Pablo Maqueda y Paco Bezerra, tras los límites de la ocultación: "Todo el mundo tiene algo que no comparte"
- Manolo Solo y Laia Manzanares protagonizan La desconocida, adaptación de la obra teatral Grooming
- Una película nacida con la vocación de jugar con el espectador a través de la incomodidad y desconcierto
Manolo Solo la define como “género turbio”. La desconocida es la película que el actor protagoniza junto a Laia Manzanares y que se puede ver ya en los cines. Pablo Maqueda (Dear Werner) dirige una película que nace con la voluntad de incomodar y desafiar al espectador. Un pedófilo queda en un parque con una menor a la que ha engañado por internet. Solo es un arranque que irá desvelando capas sobre oscuros juegos de dominación.
El origen de La desconocida es Grooming, la obra de teatro de 2012 escrita por Paco Bezerra (Premio Nacional de Teatro en 2009), que junto a Maqueda y Haizea G. Viana han adaptado el texto a la gran pantalla. Maqueda y Bezerra charlan con RTVE.es sobre la función del cine, teatro, y los límites de lo que ocultamos y lo que deseamos
P.: ¿Cómo fue vuestro primer encuentro?
PACO BEZERRA: Es un poco Todo sobre mi madre. Yo soy Huma Rojo y él es Eloy Azorín. Me espera en la puerta del teatro y me dice que le ha encantado y que quiere hacer una película. Le dije que ok. Y luego me llamó para decirme que quería invitaciones para verla con sus padres. Y ya no sabía si lo de la película era una excusa para sacarme invitaciones todo el rato (risas).
PABLO MAQUEDA: Quería verla por segunda vez por la cara de los espectadores. ¿Recuerdas la escena de Amélie en la que se da la vuelta en el cine y todo el mundo está feliz? Pues era justo lo contrario.
PACO BEZERRA: Menos mal, porque Amélie es un horror de película.
PABLO MAQUEDA: Las caras en Grooming eran de shock absoluto, desconcierto. Y ese estado que había sentido con Haneke o Lanthimos o Fincher sabía que era muy cinematográfico. La obra era un cara a cara muy duro entre dos personas y podía tener una solución muy potente a nivel cinematográfico con atmósferas y soluciones visuales.
P.: Es tu primera obra que se adapta al cine. ¿Te han tentado otras veces?
PACO BEZERRA No, es la primera vez. Nunca he movido un dedo para hacer algo en el cine. Pablo fue la primera persona y dije que sí. Luego, he cedido El pequeño pony a Alemania y lo están adaptando. Ahora me ofrecen episodios para series, tengo más propuestas de cesión de derechos. Yo soy como los jesuitas: no pido nada, pero todo lo que me dan lo cojo. Así que estoy cogiendo. También entiendo que es un regalo de la vida.
P.: En la película se menciona la escena de la avioneta de Con la muerte de los talones, un ejemplo de terror diurno. La película tiene esa idea de turbiedad en la realidad que luego va oscureciéndose.
PABLO MAQUEDA: Tenía muy claro que tenía que ser un Madrid reconocible, a plena luz del día, casi generacional y cercana a la realidad. Porque la realidad es terrorífica y no hace falta trufarla de arquetipos de claroscuros. Es una realidad que hay que mirar con esos ojos. Tenía claro que si me metía en esta madriguera de conejo tenía que ser saltando al vacío y sin red, no podía ser algo descafeinando. Jugar con el espectador, fuera de campo, lo que vemos o lo que no. Jugar con esos secretos que no compartimos ni siquiera con nuestra pareja ni con nadie cercano, que quizá nos llevemos a la tumba, que a veces son algo naif y en otras pueden destrozar la vida de otra persona.
P.: La obra tiene ya más de 10 años, pero el detonante del acoso por Internet no ha cambiado mucho.
PABLO MAQUEDA: Internet ha cambiado nuestra vida para mal. Somos presas de algoritmos que nos destrozan el cerebro, nuestras relaciones son superficiales a través de las redes sociales y cualquier menor es presa de un agresor. Es un campo salvaje para los agresores.
