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Cuando la falta de psicólogos no es el único problema: "Es muy difícil tener salud mental si no te llega el sueldo"

  • Los expertos defienden la necesidad de aumentar el número de profesionales públicos, pero advierten que hay que ir más allá
  • Las precarias condiciones laborales, la falta de conciliación y la poca educación emocional son algunos de los problemas

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Un psicólogo atiende a una persona en una imagen de archivo
Un psicólogo atiende a una persona en una imagen de archivo

La falta de psicólogos en la sanidad pública es preocupante. España solo ofrece seis de estos profesionales por cada 100.000 habitantes, una tasa hasta tres veces menor que la media europea. Así lo alertó la propia reina Letizia al inaugurar en Madrid el congreso de la Confederación de Salud Mental, evento en el que la monarca, sin embargo, también hizo hincapié en que aumentar ese número no es la única y la mejor solución en todos los casos.

"Subir la ratio de psicólogos y de psiquiatras es necesario, evidentemente es imprescindible, pero hay que trabajar también a nivel colectivo", defiende al respecto la vicepresidenta de la Asociación Española de Psicología Sanitaria (Aepsis), Estefanía Cárcel. Para la experta, "es muy difícil tener salud mental si no te llega el sueldo para pasar el mes o si no tienes tiempo para criar a tus hijos", entre otras problemáticas sociales.

Efectivamente, contar con ayuda profesional gratuita y de calidad cuando el problema ya existe es crucial, comparte la presidenta de la Sociedad Científica Española de Psicología Social (Sceps), Esther López-Zafra, quien también insiste en la importancia de fomentar la prevención. "Si no mejoramos las condiciones laborales, la formación de nuestros líderes, los estilos parentales, las relaciones interpersonales… Todo eso al final tendrá consecuencias", advierte para añadir: "No vamos a necesitar solo 18 psicólogos por 100.000 ciudadanos, necesitaremos muchísimos más".

Hasta el 27% de los problemas de salud mental, relacionados con el trabajo

La opinión de las psicólogas se ve también reflejada en los datos. El último estudio de la Confederación de Salud Mental España recoge que el 40% de la población cree que su salud mental no es buena pese a que califica con un 4,5 sobre 5 la importancia de la misma para su bienestar general. De los problemas que estas personas tienen se considera que entre el 11% y el 27% se pueden relacionar con las condiciones de trabajo. Uno de cada cinco casos de depresión, una pandemia que afecta mundialmente a unos 280 millones de personas, es también atribuible al estrés laboral.

En unos años marcados por la crisis económica y las consecuencias de la pandemia, el informe de la confederación explica que en las personas adultas se viene observando múltiples dificultades económicas, de inestabilidad laboral y preocupación por el futuro de sus hijos. Los jóvenes, por su parte, muestran problemas para proyectarse en el futuro, autoexigencia, presión por los logros, miedo a no estar a la altura, cuestionamiento del ideal meritocrático y del esfuerzo y sensación de competición generada, sobre todo, a raíz de las redes sociales y su tendencia a comparar personas y vidas.

La Confederación de Salud Mental España apunta al individualismo y al menor apoyo social como dos de los principales desencadenantes de las problemáticas anteriores, a su vez íntimamente relacionadas con la precaria salud mental colectiva. "Ante situaciones que antes se contenían con otros recursos familiares y sociales", ahora se potencian las visitas a profesionales de la psiquiatría a edades más jóvenes y un inicio más temprano en la medicación", destaca el estudio.

Vivimos en una sociedad competitiva y estresante

"Vivimos en una sociedad competitiva y estresante en la que debemos sostener rutinas que exigen mantenerse al límite del rendimiento sin angustia y sin claudicaciones. A muchos les cuesta enfrentarse a los problemas cotidianos y recurren a la química para desconectar, mitigar la ansiedad o para dormir", explicó en la misma línea el pasado mes de marzo la psiquiatra de la Unidad de Salud Mental Canalejas de Las Palmas de Gran Canaria Mónica Florido al dar a conocer la Sociedad Española de Patología Dual que España es el país del mundo con mayor consumo de benzodiacepinas.

