De Agatha Christie a Vázquez Montalbán: clásicos de novela negra para revisitar este verano
- RTVE.es repasa algunas de las sagas y escritores destacados del género policíaco
Los lectores frecuentes, aquellos que leen libros al menos una vez a la semana, se sitúan en un 52%, según las cifras del último Barómetro de Hábitos de Lectura. Entre la avalancha de publicaciones, el género negro goza de buena salud y uno de los argumentos de la atracción es que las sagas policíacas mantienen a miles de seguidores enganchados a las novelas de sus escritores predilectos.
En RTVE.es enfocamos a los clásicos del noir para revisitar o descubrir en verano y no perder de vista las claves del misterio. Una selección donde no están todos pero sí algunos de los más destacados.
1-La leyenda de Conan Doyle y Sherlock
El escritor de Edimburgo se fijó en un avispado médico, Joseph Bell, que con tan solo un vistazo era capaz diagnosticar certero, para amasar al analítico Sherlock Holmes. El detective más célebre de todos los tiempos protagoniza tres novelas y 56 relatos que han sido replicados sin freno como toda buena leyenda porque "cuando has eliminado lo imposible, todo lo que queda, aunque improbable, puede ser la verdad", señalaba en una de sus citas deductivas.
En 1927 la revista The Strand Magazine pidió a sus lectores y al propio Conan Doyle que nombraran las doce mejores historias de Sherlock. El autor volvió la mirada sobre relatos como La banda de lunares (1892), su preferido, un caso en el que investigan un crimen en una de las familias más antiguas de Inglaterra; La liga de los pelirrojos (1891) en el que aparece uno de los tipos más peligrosos de Londres en una sociedad secreta o El problema final (1893), que se adentra en los enfrentamientos directos entre Holmes y su archienemigo Moriarty.
Es uno de los pocos episodios que llevan al detective fuera de Reino Unido y Doyle lo escribió pensando que sería el último libro sobre el sabueso, ya que deseaba enfocarse en otras historias pero abandonó la idea.
2-Agatha Christie, la reina del suspense que no pierde brillo
La reina del suspense creó figuras icónicas del género como los investigadores Hercules Poirot o Miss Marple y tuvo una vida plagada de aventuras, con misteriosas desapariciones incluidas. Alumbró una obra más que prolífica con 74 novelas, 154 relatos cortos, 20 obras de teatro, 3 poemas y 2 autobiografías.
Sus casos son directos, intrigantes, adictivos y tan modernos que no han perdido ni una gota de brillo en una estuctura tan sencilla en su genialidad como imitada: asesinato, misterio y desenlace sin una línea de violencia de más.
Merece la pena bucear en Muerte en la vicaría (1930) donde Miss Marple aplica toda su astucia aparentemente naif en un crimen en la campiña inglesa con tensión latente; Asesinato en el Orient Express (1934), la celebérrima novela que presenta doce viajeros, una muerte y una mente privilegiada en busca de la verdad, en este caso la de Poirot, y donde llueven las sospechas.
Christie escribió el relato en la habitación 411 del Hotel Pera Palace de Estambul, que está disponible para los turistas que quieran pasar una noche en ella en un puro delirio fan; Diez negritos (1939), obra cumbre de la tensión tejida en torno a una inquietante canción infantil, es el libro de misterio más adquirido de la historia de la literatura; Muerte en el Nilo, novela que tiene como escenario Egipto, país en el que la escritora pasó largas temporadas junto a su marido en excavaciones arqueológicas.
3- Todos los caminos llevan a Poe
Todos los caminos de la novela negra llevan hasta Edgar Allan Poe y Los crímenes de la calle Morgue, el relato publicado en 1841 y protagonizado por el detective literario Mr. Dupin, valorado como un predecesor de Sherlock. A este siguieron El misterio de Marie Rogêt (1842), La carta robada (1843) y El escarabajo de oro (1844).
Al estadounidense se le considera uno de los creadores del género policial con localizaciones urbanas y una trama que pivota sobre la resolución de un enigma deductivo. Un estilo que prevalecería hasta mediados del siglo XX cuando el noir se convierte en espejo-crudo- de la realidad social. Mientras tanto el éxito del escritor y la oscuridad gótica de sus cuentos fue arrollador.
