Las 24 horas en las que se quebró el poder de Putin: de la rebelión a la retirada del líder de Wagner
Rusia ha cerrado este domingo unas 24 horas frenéticas para el mandato de su líder, Vladimir Putin, al acordar la retirada del grupo de mercenarios Wagner que se dirigían a Moscú, tras sublevarse y tomar las instalaciones militares en la ciudad de Rostov en represalia por supuestos bombardeos rusos a sus posiciones en Ucrania.
Se abre ahora sin embargo, un nuevo episodio en el que se verá el impacto real de la rebelión en el futuro del grupo paramilitar, muy activo en Ucrania, especialmente, en la batalla por la ciudad de Bajmut; y de su dirigente, Yevgueni Prigozhin, que se trasladará a Bielorrusia, según se ha pactado con la mediación del presidente del país, Aleksandr Lukashenko. Pero no solo, también están en duda los efectos para el liderazgo de Putin y para la guerra, en plena contraofensiva de Kiev.
Así han sido, paso a paso, los acontecimientos vividos este fin de semana, que han supuesto un desafío sin precedentes en los últimos años para la nación rusa:
Wagner denuncia bombardeos rusos en sus campamentos
Las tensiones entre el grupo Wagner y el Kremlin no son nuevas. Desde hace semanas, Prigozhin acusaba a Moscú de no proporcionarle munición ni material necesario para seguir con la guerra en Ucrania, especialmente, en Bajmut, donde incluso dio un ultimatun hace meses al Ministerio de Defensa y amenazó con dejar la batalla si no conseguía armamento.
Ambas partes llegaron a un acuerdo y, en principio, la situación pareció quedar solucionada cuando Wagner anunció la toma de la ciudad hasta que este viernes se produjo un nuevo incremento de la tensión. El líder de Wagner señalaba al ejército ruso como responsable de atacar a sus combatientes en Ucrania, sin dar más detalles, y prometió poner fin a la "maldad" de la cúpula militar. En respuesta, el Ministerio de Defensa ruso emitió rápidamente un comunicado en el que afirmaba que las acusaciones de Prigozhin "no se correspondían con la realidad y que eran una provocación informativa".
El fundador de la fuerza mercenaria pidió una "marcha por la justicia", no un golpe militar, y movilizó a sus tropas. El Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB, heredero del KGB) decidió abrir una causa penal contra él por "un llamamiento al motín armado", algo que podría conllevarle hasta 20 años de prisión. El Ministerio de Defensa hizo, además, un llamamiento a los soldados de Wagner a abandonar a su líder.
La toma de Rostov por Prigozhin
Las advertencias de Moscú no tuvieron el resultado esperado y a primera hora del sábado Prigozhin anunció, a través de un vídeo, que él y sus tropas habían cruzado la frontera con Ucrania y habían llegado a la ciudad rusa de Rostov, donde habían tomado las instalaciones militares.
Este gesto era muy simbólico, puesto que es uno de los centros de mando de las operaciones en Ucrania. Desde allí Prigozhin aseguraba que Rusia no ha dado las cifras reales y las bajas eran muchas más. En ningún momento, se notificó resistencia, combates activos o víctimas por parte de ningún bando en Rostov, pero podían verse imágnes de los tanques de Wagner por las calles de la ciudad.
El gobernador de la región pidió a los residentes que mantuvieran la calma y permanecieran en sus casas. El Ministerio de Defensa ruso emitió un nuevo comunicado en el que pedía a los combatientes de Wagner que desistieran y acusaba a Prigozhin de haber "engañado y arrastrado a una aventura criminal" a sus tropas.
La situación se vuolvió confusa y los medios notificaron la presencia del grupo Wagner en la ciudad de Voronezh, a unos 500 km de Moscú. Rusia tomó medidas antiterroristas en varias regiones y decretó el cierre de la carretera principal que une Voronezh y Moscú.
Estados Unidos y los aliados europeos informaron, por su parte, de que estaban monitorizando la situación y desaconsejaban a sus ciudadanos desplazarse por Rusia hasta conocer el verdadero alcance de la rebelión. A lo largo del día, numerosos gobiernos de todo el mundo emitieron declaraciones similares.
Putin lo califica de "traición", pero Wagner no se rinde
En las siguientes horas, la escalada del conflicto siguió en aumento. Putin dió un mensaje a la nación en el que calificaba los hechos como una "traición" y aseguraba que los responsables serían castigados por ello. "El que organizó y preparó la rebelión militar traicionó a Rusia y responderá por eso", afirmó en la televisión pública.
