Greenpeace propone recortar medio millón de hectáreas de regadío en España: "No hay agua para tanto"
- El 16% de los cultivos españoles en riego se encuentran en áreas donde el acuífero está sobreexplotado o contaminado
- El grupo ecologista llama a priorizar el agua para las explotaciones pequeñas y critica el aumento de la superficie regada
Greenpeace ha propuesto este martes recortar el regadío en las 516.000 hectáreas donde los acuíferos españoles están en situación crítica.
"Tenemos que reducir los regadíos y adaptarlos a climas más secos; las primeras zonas que tienen que ser recortadas tienen que ser las tensionadas y críticas", ha afirmado el responsable de Agua del grupo ecologista, Julio Barea, en la presentación de un informe sobre la "burbuja" del regadío en el país y la necesidad de reducir su dimensión para hacer frente a la escasez de recursos hídricos y las consecuencias del cambio climático. "No hay agua para tanto".
El 16% de los casi 4 millones de hectáreas de regadío legales en España, el equivalente a unas 516.000 hectáreas, se encuentran en áreas tensionadas, según Greenpeace, es decir, donde los acuíferos están en mal estado por la sobreexplotación o por la contaminación con nitratos.
Estos cultivos se localizan sobre todo en Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Murcia, seguidas de Baleares y Andalucía, de acuerdo con sus cálculos.
Los ecologistas piden priorizar el agua para las explotaciones pequeñas
Greenpeace ha denunciado que entre 2004 y 2021 los regadíos en España han aumentado en más de medio millón de hectáreas, mientras que en poco más de una década las reservas de aguas superficiales han bajado una media de 10 puntos porcentuales.
"Nadie se está plantando meter la tijera, la dirección es la contraria: se están planteando más aumentos y planes que siguen potenciando más regadíos", ha señalado la directora ejecutiva de Greenpeace, Eva Saldaña, que ha recordado que "tenemos poca agua y la que tenemos está mal gestionada y en mal estado".
Todo ello, mientras el campo español soporta los efectos del cambio climático, lo que ha llevado a que el 3,7 % de la superficie regada (116.000 hectáreas) esté en una situación crítica. Esto se observa especialmente en la cuenca del Guadiana y otras como las del Júcar o el Duero, donde Greenpeace considera necesario priorizar el suministro de agua para las explotaciones pequeñas, que contribuyen a fijar la población en el medio rural y producir alimentos, en lugar de las grandes.
"Las grandes y medianas empresas también tienen que poner de su parte para cambiar este modelo", ha afirmado el responsable de Greenpeace, que ha llamado a las administraciones a tomar medidas y ha lamentado el proceso "brutal" de concentración de terrenos en pocas manos y el uso intensivo de los recursos naturales.
Según el grupo ecologista, un 80 % del agua disponible se dedica al sector primario, cuando la superficie agrícola para el regadío se encuentra en el 23%, sin contabilizar las hectáreas ilegales. El país, mientras tanto, sufre un alto riesgo de desertificación y tiene un 44 % de aguas subterráneas en mal estado, han denunciado.
Los agricultores, las primeras víctimas
Y los agricultores son los primeros que sufren los problemas que generan los regadíos, ha asegurado el miembro de la Mesa Social del Agua de Andalucía y de la fundación Nueva Cultura del Agua, Joan Corominas, que ha puesto de ejemplo la cuenca del Guadalquivir, donde viven su cuarto año de restricciones de agua y esta temporada solo podrán gastar un 11 % de la dotación normal.
Corominas ha lamentado que el aumento del uso de este recurso escaso no haya mejorado el bienestar en muchas zonas como el litoral andaluz y ha recalcado que son las pequeñas explotaciones las que tienen menos resistencia en tiempos de dificultad.
Desde Huelva, la pequeña productora de hortalizas y otros cultivos Reyes Tirado se ha quejado de que en su zona se están permitiendo explotaciones como las del aguacate que "usan mucha agua en un entorno con menos agua", ya que cada vez llueve menos por el cambio climático.