Una digna continuadora de esta estela fue Emilia Pardo Bazán, que moldeó su propio detective “castizo”, Ignacio Selva, que arrancaría una serie de casos englobados en La gota de sangre (1911), recientemente recuperado por Siruela. Aunque el intento fue fallido, Pardo Bazán se convertiría en la primera autora de novela negra española aunque en su amplio bagaje ya había escrito más de 400 cuentos de terror en los que a menudo denunciaba la violencia contra las mujeres.
4-Chandler y Marlowe, la dureza en busca de la verdad
Raymond Chandler fue uno de los renovadores del género, junto al gran Dashiell Hammet (El halcón maltés), y ambientó sus novelas en la calles de la ciudad inspirado en la literatura de de aventuras. Chandler, que demostró un olfato magistral para descripciones y diálogos, es el padre del detective Philiphe Marlow.
Un tipo duro, rebosante de sarcasmo y en busca permanente de la verdad, que bebe como una esponja, asociado al rostro carismático de Humprey Bogart en la pantalla. Las siete novelas del detective, que Chandler arrancó tras perder su trabajo en una petrolera en la Gran Depresión debido a su alcoholismo, absentismo y affaires con secretarias, causaron un verdadero furor literario entre los 50 y los 70 y convirtieron al dandy Marlowe en el cliché del detective noir.
En el largo adiós (1953), Marlowe encara un embrollo al haber ayudado a un amigo al que acusan de asesinato a escapar del país. El detective se implicará personalmente arrastrado por los acontecimientos; El sueño eterno (1939) es la primera novela de su personaje estrella, relata como un millonario requiere los servicios del sabueso para investigar a sus dos hijas y los problemas turbios que las cercan.
La dama del lago (1943) contiene algunos elementos de las leyendas artúricas que tanto le apasionaban, Marlowe se enfrentará a uno de sus casos más complejos al investigar el asesinato de una mujer que aparece muerta en un lago. Escritores como John Banville y Robert B. Parker han continuado los casos del detective con mejor o peor fortuna.
5- Patricia Highsmith, entre la incomodidad y la burla
Patricia Highsmith (1921-1995) escribió más de 30 libros entre novelas, ocho colecciones de cuentos, ensayos y otros textos. La culpa, la mentira y el crimen son los temas centrales en su obras en las que se trenzan elementos de su propia vida como la pésima relación con su madre, su alcoholismo y lesbianismo.
La campeona de la misantropía que fue Highsmith emergió piezas maestras del suspense como su primera novela Extraños en un tren (1950), que Hitchcock llevó al cine en una historia entre bambalinas un tanto tumultosa, o El talento de Mr. Ripley donde los crímenes impunes del arribista Tom Ripley están cincelados entre los grandes villanos de la literatura, en una saga perturbadora: El talento de Mr. Ripley, La máscara de Ripley, El juego de Ripley, Tras los pasos de Ripley y Ripley en peligro.
“Estoy interesada en la conciencia de la gente. Busco la carga más pesada que pueda encontrar. La peor de todas es, sin duda, la de un asesino. Por eso soy tan incisiva con sus reacciones. Porque soy capaz de meterme en la mente de alguien que ha matado a otro”, en Biblioteca básica de RNE recogían sus palabras. Un ideario de incomodidad extensible a otras de sus principales novelas como Ese dulce mal, El grito de la lechuza, Crímenes imaginarios y El diario de Edith.
El equipo de Ficción sonora RNE adaptó Extraños en un tren que cuenta el encuentro entre Charlie Bruno y Jerry Haines, dos completos desconocidos que coinciden en un viaje en tren. Nada les une excepto un pequeño detalle: ambos tienen un familiar incómodo que les impide alcanzar sus respectivas metas. A partir de esa noche, tendrán otro nexo: un plan con dos asesinatos sin móvil aparente. El crimen perfecto.
6-George Simenon, la leyenda veloz
Es legendaria la velocidad de producción del escritor belga George Simenon que bajo una férrea disciplina que incluía dar largos paseos lanzaba sin despeinarse 20 páginas a la hora. Este vértigo literario ensombreció un tanto las opiniones sobre su calidad, pero lo cierto es que el autor era rápido, conciso y genial.