PACO BEZERRA: No lo creo, no estoy de acuerdo. La obra no demoniza internet, otra cosa es lo que la gente piense al verla. Lo que pasa es lo de toda la vida: el acoso sexual. Siempre se demoniza lo nuevo y no creo que internet sea más peligroso que la propia vida.
PABLO MAQUEDA: Sí, eso es verdad.
PACO BEZERRA: Internet no tienen ningún lado oscuro, es un reflejo de lo humano. Una sierra puede usar para cortar algo, pero si lo usamos para cortar una pierna. El fuego se usa para la supervivencia, para cocinar… "¡Desde que apareció el fuego queman a la gente!" No, lo quemó el hombre. La película podría ser la misma si en lugar de internet, le echa burundanga y se la lleva a otro lado.
P.: La película habla de las parafilias, la dominación en el sexo. ¿Es eso lo que más incomoda al espectador, como si el sexo fuera el desconocido?
PABLO MAQUEDA: Sí, la película intenta habla de lo tabús, de lo que no se puede hablar. De cómo cualquier persona con la que te cruces puede esconder algo. Lo desconocido es lo que nos lleva a juzgar. Y el cine y el arte están para romper esos tabús. Nos hemos acostumbrado a un tipo de cultura que nos da la razón, justifica nuestras convicciones morales, películas didácticas de las que sales como entraste. Nuestra película es al revés, es darte una bofetada, ponerte ante un espejo de una realidad terrible. No hay fisuras sobre lo terrible del personaje de Leo (Manolo Solo), pero una vez que aceptamos cómo es vamos a intentar meternos dentro. Vamos a hurgar y escarbar en esa madriguera.
PACO BEZERRA: Él tiene su justificación también, no elige ser cómo es. Y lo dice: tú no eliges lo que te atrae sexualmente. Igual que no eliges la comida que te gusta. Los dos son víctimas. La sociedad los ve como verdugos, pero son víctimas. Lo que pasa es que la especificidad de lo que te atrae está contemplada como algo delictivo. Pero son víctimas también y hay que apiadarse: nadie elige lo que le gusta. La obra reflexiona sobre la delgada línea de lo que consideramos normal y lo que consideramos anormal, que tiene que ver con que sea habitual o no. Hay cosas que son habituales y no son nada normales, lo que pasa es que como lo hace una mayoría tendemos a pensar que son normales. De esto va la película. Y de aquello que no compartimos, que no socializamos, que hacemos en un ratito del día en el que nos vamos a un sitio y no lo sabe absolutamente nadie. Porque nos avergonzamos, por miedo a que nos juzguen, que nos excluyan. Eso conecta porque todo el mundo tiene algo que no comparte socialmente. A veces ni con tu pareja, no sabes ni con quién estás durmiendo.
P: Os pregunto como espectadores y creadores de vuestros respectivos medios. ¿Hay más libertad en el teatro o el cine?
PABLO MAQUEDA: Lo que hay es autocensura pura y dura. He tenido libertad máxima y no he sentido ningún tipo de injerencia. Ha sido mi deseo de aportar una mirada nueva, desde la dirección, guion, texto. Es ese statu quo el que nos lleva a tomar decisiones de ‘si intento ir por esta vía a lo mejor no podré llamar la atención de sectores, gente’. No sé en tu caso en el teatro, Paco.
PACO BEZERRA: Es complicado. Nos llevaría largo tiempo. Lo que sí hemos intentado y hemos puesto empeño es que la película sea un ejercicio de libertad. Hemos intentado contar con total libertad y ser fieles a las reflexiones de la obra. No intentar dulcificarla porque el cine sea una cosa más masiva que vaya a llegar más lejos o porque acabe en las plataformas y los hogares. Y hemos tenido suerte porque no nos han parado los pies, que a veces en el cine si sucede porque hay mucha inversión, dinero y gente que opina sobre el producto en el que mete dinero. Afortunadamente no nos ha pasado.