Los empleos que se reactivan en verano: camareros, dependientes y monitores de campamentos
- Con 2,75 millones de afiliados a la Seguridad Social, el sector turístico supera ya en mayo los datos de julio del año pasado
- El comercio aumenta las plantillas en tienda y, cada vez más, en almacén y reparto por las compras online
Alejandro García es estudiante universitario, pero este verano trabajará en un bar de playa en los Caños de Meca, Cádiz. "Como la mayoría de los jóvenes de mi zona, nos dedicamos a la hostelería para sacarnos algún dinero", cuanta a RTVE.es este chico de 22 años, que se suma a las cifras de empleo estacional que caracteriza desde hace décadas al mercado laboral español.
Es temporada alta y el sector turístico prevé superar este año las cifras de 2019 en reservas, mientras en empleo ya ha batido récords: en mayo se alcanzaron los 2,75 millones de afiliados a la Seguridad Social, según Turespaña, unos 50.000 más que en julio del año pasado y una cifra que supone el 13,3% del total de los afiliados del conjunto de sectores de la economía española.
"Las categorías de camareros de sala, barra y ayudantes de cocina son las que más nos demandan en el sector de hostelería para la campaña veraniega, principalmente, en las zonas turísticas", concreta Julia Carpio, directora de Servicios de Adecco Staffing, que recuerda que supermercados y grandes superficies de la costa también "incrementan muchísimo la venta" y se tienen que surtir de personal: cajeros, reponedores, repartidores…
Pero no solo del sol y playa vive la economía. El periodo de rebajas aviva las contrataciones de trabajadores en comercio y, cada vez más, en logística para gestionar los envíos. Carpio relata que el ritmo también aminoró para este sector durante la pandemia de COVID-19, pero la afluencia a las tiendas ha vuelto en 2023 y, con ella, las ofertas de empleo.
La fotografía del trabajo veraniego se completa, entre otros, con las actividades relacionadas con el ocio y tiempo libre, como monitores de campamento, socorristas o servicios de limpieza, que la legislación obliga a reconocer como ‘fijos discontinuos’ si la relación laboral se repite año tras año.
Temporada alta en hostelería
"Hay mucha gente que tiene contrato fijo discontinuo que ya sabe la época del año y la empresa para la que tiene que trabajar", refiere Marcos Gutiérrez, secretario Institucional y de Comunicación de la Ejecutiva Federal de Servicios de CCOO. Este escenario es el que encontramos, por ejemplo, en las Islas Baleares, donde los empresarios restauración adelantaron la búsqueda de plantillas a Semana Santa para tratar de minimizar los problemas para encontrar trabajadores, según relata el presidente de la patronal mallorquina, Alfonso Robledo Planet.
"El año pasado ya ocurrió y nos pilló de sorpresa", comenta sobre la falta de camareros. Por eso, este año se completaron las plantillas en abril bajo la fórmula de fijos discontinuos, luego pasaron unas semanas con parte de los contratos inactivos y, en junio, los han vuelto a activar para la temporada alta, que confían que pueda alargarse hasta octubre o noviembre. "Si el tiempo nos acompaña", apostilla Robledo.
Con todo, en hostelería sigue existiendo una cuota de empleo temporal intensivo, trabajadores que aprovechan la llegada de turistas para realizar "mucho esfuerzo durante tres, cuatro o cinco meses en verano y tener una base económica en el resto del año", según señala Omar Francisco Rodríguez Cabrera, secretario sectorial federal de Hostelería y Turismo en UGT.
Pero tanto Gutiérrez (CC.OO.) como Robledo (Restauración Mallorca) consideran que es una modalidad en declive, en parte, por la dificultad de encontrar vivienda asequible en las zonas más turísticas. "Antes no era raro que el mismo trabajador empezaba a trabajar en Sanfermines, luego se iba a la costa y acababa en Canarias", asegura el sindicalista.
De acuerdo con sus datos, el personal fijo de los servicios que pivotan alrededor del sector turístico (agencias de viaje, recepcionistas de hotel, etc.) se ha incrementado en unas 6.000 personas en cada uno de los colectivos, no así en la categoría de camareros, donde CC.OO. asegura que se han destruido 32.000 empleos desde 2019. "Más turistas con menos trabajadores hace que se hayan incrementado las cargas de trabajo", lamenta Gutiérrez, aunque el sector hostelero confía en que este sea el año de la recuperación.
