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Análisis | Muere Berlusconi

La Italia que alumbró Berlusconi: populismo, televisión y sus 'herederos' Meloni y Salvini

  • Comprendió "cómo había cambiado la sociedad italiana" pero también impulsó esos cambios con su emporio mediático
  • El 'berlusconismo' ha impregnado la política actual en Italia, pero también fuera del país, en Trump o Bolsonaro
  • Funeral de Estado de Silvio Berlusconi, en directo

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Silvio Berlusconi murió el lunes a los 86 años de edad
Silvio Berlusconi murió el lunes a los 86 años de edad

Silvio Berlusconi ha muerto, pero no el 'berlusconismo'. El magnate italiano, pionero del populismo del siglo XXI, deja como legado una forma de hacer política que no solo ha moldeado la Italia actual, sino que también tiene eco en todo el mundo con 'herederos' como Donald Trump, Jair Bolsonaro o Nayib Bukele en El Salvador.

"Berlusconi ha sido un gran innovador de la política, pero en un sentido fuertemente negativo", asegura a RTVE.es Paolo Gerbaudo, profesor de la Scuola Normale Superiore de Pisa y experto en populismo. "Anticipó unas tendencias que ahora son dominantes en la política contemporánea", señala, y cita algunos ejemplos: "Combinó sus intereses políticos y sus intereses personales, como dueño de empresas, de una manera que no existía antes, y que ahora ha sido imitada por otros como Trump o Boris Johnson. Rompió todas las reglas de respeto a las diferentes instituciones, de un mínimo de buena educación con los adversarios o con los periodistas".

Anticipó unas tendencias que ahora son dominantes en la política contemporánea

El Cavaliere "comprendió el poder de la desilusión y la desconfianza y cómo esta situación podía ser explotada por la derecha", afirma este sociólogo. Entendió mejor que los políticos tradicionales cuánto había cambiado la sociedad, pero él mismo contribuyó en gran medida a ese cambio, gracias al "impacto cultural enorme" que tuvo Mediaset, su emporio televisivo, en los años 80 y 90.

"Comprendió que había un deseo de hedonismo e individualismo extremo en la sociedad italiana, que no encontraba respuesta en las culturas políticas tradicionales, ya sea en el Partido Comunista y la izquierda o en el catolicismo y la Democracia cristiana, y supo transformar ese deseo en política", señala.

"Intentó moldear la sociedad tal y como él quería y lo consiguió"

Antes de dar el salto a la política, ganando las elecciones en 1994, Berlusconi tenía una gran influencia en Italia, no solo gracias a los medios, sino también a su empresa de publicidad o el AC Milan, el club que compró y llevó a la gloria deportiva. "Berlusconi intentó moldear la sociedad tal y como él quería y poco a poco lo consiguió", explica Steven Forti, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona especializado en la extrema derecha.

Gracias a su éxito empresarial y su imagen carismática creó un modelo de político aspiracional. "El político clásico, el de la Italia de los años 60, 70 o 80, intentaba educar al pueblo y ofrecía una imagen de moralidad. Con Berlusconi es al revés, él no dice al pueblo 'os estáis portando mal, tenéis que mejorar', les dice 'está bien como sois, gozad de lo que tenéis, yo soy vuestro modelo'", señala. Un modelo de "hombre reconocido, que puede salir con bellas mujeres, decir lo que le da la gana".

Con Berlusconi es al revés, él no dice al pueblo 'os estáis portando mal, tenéis que mejorar', les dice ‘está bien como sois, gozad de lo que tenéis, yo soy vuestro modelo’

"Con él la política se personalizó de forma extrema, tanto que su mismo partido era un partido-empresa". Con Forza Italia "dio el golpe de gracia" al partido-masa, como era la Democracia Cristiana, el Partido Socialista o el Partido Comunista Italiano, las fuerzas hegemónicas del siglo XX y que implosionaron en el gran caso de corrupción conocido como Tangentopoli, que estalló en 1993 y que impulsó a la política al poderoso empresario milanés.

La huella de Berlusconi fue tal que el periodo entre principios de los noventa y 2012, cuando dimitió tras su tercera legislatura en el poder, se conoce como "ventenio berlusconiano". Aunque solo gobernó nueve años en total durante este periodo, incluso cuando estaba en la oposición los partidos gobernantes lo constituían "coaliciones muy heterogéneas con el punto en común del 'antiberlusconismo'", según Forti.

Máximo exponente del "telepopulismo"

Berlusconi no fue el único representante de lo que el filósofo Pierre-André Taguieff llamó "telepopulismo", pero sí el más claro, ya que no solo comprendió antes que otros aventajados alumnos como Trump o Bolsonaro el poder de los medios, sino que los controlaba prácticamente todos. En su etapa como primer ministro, Berlusconi llegó a tener un control casi hegemónico de las televisiones, al sumar la pública Rai a todos los canales de Mediaset –poseía todas las cadenas nacionales menos una-.