Sus libros son referencia en el arte de la escritura para muchos novelistas: estan despojados de cualquier artificio (o adjetivos superfluos en sus palabras) y desde la sencillez traza relatos sublimes con finales excelentemente hilvanados sin rastro de moralina.
Hay poquísima acción, pero sí muchas preguntas sobre el contexto y un buen ojo para la incisión psicológica que le sitúa como uno de los grandes narradores del siglo XX en el polar francés.
El escritor creó en 1929 al célebre comisario parisino Jules Maigret, protagonista de 75 novelas y 28 relatos breves, que tienen tras de sí una legión de seguidores. Simenon dotó a su héroe de rasgos muy reconocibles como el abrigo o la pipa además de sus propios métodos como los largos interrogatorios: Maigret sabe que el mal está ahí y a veces vence pero no renuncia a hacer justicia. La editorial Acantilado en coodinación con Anagrama se ha puesto manos a la obra en la edición española de tan inabarcable producción. La merecida recuperación de un clásico.
7-El retorno a Vázquez Montalbán
Periodista, escritor, humorista, crítico, gastrónomo y culé. Así se definía Manuel Vázquez Montalbán. En 1972 se publicó Yo maté a Kennedy del detective privado Pepe Carvalho, su personaje más famoso, que acabaría convirtiendo al autor barcelonés en un referente de la novela negra española antes del boom del género y a Carvalho en un fenómeno transfronterizo. El detective descreído es amante de la comida, observador y desencantado de la política, rasgos compartidos con su creador.
Entre sus novelas más destacadas se pueden revisitar sin nostalgia Los mares del sur, Premio Planeta 1979, y valorada como una de las 100 mejores novelas del siglo XX por la crítica, donde se investiga el asesinato de un empresario con las brechas de la sociedad española en la Transición como forma y fondo; Los pájaros de Bangkok, otro de sus clásicos, en el que Pepe Carvalho se infiltra en los ambientes más sordidos de la ciudad tailandesa al acudir a la llamada de una amiga implicada en asuntos poco claros.
En Las recetas de Carvalho desfilan los bocadillos de pescado frío o los pimientos de la señora Paca, platos que asoman en libros como La rosa de Alejandría. Vázquez Montalbán proyectó en su alter ego su apasionamiento por la buena mesa que se refleja en toda la serie.
También destaca Sabotaje olímpico: un retrato de la Barcelona postolímpica remezclado con una crisis internacional, en un cóctel con la Guerra del Golfo, los Juegos Olímpicos y la Expo de Sevilla. Otro de los imprescindibles en su análisis caústico de las fallas sociales de la España de los 90 y su epidérmica modernidad.
8-Camilleri y Montalbano, una de las mejores sagas europeas
Riccardino (Salamandra) es el adiós del comisario Montalbano, una figura a la que Andrea Camilleri amó y odió a un tiempo, pero que se ha convertido en uno de los tótems literarios más famosos de Italia con permiso de Pinocho.
Su última novela, publicada el pasado año en castellano, es la más original y diferente del resto. Con una previsión milimétrica, Camilleri la escribió en 2005-y la retocó en 2016- bajo las instrucciones de que quedaría guardada en un cajón y no se publicaría hasta después de su muerte que ocurrió en 2019.
El personaje creado por el escritor y dramaturgo italiano es un policía siciliano, amante del buen comer, instintivo y honrado, que dirige la comisaría del pueblo de Vigàta (trasunto del Porto Empédocle natal de Camilleri). Un sabueso puramente mediterráneo que el escritor creó a semejanza de Pepe Carvalho, el detective de su íntimo amigo Manuel Vázquez Montalbán en cuyo nombre se inspira.
La saga está compuesta por 33 libros, la mayoría muy breves, que han vendido más de 30 millones de libros en todo el mundo que los seguidores “releen una y otra vez”. Las novelas trascienden las tramas policiales y han evolucionado pegadas a la actualidad con temas como la inmigración ilegal, las redes mafiosas o el narcotráfico, aunque Camilleri siempre advertía que el contenido era inventado pero se inspiraba en hechos reales. El primer título es La forma del agua, muy recomendable para adentrarse en el universo de Vigàta.