La de Florido es una opinión que comparten las psicólogas entrevistadas por RTVE.es. Para la presidenta de la Sceps, Esther López-Zafra, “se está produciendo claramente un empeoramiento de nuestro bienestar”. Un bienestar que tiene que ver con múltiples factores como "nuestra forma de relacionarnos" y que, al sumarse a acontecimientos estresantes como la pandemia de COVID, pueden suponer un gran riesgo. “No se está cuidando la salud psicosocial. Los seres humanos tenemos una resiliencia alta, pero ya la estamos agotando”, afirma.

Del "café con lorazepam" a los cambios colectivos

Ante un problema de salud mental, el primer gesto de la sociedad suele ser la patologización del malestar, ya sea por la vía de la terapia o del fármaco. Así lo entienden la psiquiatra Marta Carmona y el médico Javier Padilla, autores de Malestamos, un ensayo que gira en torno a la necesidad de ir más allá del "café con lorazepam" de la mañana para poder ser productivos y pasar a hacer cambios desde en el ámbito del trabajo hasta en los cuidados familiares y en el propio sistema capitalista.

Dos médicos y un destino: escribir un ensayo ("Malestamos", Capitán Swing) que aborde el complejísimo asunto de la salud mental desde una óptica social.

La conciliación familiar, por ejemplo, puede incidir gravemente en la salud mental de los menores. La infancia es un período crítico -el 75% de los problemas diagnosticados en adultos surgen durante la niñez- durante el que se necesita un vínculo de apego y apoyo que a muchos les es robado por los largos turnos rotativos y otras formas de precariedad laboral. Por el contrario, "unos padres con más tiempo atienden mejor a sus hijos" y construyen una buena "red de apoyo social" que podría ser crucial, opina López-Zafra. "Cosas tan sencillas como abrazarnos y mostrarnos cariño nos amortigua el estrés", insiste la psicóloga.

Para la doctora Rosa Baños, catedrática de la Universidad de Psicopatología de Valencia, a la falta de conciliación se une el impacto de la digitalización sobre las relaciones humanas. "Las tecnologías están cambiando de una manera muy importante la manera en que nos comportamos e incluso en la que nos definimos e identificamos como personas", algo que está afectando especialmente a las generaciones más jóvenes a través de las redes sociales y de problemáticas como la hipersexualización o la cultura de la dieta.

Las redes y los influencers también pueden contribuir a tener una idea distorsionada de la felicidad que termine dañando la salud mental. Este sentimiento se tiende a asociar con la fama, el dinero y/o el éxito laboral, pero la psicóloga en Calma al Mar Estefanía Cárcel advierte de que se trata de una experiencia única ligada más bien a las relaciones con los demás. "Hay que preguntarse si nos sentimos queridos por las personas a nuestro alrededor y si las queremos", ahí está, en general, la verdadera felicidad y un magnífico factor protector ante las dificultades psicológicas.

"A la gente ya no le da vergüenza ir al psicólogo"

Entre otras actuaciones beneficiosas para la salud mental más allá de mejorar las condiciones laborales y los recursos disponibles, las expertas proponen fomentar la prevención ofreciendo educación emocional en los colegios, así como talleres enfocados a las habilidades sociales. "Tenemos mucha información que, de poderla transmitir a la gente desde pequeña, nos ahorraría muchísimos problemas", asegura Cárcel.

En cualquier caso, las psicólogas reconocen que España, pese a su todavía "precariedad", ha evolucionado enormemente en los últimos años en cuanto a salud mental. Según la doctora Rosa Baños, los altos números de personas con dificultades psicológicas que se han venido registrando tras la pandemia no se deben únicamente al gran impacto que el confinamiento y los meses posteriores tuvieron, sino también a la ruptura con el tabú. "El problema estaba ahí, pero no se hablaba de ello", mientras que, hoy día, "a la gente ya no le da vergüenza ir al psicólogo".

Trastornos tan comunes como la depresión y la ansiedad han pasado a formar parte de las conversaciones habituales en los medios de comunicación e incluso en los hogares y en los bares. Por ello, y pese a que todavía quede mucho por mejorar tanto a nivel de información -"a veces se frivoliza o se dramatiza en exceso"- como de prevención y de atención, Cárcel hace hincapié igualmente en que "el simple hecho de hablar de salud mental ya es algo que se está haciendo bien".

Ahora toca aumentar las cifras de psicólogos y psiquiatras, prevenir con herramientas como la educación emocional y "darle un empujoncito al autocuidado". "Pero para que haya autocuidado lo primero que debemos tener es más tiempo y posibilidades", más recursos sociales. La salud mental no es cosa de una sola persona.