El "carpe diem" postpandemia anima la demanda de hoteles y pisos turísticos pese a la inflación
- Los ciudadanos buscan experiencias de cultura, naturaleza, gastronomía y ocio, mientras aumentan los turistas estadounidenses
- La temporada se alarga y las tarifas suben, aunque el sector asegura que sus márgenes se han reducido
Para Irene Elias, que dirige un hotel en la Costa Brava, el trabajo duro ya está hecho. Ya se ejecutaron las reformas y arreglos necesarios, y se contrató al personal suficiente, por lo que en plena temporada alta puede poner el "piloto automático" y asegurarse de que todo marcha bien. El sector turístico, gracias a las plantillas de recepción, limpieza, sala, cocina, etc., y este año se promete altos porcentajes de ocupación e ingresos, hasta superar incluso los niveles de 2019. Los empresarios hablan de que pueden cerrar el periodo con una media de ocupación del 80%.
"A pesar de la incertidumbre, se está viajando. Es ese efecto champán, el jolgorio después de una gran crisis como la pandemia", analiza Jorge Marichal, presidente de Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), en una conversación con RTVE.es en la que le viene a la mente la conocida locución latina: "quien más y quien menos carpe diem, con lo que hemos pasado y, puesto que no sabemos lo que puede venir, lo que queremos es pasarlo bien".
Gracias al empuje de la demanda, los hoteles y alojamientos turísticos capean con mayor facilidad la subida de los costes de la energía, que en parte han trasladado a los precios, mientras consolidan algunos cambios en el sector que llevaban años tratando de impulsar, como la desestacionalización o el mayor gasto en actividades de ocio complementarias.
Más demanda por la búsqueda de experiencias y el turismo de EE.UU.
El punto final definitivo a la pandemia es el principal motivo que hoteles y alojamientos turísticos encuentran a sus buenas perspectivas. Aunque en términos generales la preocupación por el precio ha aumentado este año —según revela un informe de la consultora PWC, encargado por CEHAT—, el sector turístico se siente priorizado por los ciudadanos. Así, nos dicen, quizás el envite de la inflación está previniendo de comprar coches como en 2019, pero muchos no están dispuestos a renunciar a las vacaciones.
"La gente quiere experiencias culturales, de naturaleza, náuticas, gastronómicas, de ocio… En esto ha habido un cambio relevante, el cliente está muy dispuesto a pasárselo bien", coincide Alberto Lalinde, director General de Baleares y Este de España del grupo Meliá, sobre un impulso que se da en ámbitos más allá del sol y playa, según la patronal.
Los empresarios identifican también una nueva tendencia: el turismo estadounidense. La llegada de viajeros desde Estados Unidos se suma a la de Europa y parece ser multifactorial. Para Lalinde, en Baleares está relacionado con las nuevas conexiones aéreas más que con cuestiones sociales, pero también puede haber algo de ello:
"En 2023, los viajeros americanos están mucho más interesados en viajar fuera de EEUU. Es el primer año tras la pandemia que estamos viendo ese incremento y esto ayuda a un segundo viento a favor: la inflación ha hecho que los precios en Estados Unidos hayan subido hiperrápidos y en este momento les sale más a cuenta viajar por Europa que quedarse en allí", comentó Sarah DuPre, de la empresa de análisis de datos AirDNA, en un webinar orientado a gestores de alquiler vacacional el 14 de junio.
A partir de la información que captan en Airbnb y otras plataformas, DuPre asegura que, en cambio, los europeos están prefiriendo no salir del continente, lo que insistía en que supone "muy buenas noticias" para el turismo. "Llevamos todo el año de 2023 superando la ocupación mantenida en los anteriores cuatro años y, como las cosas sigan el mismo patrón, vamos a ver máximos históricos de ocupación este verano en los alquileres vacacionales", señala.
La misma tendencia han detectado en establecimientos como el Park Hotel San Jorge, en Platja d'Aro. Según nos cuenta Irene Elias, de la Unió d'Empresaris d'Hosteleria y Turisme de Costa Brava Centre, el estadounidense es este año su tercer mejor cliente, cuando hasta un 70% del total de las reservas corresponden a extranjeros.
Y con esta cadencia, la situación ha mejorado especialmente para el turismo más adinerado. "Nuestra expectativa es poder llenar en la mayoría de los destinos turísticos. Además, se está manteniendo un buen nivel de tarifas especialmente en el segmento alto, que es el que más está creciendo" reflexionan desde el grupo HOTUSA, aunque prefieren ser prudentes con las perspectivas a medio plazo.
Benidorm es un caso paradigmático al respecto. Según el presidente de la asociación empresarial hotelera y turística de la Comunidad Valenciana (HOSBEC) y copropietario de Hotelsgf.com, Fede Fuster, la ciudad mediterránea de los rascacielos alberga de hoteles de lujo a pensiones, pero en los 15 últimos años los establecimientos de al menos cuatro estrellas han tomado la delantera.