9- El nombre de la rosa y el policíaco medieval
La primera y brillantísima aventura de Umberto Eco en la narrativa volteó completamente el concepto de novela histórica que mezcló con el policíaco medieval. Un libro publicado en 1980 tan inclasificable como inteligente, genial y humorístico, que reconstruye una época especialmente conflictiva de la historia de Occidente.
Ambientada en el siglo XIV, narra los misteriosos asesinatos sucedidos en una abadía benedictina de los Alpes italianos famosa por su extraordinaria biblioteca. El monje franciscano Guillermo de Baskerville (inspirado en el personaje de Sherlock Holmes, así como en el filósofo escolástico-y también franciscano-Guillermo de Ockham) y su pupilo Adso tratarán de desentrañar el misterio. Ambos averiguarán que los crímenes giran en torno a un misterioso libro que se creía perdido: el segundo libro de la Poética de Aristóteles, dedicado a una reflexión estética sobre la comedia y el humor.
La Premo Nacional de Ensayo y autora de El infinito en un junco, Irene Vallejo, define el hito de Eco: "Un maestro que nos enseñó a entrelazar la sabiduría y el juego con su estilo sagaz y lúdico, con su asombrosa inventiva y certera lucidez". El nombre de la rosa ha sido valorado por varios medios como uno de los títulos fundamentales del siglo XX.
10- James Ellroy, crimen y paranoia
El escritor angelino señala que escribe sobre la corrupción, los crímenes o la violencia porque "son las cosas de las que está hecha la vida", aunque defiende que sus libros también están repletos de "amor, devoción, fervor patriótico, abnegación y humor".
La Dalia Negra, El gran desierto, L.A. Confidential y Jazz Blanco completan la edición definitiva de El Cuarteto de los Ángeles, una tetralogía sobre las alcantarillas americanas que se ha convertido en un clásico de la novela negra del siglo XX tan monumental como necesario.
De pasado tumultuoso, su madre fue asesinada cuando tenía diez años en un caso nunca resuelto, Ellroy asegura que nunca lee las críticas y que sus novelas están orientadas "para alguien con una gran capacidad de discernimiento, que le guste leer de forma obsesiva y compulsiva y que sea capaz de concentrarse porque para entender mis libros y mis textos voluminosos y complejos hace falta todo eso".
Sobre su obra, el mismísimo Stephen King ha explicado que "si me preguntan quién es el mejor novelista vivo cuya literatura es feroz, valiente, divertida, escatológica, hermosa, enrevesada y paranoica... la respuesta es fácil: James Ellroy".
11-Mankell: melancolía e intriga sueca
El escritor y dramaturgo sueco Henning Mankell fallecido en 2015 se dio a conocer internacionalmente en 1991 cuando publicó Asesinos sin rostro, la primera novela de la serie de doce libros sobre los casos del inspector Wallander, que se han publicado en más de 40 idiomas y se han trasladado al cine y a la pequeña pantalla.
Mankell dio en la diana del policíaco antes del boom de la novela negra nórdica y lo hizo a través de un personaje tan bien construido en su melancolía y cotidianeidad que genera una empatía súbita.
Wallander es un perdedor, come y bebe demasiado, no se cuida, sufre un divorcio tormentoso. Una especie de antihéroe cargado de defectos que busca la verdad en una compasión natural hacia las víctimas atrapadas en historias a menudo muy violentas. Merece la pena revisitar la Suecia helada del inspector donde todos esconden secretos de un pasado sangriento, a menudo con referencias a Mozambique donde dirigió el Teatro Avenida de Maputo.
12-Millenium y el cambio de paradigma en el thriller nórdico
Con más de 80 millones de lectores en todo el mundo, la saga Millennium, protagonizada por Lisbeth Salander y Mikael Blomkvist, es uno de los fenómenos más exitosos de la literatura mundial, y la verdadera culpable del auge de la novela negra nórdica que arrancó en los primeros 2000. Su creador, el periodista sueco Stieg Larsson (1954-2004), ni siquiera pudo ver publicado el primer título de su trilogía porque murió de un ataque al corazón a los 50 años.
Las primeras novelas Los hombres que no amaban a las mujeres (2005), La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (2006) y La reina en el palacio de las corrientes de aire mezclan intriga, violencia, sexo, entresijos empresariales e investigaciones policiales.
