Dos millones de peregrinos suben el monte Arafat en la primera peregrinación a La Meca sin restricciones
- Ha duplicado el número de personas de 2022 y se espera llegar hasta 2.500.000 personas
- Se enfrentan a las altas temperaturas que pueden alcanzar los 45 grados y causar golpes de calor
Cerca de dos millones de fieles musulmanes han llevado a cabo, bajo temperaturas superiores a 40 grados, este martes el ritual más importante de la peregrinación ('hach') anual a La Meca, la primera sin limitaciones por la pandemia y que duplica el número de personas de 2022.
El ritual requiere estar de pie hasta la puesta de sol en el monte de Arafat, donde según la tradición islámica el profeta Mahoma pronunció su sermón de despedida durante su última peregrinación a la ciudad sagrada en el año 632.
Este año, Arabia Saudí busca alcanzar un nivel similar a las temporadas de "hach" que precedieron a la pandemia de covid-19, ya que espera que el número total de peregrinos este año llegue a unos 2,5 millones, frente al millar de fieles en 2020; 60.000 en 2021 y cerca de un millón el pasado año.
Entre los peregrinos de este año está el primer ministro de Palestina, Mohamed Shtayyeh, que llegó el lunes a Yeda para cumplir con los rituales, mientras que su homólogo egipcio, Mustafa Madbuli, ha llegado este martes.
Desde las primeras horas de la mañana, los convoys de los peregrinos empezaron a llegar al monte de Arafat (que significa 'conocimiento') para realizar este rito que hace válida la peregrinación, uno de los cinco pilares del Islam y obligatorio para cada musulmán cuya salud y recursos económicos se lo permitan.
Siguiendo con la tradición, los hombres se ataviaron con el 'ihram', una tela blanca sin costuras, mientras que las mujeres vistieron una túnica larga para acudir a la mezquita de Al Namira, aledaña al monte y con capacidad para más de 300.000 personas en sus 110.000 metros cuadrados, para escuchar el sermón o 'jutba'.
Transporte de masas organizado
El Gobierno saudí organizó una importante flota de autobuses y trenes para facilitar el transporte entre los lugares de práctica ritual desde el valle de Mina (a seis kilómetros de la Gran Mezquita de La Meca) hasta el monte de Arafat.
Según datos oficiales, 308.000 peregrinos se desplazaron en tren, mientras que el resto conformaron 10.600 grupos que fueron trasladados por 12.000 autobuses, con un estricto sistema de frecuencias, y acompañados por comités especializados del Ministerio de la Peregrinación.
De esta forma, Arabia Saudí quiere garantizar el flujo de peregrinos en los diferentes lugares de acuerdo con el calendario específico y las vías determinadas para el movimiento de cada grupo.
Un plan para atender a los enfermos
El Ministerio de Salud saudí también definió un plan para atender a los pacientes, hacerse cargo de su traslado, supervisar su práctica religiosa y encargarse del regreso a sus lugares de residencia.
También el departamento de Salud se enfrenta a las altas temperaturas que pueden alcanzar los 45 grados y causar golpes de calor a los peregrinos.
Por ello, el ministro del área, Fahed Al Jalal, invitó al uso de parasoles para evitar la fatiga por el calor tras registrar 20 casos y aconsejó también la toma de líquidos y evitar los esfuerzos físicos innecesarios.
El cambio de la funda de la Kaaba
El Gobierno saudí aprovecha la estancia de los peregrinos en el monte de Arafat para cambiar la funda de la Kaaba, el edificio cúbico ubicado en el centro de la Gran Mezquita, cubierto de tela negra decorada con versos del Corán, escritos con hilo dorado con un coste de 22 millones de riyales saudíes (5,9 millones de dólares).
Los peregrinos terminan su estancia en el monte de Arafat con la puesta del sol, entonces se dirigen hacia la zona de Al Muzdalifa para pasar la noche y prepararse para el rezo del día siguiente, el del primer día del Aíd al Adha, que será en la madrugada de mañana.
Posteriormente, se desplazarán al valle de Mina, donde lanzarán piedras al diablo, práctica sagrada del primer día del Aíd al Adha, y los hombres se cortarán el pelo en esta jornada en la que los peregrinos ya pueden vestirse normal, pero mantienen la prohibición de matar a animales y cazar, así como tener sexo.