Las palabras de Putin tampoco parecieron amedrentar al líder de Wagner, que dijo que no se rendiría y proseguría su marcha hacia Moscú. Poco después, se informó que helicópteros militares rusos habían abierto fuego contra un convoy de mercenarios rebeldes que ya se encuentraba a más de medio camino de la capital.
Empezaron a escucharse voces que apoyaban a Putin, entre ellos los dirigentes de los territorios ocupados en Ucrania. También el líder de los chechenos, Ramzán Kadírov, que reafirmó su lealtad al presidente ruso e indicó que sus tropas se dirigían a Rostov para ayudar al Kremlin.
Ante el desfío de Wagner, el alcalde de Moscú, Sergéi Sobianin declaró el régimen antiterrorista en la capital y pidió a la población restringir sus movimientos para minimizar riesgos. Pese a ello, se emitieron imágenes de calma entre los habitantes de la zona.
Desde Ucrania, su presidente, Volodímir Zelenski, también se pronunció sobre el conflicto, asegurando que veía la crisis como una muestra de la "debilidad" del Kremlin. Desde algunas facciones apuntaron también a que era consecuencia de la invasión a Ucrania y celebraban el conato de guerra civil.
Wagner avanza hacia Moscú y se queda pocos kilómetros
Las columnas del grupo Wagner siguieron avanzando hasta la región de Lípetsk, a 340 kilómetros al sur de Moscú, según las autoridades locales. Se impusieron medidas de seguridad y cavaron zanjas con excavadoras en las carreteras para frenar el avance.
Se revelaron, además, algunos de los planes de Prigozhin: un convoy de 5.000 soldados paramilitares, dirigidos por el comandante de alto rango de Wagner, Dimitri Utkin, pretendía tomar posiciones en una zona densamente edificada de los alrededores de Moscú, según había informado Reuters citando a una fuente cercana a la dirección en la parte controlada por Rusia de la provincia ucraniana de Donetsk.
Putin habló con Bielorrusia, que reafirmaba su alianza con el presidente, y se iniciaron las negociaciones con Lukashenko, que conoce personalmente a Prigozhin desde hace 20 años. El presidente ruso también se puso en contacto con Turquía -mediador en el acuerdo del grano con Ucrania- que le instaba a actuar con sentido común y le tendía su mano para buscar una solución pacífica al conflicto.
La Casa Blanca, por su parte, dijo que el presidente estadounidense, Joe Biden, había hablado con los líderes de Francia, Alemania y el Reino Unido, y reafirmaba su apoyo a Ucrania. El Secretario de Estado, Antony Blinken, trató el tema también con los ministros de Asuntos Exteriores del G7 y con el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores.
Las negociaciones con Bielorrusia y la marcha atrás
Todo apuntaba a que podía ser una noche larga, sin embargo, en un nuevo giro de los acontecimientos el líder de Wagner ordenaba a sus tropas que volvieran a sus bases para "evitar un derramamiento de sangre" y frenaba el avance hacia Moscú. Las negociaciones con Bielorrusia habían dado sus frutos y se acordaba que los mercenarios de Wagner no fueran castigados, que la causa penal contra Prigozhin fuera archivada y que este se traslaría al país vecino. Los combatientes paramilitares que no habían participado en la "marcha" hacia Moscú firmarán contratos con el Ministerio de Defensa ruso.
"Iban a desmantelar a la PMC Wagner. Salimos el 23 de junio a la Marcha de la Justicia. En un día, caminamos a casi 200 kilómetros de Moscú. En ese tiempo, no derramamos una sola gota de sangre de nuestros combatientes. Ahora, ha llegado el momento en que la sangre puede derramarse. Es por eso que, entendiendo la responsabilidad de derramar sangre rusa en uno de los lados, estamos haciendo retroceder nuestros convoyes y regresando a los campamentos de acuerdo con el plan", resumía en un mensaje de audio en su canal de Telegram.
Paralelamente, las fuerzas de Wagner se retiraban de Rostov, mientras decenas de vecinos coreaban "¡Wagner, Wagner!" cerca del cuartel general militar. Entre las imágenes, se vió al propio Prigozhin abandonar la ciudad en un todoterreno, saludando a los civiles que se habían acercado.
La noche ha transcurrido con aparente tranquilidad en Rusia y las carreteras se han reabierto paulatinamente. En Moscú, continúan las medidas antiterroristas mientras surgen las dudas sobre si la rebelión ha sido un incidente aislado como trata de hacer ver Putin o se trata del "comienzo" de un conflicto de mayor calado como apunta Ucrania, que sigue este domingo enfrentando la guerra en su territorio.