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'Barrios LGTBI+': de Chueca a El Soho de Londres, los refugios del colectivo en el mundo occidental

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'Barrios LGTBI+': los refugios del colectivo en el mundo occidental

Castro en San Francisco, El Soho en Londres... Hay lugares donde no hace falta que llueva para que cada día salga el arcorísis. Ese con el que tantos se identifican.

En Madrid, Chueca ha sido reconocido como uno de los lugares seguros para el colectivo, pero ha habido otros a lo largo de la historia en España, como l'Eixample barcelonés.

"Casi todas las ciudades occidentales tiene una zona destinada o utilizada por un público LGTBI+. La discriminación histórica les ha obligado a utilizar unos espacios concretos", explica el escritor y activista Ramón Martínez.

En Barcelona ese papel lo asumió a finales del siglo XX una parte del Eixample, rebautizada ahora como 'Gaixample'.

De barrios marginales a turísticos

Hoy esos lugares donde el colectivo LGTBI+ plantó su bandera son de los más visitados en cada ciudad. Pero, por ejemplo, Chueca en Madrid no tenía nada que ver antes de eso. Era un barrio muy diferente si retrocedemos 30 años en el tiempo.

Era un barrio castigado por la droga, había muchos atracos

"Llego a Chueca y era un barrio castigado por la droga, había muchos atracos, había muchos asaltos", explica Mili Hernández, copropietaria de la librería Berkana, situada en el cénrico barrio madrileño. Fue entonces cuando Mili abrió su local, el primer negocio diurno de la zona dirigido a las personas LGTBI+.

"El barrio generó una visibilidad maravillosa a una comunidad que aún tenía miedo", explica Mili.

"Yo me compré el piso porque me lo podía comprar, ahora no podría", explica Juan, uno de los tantos del colectivo que se mudó a Chueca en los años 90. "Encontrabas locales donde te podías sentir más a gusto", señala.

Soho, Chueca, Castro son espacios simbólicos

"Es muy diferente, porque las personas LGTBI+ suelen tener más libertad para moverse por cualquier espacio. Soho, Chueca, Castro son espacios simbólicos", asegura Ramón Martínez.

Espacios donde, además del turismo y la masificación, siempre puede haber alguien que busque un refugio de color.