El cambio climático también calienta la campaña: de prohibir los vuelos cortos a abandonar el Acuerdo de París
- La cuestión ambiental irrumpe cuando el mundo se adentra "en terreno desconocido" con continuos récords de calor
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El cambio climático no solo está calentando la Tierra, sino también la cambio climáticocampaña electoral del 23J. Las propuestas de los partidos en esta materia adquieren protagonismo precisamente en unas semanas en las que el mundo se adentra en un "terreno desconocido", según los expertos, por un avance más rápido de lo esperado del aumento de las temperaturas y otras consecuencias catastróficas de esta crisis.
La semana pasada se vivió un hecho inédito: la temperatura media global batió tres récords seguidos. El lunes se rompía este récord, fijado hasta ahora en 2016, mientras que el martes y el jueves volvía a superarse, alcanzando los 17,23 °C, según los datos de National Centers for Environmental Prediction de Estados Unidos. Nunca, desde que hay registros, se habían superado los 17 grados de temperatura media, y ni siquiera ha llegado la época más cálida del año, a finales de julio, que es precisamente cuando se celebrarán estas elecciones.
Estos récords son resultado de sumar el fenómeno a corto plazo de El Niño, declarado oficialmente el pasado 4 de julio, y que calienta los océanos, y "a largo plazo el calentamiento global provocado por las emisiones de gases de efecto invernadero", ha señalado en Twitter el físico de la organización Berkeley Earth Robert Rohde. "El calentamiento global nos está conduciendo a un mundo desconocido", advertía.
Para la ONU, estos récords que han caído uno tras del otro son prueba de que "el cambio climático está fuera de control", según afirmó el secretario general, António Guterres, y todo apunta a que tanto julio como este año pueden marcar un récord mensual y anual de calor, al darse esta explosiva combinación de El Niño y el cambio climático -el año más cálido hasta la fecha fue 2016, el último en el que se dio este fenómeno global-.
Más allá de picos de calor concretos, las tendencias del avance del cambio climático son claras. El mundo ya se ha calentado 1,2 grados desde la época preindustrial, y la concentración de CO₂ en la atmósfera marca récord año tras año (el año pasado alcanzó 417 partes por millón, más del 50% por encima de los tiempos anteriores a la Revolución Industrial). La comunidad internacional se puso como objetivo con el Acuerdo de París de 2015 no superar 1,5 grados de aumento de temperatura para evitar los peores efectos del calentamiento global, un umbral que se podría traspasar en la próxima década al ritmo actual de emisiones.
Calor, sequía y fenómenos extremos: las evidencias en España
El calor extremo de las últimas semanas se ha hecho sentir también en España, con un episodio de calor intenso en junio que dejó dos víctimas, y ahora parte del país se encuentra bajo una ola de calor que podría dejar récords históricos de temperaturas, sobre todo en el sur, un fenómeno que el cambio climático ha hecho cinco veces más probable, según un estudio de Climate Central difundido este martes. Venimos, además, de 2022, el año más caluroso desde que hay registros, con 41 días de ola de calor, más que nunca, según la AEMET. Un verano que se saldó con más de 11.000 muertos en nuestro país por el calor, el segundo más afectado de Europa.
Nuestro país, situado en la "zona cero" del cambio climático, no solo sufre el calor, sino también una intensa sequía desde hace más de un año y medio, que afecta duramente al campo en Andalucía, Cataluña o Aragón, y que ya provoca cortes y restricciones en algunos municipios de estas comunidades, las más afectadas.
"Hemos perdido confort térmico, tenemos eventos extremos más frecuentes y hay una tendencia bastante manifiesta en algunas zonas de España a que llueva menos. Son las tres evidencias más importantes que estamos registrando del cambio climático", resume a RTVE.es Jorge Olcina, catedrático de Geografía de la Universidad de Alicante y experto en el calentamiento global.
El cambio climático tiene magnitudes tan grandes y abstractas que a veces es difícil comprenderlo en su conjunto, pero sí que se manifiesta de formas muy concretas que golpean la vida de las personas en nuestro país, como las tormentas que se han dado recientemente en Zaragoza. "Está cambiando la forma de llover. Llueve de forma más intensa, más torrencial, en más corto espacio de tiempo y genera daños", expone Olcina.
También se ve esta crisis global en los grandes incendios que asolan cada vez más España, aunque el cambio climático no es su única causa. La temporada 2023 ha empezado antes de tiempo y ya deja 15 grandes incendios, casi cuatro veces más que la media de la última década, incluido uno de más de 10.000 hectáreas quemadas en Las Hurdes. El año pasado fue, además, el peor del siglo, con más de 300.000 hectáreas quemadas, el equivalente a la provincia de Ávila, y con el gran fuego de la Sierra de la Culebra en la memoria (quemó el 6% de la provincia de Zamora y dejó cuatro muertos).