Su entrada en la política la anunció con un vídeo de nueve minutos que envió a todos los telediarios, "hablando directamente a los italianos", rompiendo con la forma tradicional de comunicar de los políticos, explica Forti, historiador de la UAB. Y en la campaña de 2001, que luego ganó, firmó durante un programa de máxima audiencia en directo un contrato con los italianos.

A esto se suma el "vodevil" que siempre rodeó su figura: las fiestas, sus relaciones con las mujeres, imágenes al estilo de políticos patrios como Jesús Gil, algo que otros hubieran escondido como "vergüenzas" pero que él "reivindicaba", señala este experto.

"Berlusconi es tan exitoso porque recoge a la perfección un elemento clave del populismo como es la desintermediación, una conexión directa, completamente vertical, entre él y sus votantes, sin canales intermedios como los partidos. Él no tiene un partido [Forza Italia era de nueva creación], pero tiene Mediaset", señala Jaime Bordel, politólogo y coautor del libro Salvini & Meloni: Hijos de la misma rabia. Cómo la derecha radical conquistó la política italiana.

Él no tiene un partido, pero tiene Mediaset

En ese sentido, controlaba las reglas del juego y dominaba el medio televisivo mucho más que unos rivales en la izquierda que seguían "en blanco y negro", según Bordel, como se veía en el debate televisivo que representó célebremente Nanni Moretti en su ‘Caro diario’.

Ahora, con la irrupción de las redes, este es el medio por excelencia que usan los líderes populistas para tener una conexión directa con sus votantes. Twitter fue clave en la comunicación de Donald Trump –hasta que fue vetado, ahora recurre a su propia red social-, y lo es también para el presidente de El Salvador, Nayib Bukkele, que cuenta con 5,2 millones de seguidores. En cambio, Berlusconi "se quedó antiguo" en este terreno, según Forti, con intentos fallidos como su incursión en TikTok en la última campaña.

Usó los casos judiciales a su favor

Entre las "vergüenzas" de las que presumía no solo estaban los escándalos del corazón, sino decenas de casos de corrupción, que usó electoralmente a favor, como hace ahora Trump con los cargos a los que se enfrenta. "Es el primer político que ha sabido utilizar las acusaciones contra él por parte de jueces e instituciones como una especie de certificación de que él estaba de verdad con el pueblo, con sus deseos más inconfesables, con sus voluntades reprimidas supuestamente por un sistema hipócrita", asegura Gerbaudo, también profesor en el King’s College de Londres.

Otra de las señas de identidad de su legado es lo que este profesor denomina "ilegalismo": hizo leyes que permitieron construir ilegalmente y después amnistió estas construcciones, permitió a pequeños empresarios evadir impuestos y dificultó perseguir delitos económicos, enumera.

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El germen de Meloni y Salvini

"La Italia de hoy en día es mucho peor que la de hace 30 años, y Berlusconi es uno de los principales responsables", afirma contundente Forti. El ex primer ministro "legitimó" la extrema derecha, excluida durante décadas de la política italiana a partir de una Constitución basada en el paradigma antifascista, elaborada tras la Segunda Guerra Mundial.

Él incluyó a la ahora primera ministra, Giorgia Meloni, con un pasado posfascista, en uno de sus gobiernos, y ha formado parte de la coalición de extrema derecha que la llevó al poder en 2022. Meloni "es una nieta de Berlusconi", según Gerbaudo, y aunque utiliza un tono más sobrio, alejado de los chascarrillos sexuales del Cavaliere, y un enfoque político más "nacionalista y autoritario" que el de su predecesor, interpreta el mismo papel y sigue sus mismas políticas.

Matteo Salvini, líder de la Liga, y el otro gran rostro de la extrema derecha italiana, también es heredero directo de Berlusconi, quien gobernó junto a su partido, y del que ha imitado sus salidas de tono o escenas mediáticas, señala Bordel.

El momento político y económico actual es muy distinto al que dio lugar a Berlusconi. El empresario triunfó en "la época dorada del neoliberalismo", según Forti, cuando, tras la caída del Muro de Berlín, se dibujaba un horizonte de enriquecimiento personal generalizado. Berlusconi inspiraba "optimismo empresarial" frente a una izquierda "gris y burocrática", apunta Gerbaudo.

En los 90 se miraba al futuro en buena medida con optimismo. Ahora el optimismo no existe, se mira al futuro con miedo e incertidumbre

"Todo eso se empezó a desmoronar con la caída de las Torres Gemelas y después con la crisis de 2008. En los 90 se miraba al futuro en buena medida con optimismo. Ahora el optimismo no existe, se mira al futuro con miedo e incertidumbre", apunta el profesor de la UAB. A diferencia de en aquella época, además, la extrema derecha está "más consolidada en los sistemas políticos occidentales".

Todo esto llega en una "profunda crisis de los sistemas políticos liberales y pluralistas", lo que favorece que puedan surgir o reforzarse figuras 'berlusconiananas'. Un momento de crisis a los que se refería la célebre cita del histórico comunista Antonio Gramsci, que recoge Forti: "Cuando lo viejo muere y lo nuevo todavía no ha nacido del todo, es cuando nacen los monstruos".