Una narración de calidad que deja en suspense al lector en los momentos más impactantes y crea verdadera adicción, aunque el ingrediente secreto se llama Lisbeth Salander, un personaje icónico instalado en el imaginario colectivo. Una joven hacker, siniestra, solitaria y violenta que deslumbra con su inteligencia y memoria fotográfica.
La saga ha tenido continuación tras la muerte de Larsson de la mano del periodista sueco David Lagercrantz (Lo que no te mata te hace más fuerte, El hombre que perseguía su sombra, La chica que vivió dos veces). Una opción para recordar a la antiheroína Salander.
13-Pierre Lemaitre y Fred Vargas: la violencia y el surrealismo
Aunque Pierre Lemaitre (París, 1951) señala caústico que nadie se convierte en escritor por exceso de modestia, se ha asentado como pilar indiscutible del género: ganador del Premio Goncourt en 2013 con Nos vemos allá arriba, es uno de los autores de novela negra (polar en francés) más aclamados, con un estilo conciso, poderoso y abiertamente violento. Lemaitre ha abandonado el noir pero deja una tetralogía imprescindible del comisario Camille Verhoeven (Irene, Alex, Roxy & John Camille) o piezas directamente terroríficas como Vestido de novia.
La escritora Fred Vargas es una rara avis en el noir. Sus novelas policíacas son completamente diferentes y muy peculiares. Plagadas de giros a priori sin sentido quizás no aptos para paladares amoldados a un sabor más clásico. Vargas derrama un intenso sentido del humor, surrealismo y leyendas medievales. Su serie del comisario Adamsberg, acompañado de sus extravagantes policías, ha conquistado a miles de lectores (El hombre de los círculos azules, El hombre del revés, Los cuatro ríos, Huye rápido, vete lejos, Fluye el Sena, Bajo los vientos de Neptuno, La tercera virgen, Un lugar incierto, El vendedor de estropajos, El ejército furioso ,Tiempos de hielo, Cuando sale la reclusa).
14-Benjamin Black, la "oscuridad" de la prosa elegante
Artesano de la palabra y valorado como heredero literario de Nabokov, Benjamin Black es el pseudónimo y alter ego que utiliza John Banville como autor de género negro. El irlandés usa la palabra como un bisturí del alma humana en novelas turbadoras que le han aupado como uno de los grandes autores contemporáneos.
Su serie de libros protagonizados por el forense dublinés Quirke, un tipo vapuleado por la vida pero con una capacidad de observación innata, merece una revisión en plena canícula: El secreto de Christine (2007), El otro nombre de Laura (2008), En busca de April (2011), Muerte en verano (2012) y Venganza (2013).
Banville fue reconocido con el Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2014. El jurado puso en valor su capacidad literaria para expresar el reverso menos complaciente de sus personajes: "muestra un análisis intenso de los complejos seres humanos que nos atrapan en su descenso a la oscuridad de la vileza o en su fraternidad existencial".
El escritor cifra la magia en una cuestión de criterio literario y amor al lenguaje. "A mí me importa poco quién mata al mayordomo; lo que verdaderamente importa es el estilo. Incluso se puede escribir sobre nada, pero hacerlo bien, con arte".
15-Las pioneras: Giménez Barlett y Petra Delicado
“Quería un personaje que fuera mujer y tuviera protagonismo porque la mujer en la novela negra o es la víctima, que aparece muerta en la primera página, o es la ayudante de alguien”.
Bajo esta firme-y clarividente en tiempos del postfeminismo- declaración de intenciones ideó Alicia Giménez Barlett (Premio Nadal y Planeta) a la inspectora Petra Delicado en Ritos de muerte en 1996. En total ha protagonizado doce novelas: Día de perros (1997), Mensajeros de la oscuridad (1999), Muertos de papel (2000), Serpientes en el paraíso (2002), Un barco cargado de arroz (2004), Nido vacío (2007), El silencio de los claustros (2009), Nadie quiere saber (2013), Crímenes que no olvidaré (relatos) (2015), Mi querido asesino en serie (2017), Sin muertos (2020).
Sus señas de identidad: inconformista, peleona y contradictoria, siempre acompañada de su inseparable compañero Fermín Garzón. Una jefa que posee el arrojo imprescindible para ser una de las primeras mujeres al mando de la policía española. Así la moldeó Barlett.