La inflación sube las tarifas de los hoteles
En el lado de la oferta, los hoteles y apartamentos turísticos están obligados a convivir desde hace unos años en España. Según las empresas consultadas, optan por los pisos las familias y grupos que quieren más independencia y, sobre todo, el turista extranjero, mientras que en los hoteles se busca la experiencia del servicio, lo que conlleva un precio más elevado.
De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística de mayo, es decir, antes de que comenzara la temporada alta, los hoteles facturaron 102,9 euros de media por habitación ocupada, un 8,2% más que el mismo mes del año anterior. "La inflación se ha trasladado solo en parte a las tarifas", alega el presidente de la patronal Jorge Marichal, mientras hasta grupos como Meliá aseguran que el aumento de costes, tanto energéticos como salariales, ha recortado sus márgenes.
"El año pasado, por ejemplo, fue el año de máxima facturación que hemos tenido en la historia y, sin embargo, ganamos menos. Tuvimos menos margen de beneficio que el año anterior", ilustra, por su parte, Irene Elias, del Park Hotel San Jorge, que afirma que este verano no les quedaba otra que subir la tarifa.
"Del COVID hemos sobrevivido a base de deuda y los tipos de interés también están subiendo mucho, por lo tanto, nuestra deuda cada vez nos cuesta más. Si no conseguimos mantener la rentabilidad, podemos tener problemas", coincide Federico Fuster, de Hotelsgf.com.
¿Y en los pisos turísticos?
Y si hablamos de precios, algunos empresarios y clientes señalan el encarecimiento de los pisos turísticos, pese a que conllevan menos servicios y son menos intensivas en energía que los hoteles. No obstante, desde la Asociación de Apartamentos Turísticos de Málaga y la Costa del Sol (Atumarcos) remiten a la ley de la oferta y la demanda: "Si una persona tiene un apartamento turístico y ve que con el precio que pide no le entran clientes, lo bajará. Lo contrario sería absurdo", comenta Jorge Lamothe, secretario de la organización.
La compañía de análisis de datos AirDNA, sin embargo, da otras pistas. Han detectado que la oferta de alquileres de corto plazo no se ha recuperado tan bien como la demanda después de la pandemia. "Va a hacer que haya un aumento de los ingresos de cada propiedad", destacó Sarah DuPre, sobre la posibilidad de que los gestores y propietarios puedan subir las tarifas de sus alojamientos dado que hay menos oferta que demanda. "Dicho eso, no vemos indicios de que vaya a subir de forma desorbitada", añadió. Y es que, si sube demasiado, este segmento puede perder el pulso respecto a los hoteles.
Con todo, todas las voces consultadas piden diferenciar claramente entre los apartamentos turísticos legales y las viviendas de uso turístico que han aumentado gracias a las plataformas web sin darse de alta como negocio. Jorge Marichal, presidente de CEHAT, lo considera "un problema" culpable de la "turismofobia" y la "gentrificación" que ha elevado el precio de las viviendas y "ha convertido algunas ciudades en parques de atracciones urbanos". En su opinión, todo ello pone en riesgo "la personalidad de España como destino turístico" y, por ello, exige que la administración garantice un crecimiento ordenado y respetuoso. "No estamos en contra de la vivienda vacacional, estamos en contra del libertinaje y de la alegalidad", sostiene.
Un contexto nuevo tras la pandemia, pero el mismo tejido productivo
Este verano de éxito para el turismo llega tras tres años de pandemia en los que el mercado ha experimentado o consolidado algunos cambios, como una temporada más larga. En esto, nos cuentan, también tiene que ver las ganas de viajar de la población, pero influyen también otros factores. Primero, el cambio climático permite que las temperaturas cálidas se extiendan en el año y no es raro que algunos grandes hoteles de la costa se mantengan abiertos hasta 10 meses.
Pero esto no depende solo del buen tiempo. Las empresas están haciendo esfuerzos por ampliar la oferta de actividades en sus localizaciones, así como fomentar el turismo de reuniones, incentivos, congresos y exposiciones (conocido como MICE, por sus siglas en inglés). Otras fórmulas son viejas conocidas en España: los jubilados europeos, en la hoy llamada economía silver, siguen representando una importante fracción del negocio para los hoteles y apartamentos entre septiembre y mayo.
Por su lado, también se han tenido que adaptar, nos dicen. El cliente hoy demanda poder cancelar de forma gratuita casi hasta el último momento y no tener que pagar por adelantado, algo que para los establecimientos implica tener que ser más flexibles en sus plantillas y ágiles en su actuación.
Todo ello ocurre tras sobrevivir a la COVID-19. "Hicimos magia, pasamos de cero a prácticamente cien en tres meses", recuerda Jorge Marichal. Desde la patronal aseguran que las medidas del Gobierno durante la pandemia pudieron poner en pausa la actividad sin destruir el tejido productivo. "Entre los ERTE y las carencias hipotecarias, a la salida de la crisis nos hemos encontrado con los mismos empresarios y los mismos empleados en los mismos negocios", afirma el presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos. "Es lo que ha permitido a España ponerse de nuevo en valores muy similares a los de antes, porque somos los mismos, un poquito más tocados financieramente, pero los mismos".