Feijóo, un gallego que llegó a Génova para unir al PP y que quiere ganar La Moncloa a la primera
- Dejó el Gobierno de la Xunta tras 13 años y cuatro mayorías absolutas para enmendar la crisis que acabó con la salida de Casado
Llegó sin rivales a la presidencia del PP en 2021, aclamado por los 'barones' como el único capaz de enmendar el rumbo de un partido abierto en canal, y quiere hacer lo propio en su camino a La Moncloa. Alberto Núñez Feijóo (Ourense, 1961) se ha marcado como objetivo gobernar en solitario tras el 23J, convencido de que su partido es la “única alternativa” para consumar “el cambio más importante” que en su opinión el país requiere desde 1982 y que pasa fundamentalmente por “derogar el ‘sanchismo’”.
Los sondeos otorgan la victoria a su formación, aunque alcanzar la frontera de los 176 diputados se antoja complicado en un escenario tan fragmentado como el actual. Todo apunta a que tendrá que depender en última instancia de Vox, del que trata de desvincularse mientras gobierna conjuntamente en Castilla y León y alcanza acuerdos de coalición en la Comunidad Valenciana y Extremadura y en más de 140 ayuntamientos tras el 28M.
Precisamente para evitar un gobierno de coalición con Vox a nivel nacional, el líder del PP aspira a conseguir más escaños que toda la izquierda junta, que basándose en los sondeos está "en el entorno de 150 escaños". Aunque reconoce que es "lógico" que Vox entre en los gobiernos en aquellos sitios donde el PP necesite sus votos afirmativos. Esto es, si Feijóo necesita de Santiago Abascal para gobernar la formación de extrema derecha entrará en La Moncloa.
Más de media vida dedicada a la política
Lo cierto es que los procesos electorales le han sonreído a Feijóo desde que desembarcara en el parlamento gallego allá por 2005. El histórico fundador de Alianza Popular y entonces presidente del PP gallego, Manuel Fraga, lo nombró su sucesor un año después y ya en 2009 se alzó con su primera mayoría absoluta, a la que seguirían otras tres en los sucesivos procesos electorales en la comunidad.
Sin embargo, su carrera política comenzó a fraguarse mucho antes. “El nieto de Eladia”, como le conocen los vecinos de Os Peares, una pequeña localidad de Ourense con apenas 300 habitantes, soñó con ser un día juez y para ello se licenció en Derecho por la Universidad de Santiago de Compostela. Sus aspiraciones se vieron truncadas por las necesidades familiares y el actual presidente del PP acabó opositando para entrar en el cuerpo superior de funcionarios de la recién creada administración autonómica gallega, a la que entró en 1985.
Allí conocería al exministro José Manuel Romay Beccaría, su principal valedor y la persona que propició su llegada a altos cargos técnicos en el Gobierno gallego, con tan solo 29 años. Pero pronto tuvo que despedirse de su Galicia natal para hacer las maletas con rumbo a Madrid, donde el expresidente José María Aznar le designó como secretario general de Asistencia Sanitaria en el Ministerio de Sanidad y, posteriormente, como presidente del Instituto Nacional de la Salud. Antes de volver a Galicia, entre 2001 y 2003, fue nombrado presidente de Correos.
Durante este tiempo, Feijóo consiguió labrar una imagen de gestor eficiente por encima de las siglas del partido, al que no se afilió hasta 2002. De hecho, en sus más de trece años al frente de la Xunta, el líder popular acostumbró a presentarse ante la opinión pública como un verso suelto dentro del PP, alzando la voz contra aquellas decisiones de la dirección del partido contra las que no estaba de acuerdo, sobre todo en la etapa de Pablo Casado.
Con Casado al frente, el propio Feijóo hizo públicamente varios llamamientos a la dirección del PP para que volviese a "ensanchar" el partido y "abrir" sus puertas para mantenerlo como un "punto de encuentro entre muchas sensibilidades" políticas. Pese a ello, ha sido durante su mandato al frente del PP cuando el partido ha firmado coaliciones de gobierno con Vox.
Consiguió superar la crisis y volver a unir al PP
Su marca propia le valió para que en febrero de 2022, en la crisis más profunda de la historia del partido, sus compañeros le invitaran de forma unánime a dar un paso al frente. En él veían “un referente” y la única figura capaz de rearmar al PP y dar la batalla al PSOE de Pedro Sánchez para llegar a La Moncloa. "Tu aval excelente sobre gestión augura buenas cosas para el conjunto de España", señaló tras su elección el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno.
