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"Dejarse explotar" para poder hacer currículo: así es la precaria realidad de muchos falsos becarios en España

  • Los jóvenes entrevistados por RTVE.es aseguran haber pagado cursos y másteres para tener la oportunidad de hacer prácticas
  • Sindicatos como Comisiones Obreras alertan de las graves consecuencias tanto económicas como sociales de esta situación

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Una joven trabaja en una oficina
Una joven trabaja en una oficina

Raúl es biólogo desde hace un año. Bueno, en realidad lleva varios en la profesión, pero el de ahora es el único contrato remunerado que ha tenido. Los dedos de una mano se le quedan cortos para contar las prácticas por las que ha pasado desde que empezó la carrera. Becas en las que ha hecho horas de más, se ha dejado la piel “por amor a la ciencia” y, en definitiva, ha cubierto el puesto de un trabajador de la plantilla. “Es triste, pero los jóvenes o no podemos crecer”. Como muchos otros, ha sido durante años un falso becario.

Tenía jornadas impensables

"Tenía jornadas impensables, de llegar a las 10:00 e irme a mi casa a las 22:00 de la noche", aunque algunos estudiantes trabajaban incluso en fines de semana, recuerda el biólogo a RTVE.es. Lo hacían bajo la promesa de engordar su carta de presentación al mundo laboral, pero también por la esperanza alimentada por sus tutores de que luego se quedarían allí. Esto último, sin embargo, es casi siempre una rara avis, o quizás incluso una leyenda.

Saben que conseguir trabajo sin experiencia es difícil, y muchos están dispuestos incluso a pagar cursos y hacen másteres con tal de poder hacer unas prácticas abusivas. “Si no te dejas ‘explotar’ no puedes hacer currículo”, admite en esta línea el periodista David G. Maciejewsk. No les queda más remedio, dicen, y temen que el estatuto de los becarios no acabe con esta precariedad y sus consecuencias tanto económicas como sociales.

Qué es un falso becario y cuántos hay en España

Ser un falso becario, explica la presidenta del Sindicato de Inspectores de Trabajo y Seguridad Social, Ana Ercoreca, es principalmente cubrir el puesto de un trabajador por cuenta ajena bajo la engañosa apariencia de una actividad formativa. "Vemos que muchas veces no tienen tutor ni supervisión y hacen tareas productivas", añade.

Según el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, la de los falsos becarios es una figura común en España, y su uso por parte de las empresas va en aumento desde que se reforzase su detección en 2018. Concretamente, el Informe anual de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social señala que en 2019 se observaron 267 infracciones, un 178% más que en 2018. Subió, además, un 166% el empleo aflorado.

Cómo comprobar si somos falsos becarios

La problemática de los falsos becarios se da más frecuentemente en las prácticas extracurriculares, aquellas que el estudiante hace de manera voluntaria -no a cambio de créditos- fuera del centro y con el objetivo de conseguir experiencia. No obstante, el secretario confederal de Juventud en Comisiones Obreras, Adrià Junyent, señala que el abuso puede llegar igualmente a las curriculares. Y en ellas, denunciarlo es mucho más difícil.

"Tienen miedo porque si se quejan por las condiciones pueden suspenderles las prácticas", sugiere Junyent, "hay una situación de indefensión muy importante". Una presión que comparten también algunos de los becarios entrevistados por RTVE.es.

Turnos de noche, horas extra, presiones y requisitos desorbitados

Los becarios son "carne de cañón" para cubrir vacaciones, festivos, horas extra e incluso turnos de noche. Sobre todo porque lo hacen a un módico precio: muchas veces gratis, y otras afortunadas por unos 300 o 400 euros. El periodista David G. Maciejewsk, que ha llegado a pagarse cursos de empresa de 150 euros para seguir en las prácticas, lo vivió en primera persona. En la peor de sus experiencias, "entraba a las 11 de la noche y salía a las seis de la mañana durante 10 días seguidos sin descansar".