La novelista ha convertido a su primero inspectora y luego comisaria en un referente feminista en la novela negra, su popularidad subió exponencialmente con la serie protagonizada por Ana Belén y Santiago Segura en 1999.
16-Don Winslow, el bisturí social sin moralinas
A través del clásico súbito El poder del perro y sus continuaciones (El cártel, La frontera), Winslow ha creado el gran fresco de la historia política entre México y EE.UU. de los últimos 50 años. Fruto de una larga investigación, con reminisciencias de su anterior trabajo como detective privado, el escritor norteamericano realizó decenas de entrevistas a testigos y recorrió incansable los paisajes de Tijuana y Jalisco.
Winslow se ha convertido en uno de los grandes ideólogos en la reinvención del thriller. Por las páginas de sus obras desfilan grandes capos, asesinos piscópatas, los millones del dinero sucio del narcotráfico y personajes memorables como el agente de la DEA Art Keller, embarcado en una epopeya personal contra los tentáculos de la droga.
Las historias redondas de Don Winslow beben de Dickens, de los folletines del siglo XIX y de una realidad social tan cruda que a veces resulta insoportable.
El autor reivindicó la novela negra al recibir el Premio Pepe Carvalho en 2022 donde elevó un peldaño la calidad del género, emparentándolo con clásicos como Don Quijote, Oliver Twist y La Odisea: "Es un género poético. Creo que las novelas negras incluyen el lenguaje más bonito de la literatura". Palabra de Winslow.
17- Bevilacqua y Chamorro, del "experimento" al éxito total
El escritor Lorenzo Silva define como “un experimento de vanguardia” y “casi una provocación” presentar un relato protagonizado por una pareja de guardias civiles en la España de los 90.
A pesar de recibir el portazo de media docena de editoriales, que anticiparon el fracaso porque “la novela negra no funcionaba en nuestro país y menos con personajes españoles”, Silva continuó confiando en las posibilidades de sus criaturas, y, finalmente, en 1998 salió a la luz El lejano país de los estanques, el primer libro de la serie de los agentes de la Guardia Civil, Rubén Bevilacqua, “Vila”, y Virginia Chamorro.
Este rechazo inicial se trocó en una buena acogida, que arrastra a miles de seguidores en pos de los nueve títulos (y ocho relatos) que ya acumula, de los que se han llevado al cine varios episodios, y que le ha reportado al autor madrileño galardones como el Nadal por El alquimista impaciente (2000) o el Planeta por La marca del meridiano (2012).
El escritor cifra como una de las claves del enganche con los lectores, con los que mantiene un continuo feedback, la capacidad de sus personajes para “romper arquetipos”, ya que no son los habituales “héroes ni antihéroes”. Novelas pegadas a la realidad social española con tramas absorbentes y dos agentes carismáticos.
18-Markaris y la tragedia de Grecia
Nacido y criado en Turquía, de padre armenio y madre griega, formado en Alemania, y afincado en Grecia desde hace cuarenta años, Márkaris es el padre literario del célebre comisario Kostas Jaritos; un policía griego, perspicaz, entrañable y desengañado, en el más puro estilo de los detectives del sur de Europa creados por Vázquez Montalbán y Camilleri.
Jaritos resuelve crímenes, sí, pero también ama a su familia e idolatra la cultura gastronómica propia de estas tierras. Así lo creó Márkaris para contraponerle al “malcomer” de los inspectores de la novela nórdica, recuerda el escritor.
Su tetralogía sobre la crisis económica que dejó el país en bancarrota en 2012 (Con el agua al cuello, Liquidación final, Pan, educación,libertad, Hasta aquí hemos llegado), también protagonizada por Jaritos, convirtió al escritor en uno de los cronistas del hundimiento de Grecia y del sufrimiento de sus gentes, y a sus novelas en un reflejo profundo de la realidad social en un compromiso que no se detiene. La corrupción, la inmigración y el individualismo emergente tampoco escapan a la mirada lúcida Markaris.
"Grecia era un país, hasta los 80, con una tremenda solidaridad. Le pasaba algo a alguien y detrás iba todo el vecindario. Así era Grecia y así salió adelante en épocas de grandes penurias, porque existía una tremenda solidaridad. Hoy en día esta solidaridad no existe", afirma el escritor.