¿Qué propone cada partido?
Ante este panorama, ¿qué proponen los partidos políticos en materia ambiental? La cuestión, como era previsible en unas elecciones convocadas en plena canícula, ha tomado un importante papel en campaña. El PSOE ha querido resaltar su papel como "partido ecologista", el que ocupa el espacio de los partidos verdes en otros países europeos, según lo definió Pedro Sánchez al inicio de la campaña, y prueba de ello es el papel central en campaña que le ha dado a la ministra para la Transición Ecológica y ‘número dos’ en la lista de Madrid, Teresa Ribera, sobre quien Sánchez ya ha anunciado que repetirá en el cargo si los socialistas revalidan el Gobierno.
En mítines, y con una activa estrategia con vídeos virales en sus redes, Ribera ha puesto en su punto de mira el "negacionismo" de Vox y del PP, cargando concretamente contra el presidente andaluz, Juanma Moreno, como ya hizo el 28M a cuenta de Doñana, tema central en la precampaña de aquellas elecciones.
En cuanto a su programa, el PSOE plantea unas políticas continuistas con las de los últimos cuatro años, manteniendo el desarrollo de las renovables pero con mayor participación vecinal -propone que las comunidades locales puedan decidir sobre la ubicación de los parques fotovoltaicos y tengan la copropiedad del 10% de los beneficios-. Calcula además que podrá generar 700.000 empleos ligados a la transición energética, fortaleciendo las titulaciones de FP y grado. Otras medidas incluyen una ley de movilidad sostenible, extender las zonas de bajas emisiones en las ciudades, y crear refugios climáticos y fomentar la renaturalización en estas.
En cuanto al PP, su medida estrella en materia energética es la extensión de la vida útil de las centrales nucleares, cuyo cierre pactado con las empresas energéticas está previsto entre 2027 y 2035. El programa de Alberto Núñez Feijóo también incluye "la electrificación y la descarbonización de la economía", así como fomentar el almacenamiento de energía renovable e impulsar el biogás, el biometano, los ecocombustibles y la biomasa para "una gestión más sostenible" de los residuos.
De las 18 medidas que plantea en este ámbito, la mayoría tienen que ver con el agua. Al respecto el PP propone un "pacto nacional del agua" con las comunidades y los sectores afectados para evitar las recurrentes polémicas a cuenta de los trasvases. También plantea crear una "Red estratégica del agua" y una "Autoridad Nacional del Agua" para mejorar la racionalidad de este recurso, así como modernizar infraestructuras como "presas y canales" para hacer frente a "los riesgos de inundaciones y sequía".
Mientras, Vox ha hecho del cuestionamiento del cambio climático una de sus principales señas de identidad, y su candidato no ha dejado de repetir en cada acto -tanto en la campaña del 28M como en esta- que el objetivo de las políticas globales de lucha contra este fenómeno es "empobrecer" a España y ha criticado al Gobierno por "demoler" presas en plena sequía -en realidad, lo que se derriban son pequeñas barreras en desuso, como explicamos aquí-.
El partido de Santiago Abascal lleva en su programa derogar la ley de cambio climático, salirse del Acuerdo de París de reducción de emisiones, como hizo Donald Trump en Estados Unidos, y del Pacto Verde Europeo, cerrar "agencias meteorológicas" como la AEMET, la "interconexión" de todas las cuencas hidrográficas multiplicando los trasvases y alargar la vida de las centrales nucleares.
Por último, Sumar plantea el programa , que quiere aumentar al 55% en 2030 (el objetivo más reciente planteado por el Gobierno es del 32%), con emisiones netas nulas en 2040 y llegar al 90% de generación eléctrica renovable en 2030. Propone también crear 500.000 puestos de trabajo ligados a las energías renovables, aumentando en 5.000 millones al PERTE de este sector, y rehabilitar 500.000 viviendas al año para que sean 100% eléctricas.
En materia energética, la plataforma de Yolanda Díaz promete detener nuevas inversiones en gas natural y otros combustibles fósiles, así como prohibir la publicidad y patrocinio de combustibles fósiles. Otro punto destacado es el de una nueva fiscalidad ambiental, que incluye un gravamen a los beneficios extraordinarios de la industria fósil, a los bienes y servicios de lujo, una tasa al plástico y un impuesto general a las grandes empresas contaminantes, basado en las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) y azufre (SOx). También plantea prohibir los vuelos cortos si hay una alternativa en tren de menos de cuatro horas, como ha hecho Francia, limitar los jets privados o establecer una tasa creciente a los viajeros frecuentes de avión.
Unas elecciones en pleno verano, aunque "quizá no sea la mejor elección de fecha", bromea Olcina, sí que pueden servir "para que la gente vaya viendo que la cuestión del cambio climático está adquiriendo mayor protagonismo en la sociedad mundial" y que "apuesten por aquellas políticas que lo tengan presente", reclama.