La decisión, aseguró posteriormente Feijóo, "no fue sencilla", pero la tomó por "responsabilidad" y en base a la “convicción” de que es “lo que España necesita”. “Creemos que podemos hacerlo mejor y creemos que nuestro país lo necesita”, reivindicaba tras comunicar que se presentaría al Congreso Nacional, del que salió victorioso con el 98,35% de los votos.
Un año después, Feijóo ha conseguido recomponer la unidad en las filas populares y, a su vez, encajar su liderazgo con el de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, una misión que se antojó imposible para su antecesor en el cargo, que desencadenó en su salida entre acusaciones de corrupción y espionaje. Además, ha logrado aglutinar el voto de centroderecha en las siglas del PP, dejando prácticamente sin representación a Ciudadanos -que ha decidido no presentarse a las generales-; consiguiendo una histórica mayoría absoluta en Andalucía y arrebatando al PSOE los gobiernos de la Comunidad Valenciana, Aragón, Baleares, Cantabria, Canarias o La Rioja, y otros bastiones socialistas como es el caso de la ciudad de Sevilla.
El líder del PP ve a su partido “enchufado” en su carrera hacia La Moncloa y se muestra convencido de que protagonizará el próximo 23 de julio una "victoria inapelable" frente a un presidente del Gobierno que a su juicio está “desconectado de la realidad”. De momento, tiene las encuestas a su favor, aunque en ningún caso le otorgan la mayoría absoluta necesaria para gobernar en solitario: dependerá en última instancia de Vox, que ya ha avisado que no le entregará sus votos gratis.
Los pactos con Vox, en el punto de mira
Precisamente lidiar con la formación que preside Santiago Abascal, que no tiene representación en el parlamento gallego, ha sido una de las tareas más difíciles a las que se ha enfrentado desde que aterrizara en la política nacional. Ambos líderes han protagonizado sonados desencuentros en el último año, por ejemplo tras la decisión del PP de abstenerse en la moción de censura a Pedro Sánchez -que Feijóo calificó de “esperpento político” y de “pérdida de tiempo”- o a cuenta de la ilegalización de Bildu, que Vox reclama y el PP rechaza.
Aunque son los pactos a nivel autonómico los que más tensión han generado entre las dos formaciones. Abascal siempre ha reclamado un mayor nivel de compromiso a Feijóo, que desde el primer momento se ha puesto de perfil, dejando la decisión en manos de sus 'barones' autonómicos. En cualquier caso, en las últimas semanas ha avalado públicamente los acuerdos de gobierno y, en previsión de lo que pueda ocurrir tras el 23J, ha defendido que los acuerdos no suponen "renunciar a sus principios", en clara referencia a las posiciones que el partido de Abascal mantiene en temas como la violencia de género, su rechazo al colectivo LGTBI o el negacionismo climático.
Lo cierto es que un pacto a nivel nacional con Vox limitaría mucho sus opciones con otros partidos, por ejemplo el PNV, quien ha considerado "un gravísimo error" que el PP "legitime" a un partido "antisistema y antidemocrático". Más críticos se muestran los partidos de la izquierda, que acusan a Feijóo de “falta de coherencia” y de “querer gobernar a cualquier precio”, incluso -dicen- “con un partido que rechaza la violencia machista”. Además, critican su intención de querer eliminar el Ministerio de Igualdad o su posición sobre el aborto, que no considera “un derecho fundamental”.
Reivindica al PP como "el partido del cambio"
Con todo, desde la oposición insisten en que no es tan moderado como proyecta y critican los recortes en sanidad o la privatización de servicios públicos que llevó a cabo en su etapa al frente de la Xunta de Galicia. Además, su foto en un yate con el narcotraficante Marcial Dorado en 1995 le sigue persiguiendo casi tres décadas después.
“Para seguir igual hay decenas de papeletas y partidos y para producir un cambio hay una papeleta, un partido, el PP, el partido del cambio sereno en España”, insiste en sus apariciones públicas. La prueba de fuego llegará el próximo 23 de julio. De momento, Feijóo ha vuelto a retar a Sánchez a que acepte un pacto para que gobierne la lista más votada y ha avisado a los suyos de su posible marcha si no lo consigue.
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