Raúl tampoco guarda un buen recuerdo de sus prácticas. En la ciencia la cosa se complica, opina, porque la mayoría de las prácticas son curriculares y están relacionadas con trabajos de fin de grado o máster. La presión viene entonces directamente de los propios profesores. A él, que hizo jornadas de más de diez horas, le decían que pasaba poco tiempo en el laboratorio. Pero no se quejaba demasiado, al igual que los demás. "Pueden llegar a humillarte o darte de lado", y eso les hace temer por su futuro laboral.

Buscan estudiantes que sean mejores que la plantilla

Por si todas estas exigencias no fueran pocas, muchas veces les piden incluso requisitos desorbitados para trabajar gratis -o casi-. Entre ellos, la periodista y ex becaria de varias empresas Sofía Torres señala la obligatoriedad de tener certificados de idiomas y conocimientos expertos en diseño gráfico o marketing, por ejemplo. "Buscan estudiantes que sean mejores que la plantilla y a la que puedan pagar cinco veces menos", insiste.

Las empresas, afirma la comunicadora y ex estudiante de la UC3M Adriana Ochoa, pueden hacer esto por la maltrecha situación que enfrentan los jóvenes en el mundo laboral. Ella trabajaba en una pizzería por 150 euros al mes cuando la universidad le ofreció hacer tareas administrativas por el doble de dinero. No tenía que ver con su formación, pero le resultó un chollo: "La realidad es tan mala que luego lo menos malo te parece una oportunidad".

Y por este mismo motivo, Ochoa tampoco dudó demasiado en sacarse su propio billete para cubrir un evento laboral en otra ciudad. Incluso, confiesa, estuvo también a punto de volver a pagar un máster con tal de regresar a su profesión. Una precariedad que puede tener graves consecuencias tanto en el futuro de los jóvenes como en el reto de la sociedad.

Desesperanza y aún más precariedad: las consecuencias

Para la presidenta del Sindicato de Inspectores de Trabajo y Seguridad Social, Ana Ercoreca, la consecuencia más directa del uso de los falsos becarios es la precarización del mercado laboral de los más vulnerables, es decir, de los que apenas están entrando en él. Comparte esta opinión Adrià Junyent, quien recuerda que trabajar gratis o por muy poco dinero no hace sino "devaluar nuestra sociedad y cómo todos los trabajadores somos percibidos".

Problemática a la que hay que sumarle, asegura el secretario de juventud de CCOO, el de la hucha de las pensiones. "Cada vez que alguien trabaja gratis cubre un puesto, pero no cotiza", y sin cotización se deja de llenar dicho fondo. Por lo tanto, todo empleo de calidad para la juventud significa una mayor estabilidad para los jóvenes, pero también "más dinero para los mayores".

Sin embargo, estas no son las únicas consecuencias de la existencia de los falsos becarios. Como señalan los propios jóvenes, a veces las heridas del abuso laboral y de la falta de formación real son tan profunda que pueden redundar en inseguridad, desesperanza e incluso en dudas sobre la vocación elegida. "Mucha gente se queda con problemas de autoconfianza y se preguntan si es lo suyo", aporta la periodista radiofónica Sofía Torres.

Prudencia ante el nuevo estatuto de los becarios

Por esto y aunque Junyent confía en que el estatuto de los becarios traiga mejores condiciones, los ex estudiantes entrevistados por RTVE.es se muestran prudentes. Entre otras cosas, temen que las pocas oportunidades se acaben esfumando. "Me parece bien que si no puedes pagar a un becario no lo tengas, pero habrá que ver si la mayoría de prácticas se dejan de ofrecer y cómo influye eso en nuestra formación", lamenta Ochoa.

Necesitamos que sea atrayente para las empresas

"Las empresas no son ONG, buscan el beneficio", añade Torres. Y si al becario hay que dedicarle tiempo para su formación sin sacar nada a cambio, el atractivo de los estudiantes disminuye. "Es muy importante que el sistema se reforme para proteger a los jóvenes, pero también necesitamos que sea atrayente para las empresas", insiste.

En todo caso, reconocen que el estatuto de los becarios es una batalla ganada que allanaría el camino para otras futuras modificaciones. Para Raúl, por ejemplo, esta norma permitirá a los estudiantes sentirse amparados frente al abuso. "Al menos podrás ejercer presión y decir que no", y eso, a estas alturas, es un gran paso.