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'Una familia de superhéroes': animación contra la exigencia patológica con los hijos

  • Se estrena en España la película de animación del director noruego Rasmus A. Siversten, presentada en el Festival de Berlín

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Imagen de 'Una familia de superhéroes'.
Imagen de 'Una familia de superhéroes'.

El debate sobre el significado de la abundancia de superhéroes en la cultura contemporánea tiene muchas vertientes, pero el cineasta noruego Rasmus A. Siversten ha querido profundizar la exigencia que supone ser ‘super’ para los niños en Una familia de superhéroes, cinta de animación que se estrena en España tras triunfar en su país y estrenarse por toda Europa.

La película sigue a Hedvig, una niña de 11 años que es hija de Súper León, el superhéroe local. Nadie sino ella sabe su identidad porque está destinada a heredar el traje y su responsabilidad cuando sea mayor. Accidentalmente, encoge en la lavadora el traje de héroe y se ve obligada a sustituir al padre, pero carece de virtudes atléticas y su único interés son los videojuegos.

“Cuando mi hijo estaba en el colegio, descubrimos que era disléxico. Sufría mucho porque quería ser ‘súper’ como el resto de niños, pero no tenía las herramientas y era muy duro consigo mismo”, recuerda el director sobre el origen del guion. “El mundo va cada vez más rápido y los niños sienten mucha presión.  Las redes sociales les influyen para que sean perfectos y los padres también sienten esa presión. Quería hacer una película sobre que no tienes que vivir según las expectativas de otras personas, sino vivir según tus propias expectativas. La idea era hacer una película que juega con los elementos del cine de superhéroes pero que realmente es cotidiana”.

El primo de Hedvig toca el piano, el violín, es el atleta perfecto, sus padres le han prohibido interactuar con pantallas toda su vida y recibe todas las condecoraciones escolares. El padre de Hedvig se plantea designarle heredero de Super León, pero el traje acentúa no solo las virtudes sino también el carácter, aunque sea egocéntrico y vanidoso.

“A lo primero que culpé de la dislexia de mi hijo fue al tiempo que pasaba frente a las pantallas. Me volví muy estricto con eso y con que trabajase muy duro”, recuerda. “Esa manera tan estricta no es buena: fue un proceso de aprendizaje para mí. Descubrí que mis hijos habían tenido una gran vida social online, hacían fiestas, se divertían. Así que tuve que recalibrar mi punto de vista sobre los videojuegos y las pantallas”.

Imagen de 'Una familia de superhéroes'.

Imagen de 'Una familia de superhéroes'. Vercine

Rasmus A. Sivertsen ha dirigido numerosas películas y series con las que ha participado en festivales como la Berlinale o Annecy. Forma parte del milagro de la animación noruega: un país de menos de cinco millones de habitantes con una sólida industria basada en el maná del dinero público proveniente del petróleo. “Es increíble lo que se está produciendo. Hay como dos tres películas animadas cada año, es un auge fantástico. Hay que atribuirlo a la financiación de los gobiernos noruegos que realmente lo apoyan”, sostiene.

Silversten ha trabajado en su carrera con todas las técnicas de la animación y dice preferir el stop-motion porque realmente se filma y se crea la sensación de equipo. “Pero era muy difícil hacer una película de superhéroes con esa técnica y por eso elegimos el 3D”, razona. Su optimismo tecnológico se extiende a la inteligencia artificial. “Quizá en 50 años haga las películas directamente, no lo sé, pero ahora mismo es una herramienta muy útil para la elaboración de presupuestos y la producción de las películas que puede hacer todo más barato y fácil”.