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Análisis

La guerra se vuelve contra Putin

  • Los mercenarios del Grupo Wagner afirman tener el control militar en la ciudad rusa de Rostov y avanzan ahora hacia Moscú
  • Las próximas horas serán decisivas pero tanto si Putin gana, como si no, ya nada será como antes
  • Sigue la rebelión militar en Rusia, en directo

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Activistas sostienen un retrato del presidente ruso Vladímir Putin cerca de la Plaza Roja de Moscú este sábado. 
Activistas sostienen un retrato del presidente ruso Vladímir Putin cerca de la Plaza Roja de Moscú este sábado. 

Es muy pronto para saber el alcance real de la rebelión de los mercenarios Wagner contra la cúpula militar rusa. En el momento de escribir este artículo, algunas informaciones alertan de que una columna de vehículos militares se dirige a la capital, sin demasiada oposición. Las próximas horas serán decisivas para conocer su gravedad. Veremos si el ejército ruso y las élites que se disputan cuotas de poder desde hace décadas son capaces de presentarse como un cuerpo unido en torno al presidente, si se dividen en facciones o entienden que Putin es ya caballo perdedor, merecedor de sacrificio.

El Grupo Wagner toma la ciudad rusa de Rostov

Pase lo que pase, Putin se enfrenta al mayor desafío a su poder y a horas cruciales para su propia supervivencia.

Si pierde, puede ser víctima de sus peores pesadillas... un final como el de Gadafi y otros tiranos. Puede huir o refugiarse. O liderar alguna facción en una hipotética guerra civil. Un escenario especialmente preocupante en una gran potencia nuclear.

Si vence, ya nada será como antes. Putin ha demostrado ser humano y vulnerable. Ha entrado en pánico ante un ejército de criminales de guerra, carne de presidio dispuesta a tomar la Plaza Roja. La invasión de Ucrania se ha convertido en una chapuza. El plan para tomar Kiev en tres días fracasó. Dejó a la vista un retrato patético y oxidado del que se presentaba como un gran ejército, sin nada que temer de sus rivales en Occidente. Las matanzas posteriores, los repliegues y los frentes congelados, entre denuncias de falta de suministros, han hecho saltar algunos tornillos de la maquinaria rusa, engrasada a base de corrupción, mala información y desidia. En un país en el que es imposible distinguir dónde acaba la tarea de los servicios de seguridad y dónde empiezan el crimen organizado y los intereses particulares, su papel de árbitro entre clanes mafiosos ha quedado seriamente cuestionado.

Putin califica de traición la rebelión del jefe de Wagner