El voto por correo se duplica en los últimos 20 años: así ha evolucionado del 1,5% en el año 2000 a rozar el 3% en 2019
- Aunque en las próximas elecciones generales podría alcanzar cifras récord, el voto por correo solo superó una vez el 4%
- Los datos recopilados por el INE desde el año 2000 permiten ver en qué provincias se recurre más a este tipo de sufragio
Desde que se anunció el adelanto de las elecciones generales al próximo 23 de julio, en pleno verano, el voto por correo en la política española y parece ser la única opción de muchas personas que tienen previsto estar de vacaciones fuera de su localidad para ejercer su derecho a elegir las próximas Cortes y, por tanto, al futuro presidente o presidenta del Gobierno.
Es el caso de Bárbara, de 28 años, que ha decidido pedirlo ya para intentar dejarlo todo listo antes de irse de vacaciones. También el de Elena, de 26, que no tiene muy claro si podrá acercarse a votar y prefiere “hacerlo con mi tiempo, a mi manera y cuando pueda, sin que tenga que ser un día concreto”.
Diez días antes de las elecciones, el 13 de julio, se cerrará el plazo para solicitarlo y no será hasta una semana más tarde cuando Correos ofrezca datos provisionales de cuántas personas han enviado su voto por esta vía. En los pasados comicios autonómicos y municipales fueron casi un millón, que representan cerca de un 3% del Censo de Españoles Residentes en España (CER).
Pero, ¿qué se puede esperar del voto por correo en las próximas elecciones? Eduardo Bayón, consultor en comunicación política, prefiere ser cauto. “Hasta que no haya cifras no se podrá valorar mucho”, apunta en conversación telefónica con DatosRTVE. No obstante, señala que “sí servirá también como termómetro, sobre todo para ver qué movilización se puede esperar”.
En 2016 superó el 4%, la cifra más alta en unas generales
El Instituto Nacional de Estadística (INE) recopila los datos del voto por correo de los procesos electorales desde principios de siglo. En el caso de los comicios del año 2000 –coincidieron elecciones a Cortes Generales y al Parlamento de Andalucía–, esta modalidad representó un 1,5%, es decir, menos de medio millón de personas. No fue hasta ocho años más tarde cuando se superó el 2%, con casi 800.000 votos.
El 26 de junio de 2016 –hasta hace unos días, las elecciones con la fecha más veraniega– se registró el pico más alto de envío de papeletas con anticipación, con un 4,2% y superando por primera vez el millón de votos. Subió casi dos puntos de media a nivel estatal con respecto a los comicios de diciembre de 2015. Bayón achaca ese ascenso a un momento concreto de más “oferta electoral”, con Podemos y Ciudadanos como alternativas pujantes al bipartidismo tradicional.
En las últimas elecciones generales, en abril y noviembre de 2019, el voto por correo también estuvo por encima de la media: en las de abril usó el voto por vía postal un 3,9% y seis meses después un 2,9%. Eduardo Bayón recuerda también que en ambas el plazo de Correos se amplió se amplióincluso hasta el viernes. Aun con todo, el experto en comunicación política achaca la bajada a finales de año a que se trataba de una repetición electoral; la participación también bajó seis puntos entre unos comicios y otros.
Barcelona, la provincia que menos se inclina por el voto por correo
Con los datos disponibles desde el año 2000, en las elecciones generales de junio de 2016 todas las provincias –salvo Baleares, que alcanzó su pico en diciembre de 2015– registraron su máximo porcentaje de voto por correo. Soria y Burgos fueron las provincias con más participación por esta vía (6,9% y 6,8%, respectivamente), con un ascenso de más de cuatro puntos.
En los últimos 20 años, la provincia con mayor porcentaje de voto por correo fue Álava en abril de 2019, con un 13,6% –coincidiendo con la festividad de San Prudencio–, por delante de Melilla en 2008 (11,4%) y en noviembre de 2019 (8,2%) –que ya arrastra varios episodios de fraude electoral–. Por su parte, la ciudadanía residente en Barcelona es la que menos se inclina por el voto por correo: en cuatro de las ocho elecciones generales celebradas desde el año 2000 es la provincia con las cifras más bajas; precisamente en esa convocatoria, celebrada un 12 de marzo, anotó un 0,66%.
Precisamente, en grandes ciudades como Madrid y Barcelona se da un perfil de votante que, en opinión de Eduardo Bayón, se pasa por alto. “Es aquel perfil de persona joven o de mediana edad que vive en ciudades grandes y todavía tiene el voto en su municipio de origen”.
Bárbara y Elena forman parte de ese colectivo. El ejemplo de Bárbara es el más extremo, ya que vive en Madrid pero aún sigue empadronada en Tenerife. En el caso de Elena, se mudó recientemente a la capital, aunque su residencia anterior estaba algo más cerca, en Rivas-Vaciamadrid. Si las elecciones se hubieran celebrado en otras fechas no descartan haber optado por esta vía igualmente.
La JEC pedirá finalmente el DNI para entregar el voto
Las dos entrevistadas creen que el proceso de voto por correo es fácil, aunque con aspectos que mejorar. Para Bárbara sería importante que se ampliara el plazo de recepción y entrega de las papeletas, “sobre todo en fechas de vacaciones”, y que en estas elecciones está disponible, por el momento, hasta el 19 de julio. En su caso, estará viajando por distintos puntos de España, así que decidió “jugársela” y facilitar una dirección para que le enviaran las papeletas, aunque desconoce si le llegarán a tiempo.
Por su parte, Elena opina que el proceso debería prescindir totalmente del presencialismo “cuando hay tantas formas de justificar tu autenticidad digital”. No obstante, cree que nadie se ha atrevido a cambiar el sistema “porque todos sabemos que lo podemos corromper, y que va a haber mucha gente dispuesta, pendiente y pagando mucho dinero para corromperlo”.
Pero, ¿corre peligro la legitimidad del proceso? Eduardo Bayón lo rechaza de plano. “Es un método fiable, salvo que tú quieras vender tu voto evidentemente”, subraya. Además, destaca que el “agujero” de no pedir el DNI en el momento de entregar el voto podría solucionarse, y de hecho así ha sido, ya que este jueves la Junta Electoral Central (JEC) decidió incluir finalmente este paso de cara al próximo 23 de julio.
Bárbara es de las personas que creen que el sistema sale reforzado tras conocerse varios casos de fraude electoral el pasado mes de mayo. “Me da confianza porque quiero pensar que han valido para poner sobre aviso lo que estaba pasando. Creo que ahora la gente está más al tanto de estas tramas”, defiende.
Elena, por el contrario, no confía tanto y confiesa que esta vez ha pedido el voto por correo “con dudas” porque “no hay ningún indicio que me dé confianza”. Reprocha también la ausencia de un justificante que autentifique que los votos llegan a sus respectivos colegios electorales. “Me transmite mucha inseguridad porque no sé si mi voto está llegando finalmente, si es que lo está haciendo”, explica.
Con sus más y con sus menos, ambas creen que será mucha gente la que se decante por pedirlo. “Creo que habrá mucha más gente de la que llegábamos a esperar que presente su voto por correo”, resumía Bárbara.