, ha encontrado escondidos entre los árboles más de 200 perforaciones sin documentar.
“No se sabía nada sobre la cantidad de metano que puede emitir un pozo abandonado“
Ayudada por un dron que detecta objetos metálicos entre la maleza y con una cámara de infrarrojos, descubre lo que intuía de los pozos. "Se puede ver que sale como humo, así que podría ser una gran fuga de metano", comenta Pekney a su equipo. "No se sabía nada sobre la cantidad de metano que puede emitir un pozo abandonado", confiesa.
Lo que sí se conoce es que el metano es uno de los gases de efecto invernadero más potentes y, por ello, las fugas invisibles e incontroladas de estos llamados pozos fantasma se han convertido en una bomba de relojería climática.
Burbujas de metano
Las perforaciones de crudo abandonadas también han llegado a las plataformas petrolíferas marinas. Desde el puerto de Hamburgo, el barco "Esperanza" de Greenpeace zarpa en una expedición destinada a localizar los emplazamientos de antiguas explotaciones marinas. Se valen de un sonar de barrido lateral que grabará con todo detalle estas perforaciones y sus posibles fugas.
La bióloga marina Sandra Schöttner y el oceanógrafo Christian Bussau investigan sobre un reventón que se produjo en el sector de Reino Unido, en 1990, a la altura de Aberdeen. "Lo que me pareció extraño es que dejaron de observarlo hace más de 22 años", afirma Bussau.
“¡Esto es un auténtico escándalo! Desde hace 30 años ha estado saliendo metano de estos cráteres“
Sin embargo, las imágenes del sonar delatan que fue un cierre en falso. "¡Esto es un auténtico escándalo!", dice la bióloga Schöttner. "Desde hace 30 años ha estado saliendo metano de estos cráteres", continúa. Millones de burbujas estallan en la superficie liberando un gas 28 veces más perjudicial para nuestra atmósfera que el CO2.
La industria petrolera cruza los dedos
A la contaminación de los fondos marinos hay que sumar las decenas de miles de toneladas de metano que se filtran también por los subsuelos provocando, además de catástrofes medioambientales, explosiones en zonas pobladas próximas a estos pozos fantasma y graves problemas para la salud de sus habitantes. Las enormes cantidades de petróleo que salen por las bocas de estas perforaciones contaminan tierras agrícolas y ganaderas.
El impacto ecológico es enorme, pero la industria petrolera no se da por aludida. La cuestión se reduce siempre a lo mismo. "Es muy caro", asegura Edwards. Según estima este técnico en acuíferos, tan solo en su zona de Middle Pecos, "sería necesario sellar 3.000 o 4.000 pozos a 5.000 dólares cada uno". La poderosa industria petrolera cruza los dedos y, confiando en el silencio y en el azar, espera que no pase nada.