Las rebajas estimulan los contratos en comercio
En un mercado globalizado y con descuentos todo el año, las rebajas tampoco son ya lo que eran. Sin embargo, las grandes cadenas siguen aprovechando el pico de trabajo que supone para incorporar a trabajadores a sus plantillas, según confirma Aníbal Maestro, secretario de la sección estatal de CGT en Zara y Lefties. No se trata solo de responder a un mayor volumen de venta, también es necesario cubrir a las compañeras y compañeros que, debido a los horarios que marca el comercio, optan por reducir sus jornadas con permisos de maternidad o paternidad.
"Las dos campañas en las que más gente se contrata es en las rebajas de verano y en Navidades", afirma el portavoz que cifra en un 35% el incremento habitual de personal en estos periodos. Este año, contrapone, las citadas firmas de Inditex han reducido los refuerzos a un 20-25% tras pactarse una subida salarial. "Nos espera una temporada de mucho trabajo, con mejor salario, sí, pero ahora vamos a estar con la lengua fuera", comenta sobre el reparto de la carga laboral.
El secretario institucional de comunicación de CCOO Servicios, en cambio, considera que la "inflación ya está lastrando al comercio", un problema que afecta especialmente a los negocios particulares. "Está habiendo un trasvase de cuota de mercado del pequeño comercio al gran comercio, fundamentalmente por la desregulación comercial en las zonas de gran afluencia turística", denuncia Marcos Gutiérrez, que recuerda también que la compra de bienes se produce cada vez más a través de canales en línea, lo que reduce las necesidad de manos en tiendas física y la incrementa en logística y distribución de los productos.
La perspectiva de Aníbal Maestro, de CGT en Zara y Lefties, es más optimista, al menos, en lo que respecta a esta gran empresa. "La venta en tienda ha aumentado, aunque se esté creciendo mucho online. Yo lo que veo es más consumo. De hecho, hace cuatro años éramos 2.500 trabajadores de Zara en Madrid y actualmente somos 3.000 y pico", ilustra este dependiente, que reconoce que el impulso del comercio por internet les asustó en un principio.
El fin de la temporada, una oportunidad para la formación
Sea en hostelería, comercio o logística, la directora de Servicios de Adecco Staffing, Julia Carpio, destaca que el verano es una buena oportunidad para encontrar trabajo, sobre todo, si se busca una ocupación temporal. Por ello, son habituales los estudiantes, pero también profesionales más cualificados de hostelería que son los que suelen vincularse como fijos discontinuos y se reactivan en otras temporadas de vacaciones o buen tiempo.
"Mientras trabajan generan paro y, cuando acaba la temporada, saben que mantienen su puesto. Ese tiempo intermedio se utiliza para formarse, etc.", esboza, por su parte, Omar Francisco Rodríguez Cabrera, de UGT, que aclara que, dada su profesionalización, "no suelen acudir en masa a trabajar en otros sectores", aunque no se pueda generalizar.
En Adecco también creen que los periodos sin actividad deberían aprovecharse para mejorar la formación en el propio sector o reciclarse: "En almacén, los carretilleros están muy demandados y no hay mucho en el mercado", señala Carpio.
Con todo, para otros muchos, el trabajo de verano no es más que un impasse. En Zara y Lefties, por ejemplo, Maestro indica que el perfil de los contratos de temporada está en estudiantes entre los 18 y los 22 años y que solo un "porcentaje mínimo" se queda para hacer carrera como dependiente y luego encargado, etc., como le ocurrió a él.
La economía del tiempo libre
Precisamente, las vacaciones escolares y universitarias abren otro mundo de posibilidades para la economía: el ocio. Rocío Blanco es enfermera en un hospital madrileño, pero cada verano saca tiempo para trabajar en dos campamentos. Las primeras semanas las dedica a las actividades que organiza su club de gimnasia rítmica, con "una forma más lúdica de entrenar", y la segunda mitad de julio se suma como enfermera en una acampada en Boadilla del Monte.
"Fui el primer año porque esos 15 días no tenía nada que hacer, no me salía ningún contrato. Pero al final me encantó la experiencia y este es mi séptimo año. Ya voy por gusto, aunque el dinero también ayuda, por supuesto", confiesa sobre sus razones para dedicar cada año un porcentaje de sus vacaciones en el hospital para seguir trabajando.
No es raro que parte de esta actividad sea altruista, nos cuenta, muchos niños que empiezan como acampados acaban como monitores. Así el peso económico del sector es modesto si lo comparamos con la hostelería. En todo 2019, unas 242.000 personas trabajaron en empresas de actividades deportivas o recreativas en España, frente a los 1,6 millones de empleados de la hostelería durante ese año, según el INE. Su cifra de negocio representó el 0,6% del total del sector servicios en España: el tiempo libre también genera riqueza y, como demuestra la experiencia de Rocío, necesita profesionales cualificados.