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Isabelle Huppert: "El problema es cuando una víctima de agresión sexual también es víctima de la suspicacia"

  • RTVE.es entrevista a la actriz francesa que estrena Un blanco fácil, donde interpreta la historia real de Maureen Kearney
  • Una líder sindical violentamente agredida tras desvelar planes de recorte de empleos en las plantas nucleares

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La actriz Isabelle Huppert, en la sede el Instituto Français de Madrid. 
La actriz Isabelle Huppert, en la sede el Instituto Français de Madrid. 

Afirmar que nunca has hecho una película sin sentido o que no preparas especialmente los personajes es poco frecuente. Pero hablamos de Isabelle Huppert (París, 1953), considerada por The New York Times la mejor actriz del siglo XXI y con una carrera igualmente impactante durante el siglo XX. La actriz francesa está en Madrid encabezando la muestra Francia en pantalla y negando con cierta cercanía su cierta fama de distante.

Huppert presenta Un blanco fácil, donde interpreta a la líder sindical Maureen Kearney, una mujer fuerte que desveló en 2012 los planes de Areva (el conglomerado francés de la energía nuclear) para vender su tecnología a China con la destrucción de empleos correspondiente. Sus alertas al más alto nivel político del gobierno de François Hollande terminaron con una violenta agresión en su domicilio: fue atada, acuchillada en su vientre y penetrada con el mango de un cuchillo. E, igualmente grave, la investigación y el juicio pusieron en duda su versión. Un papel duro que en una carrera tan salvaje como la de Huppert (La pianista, Elle) es casi norma.

PREGUNTA.: ¿Interpretar un personaje de ficción o un personaje real como este es el mismo juego? ¿O hay pequeñas diferencias?

RESPUESTA: Cuando interpretó a un personaje real busco en él un personaje que puede ser ficción. Este, particularmente, por su modo de ser y apariencia, evoca un personaje de ficción. Lo que hace su historia tan compleja es que parece una heroína hitchcockiana con el moño rubio, las gafas, etc. Se corresponde poco con la idea de una sindicalista. Todo eso para mí nutrió la elaboración del personaje.

P.: ¿Cómo defines a tu Maureen Kearney? ¿Una heroína? ¿Una víctima? ¿Ambas cosas?

R.: Sí, desde luego es una víctima porque sufre una agresión de una violencia inimaginable, pero también es una heroína por la forma en la que combate la situación. Es heroica desde el principio por su voluntad de luchar por los empleados de la empresa. ¿Por qué lo hace? No lo sé. Lo que es interesante es que busca algo, quizá un combate que libre. Siempre hay una historia detrás de la historia, no al lado, sino detrás. Y eso es lo que evocaba para mí la imagen de Maureen Kearney, del personaje que hago porque a mí se me olvida que es un real: la ficción nos permite ese personaje que esconde a otro.

P.: ¿La película es también una defensa de la importancia de los sindicatos en la democracia?

R.: Sí, me parece que sí, una defensa a través de su historia. Es una derrota y una victoria, porque no va a poder solucionar la situación por la que lucha, pero consigue hacer oír su voz y su verdad: es víctima de una agresión y de la suspicacia. Esa es la batalla de su vida.

P: Precisamente Anatomía de una caída, la película ganadora de la Palma de Oro

R.: Claro. Porque se ve y se nota lo que sufre Maureen. No nos habíamos dado cuenta del eco y resonancia feminista de la película hasta que la estábamos haciendo. A la mayoría de las mujeres víctimas no se les escucha y ese es el problema: cómo estar del lado de la víctima.

P.: Hay un auge también de la reacción contra el feminismo. ¿Te preocupa?

R.: No, no me preocupa. Son fenómenos naturales en cierto modo. Voces que se elevan de un lado y del otro y a veces se pierde el sentido del matiz. No es algo que imagine, es algo que se está viendo.

Isabelle Huppert, durante la entrevista en Madrid.
Isabelle Huppert, durante la entrevista en Madrid.

Isabelle Huppert, durante la entrevista en Madrid. RTVE

P.: The New York Times te eligió como la actriz más importante del siglo XXI. ¿Cuál es el legado de tu carrera?

R.: No lo sé. Cuando me dieron la noticia de The New York Times vi una señal no solo para mí -aunque lo acogí con mucho agradecimiento-, sino también con todos los cineastas con los que había trabajado más bien. Es un honor compartido con todas las personas con las que he tenido la suerte de trabajar y que tienen una idea de lo que es el cine y puede seguir siendo.

P.: Dices que no preparas especialmente tus papeles y tus actuaciones transmiten mucha facilidad. ¿Hay algún papel de tu carrera que te haya supuesto un reto especial?

R. Estoy buscándolo mientras hablas, pero no se me ocurre nada. Los malos papeles no son los difíciles, sino los que de pronto estás en una aventura que no tiene sentido. Eso puede ocurrir, pero a mí nunca me ha ocurrido, he tenido mucha suerte. La aventura sin sentido es horrible. El cine es un idioma, un lenguaje, y cuando las personas ya no se entienden puede ser muy doloroso.

P.: ¿Qué momento atraviesa la industria francesa?

R.: Creo que no va tan mal. Hay algunas películas que peligran más que otras, porque las cosas han cambiado mucho recientemente, pero me parece que no va tan mal. Además, prefiero dar buenas noticias que malas.

P.: ¿Rechazas más películas que haces?

R.: Sí, es posible que sí, unas cuantas, pero no te creas que tanto. Y no rechazo las buenas. Nunca.