Enlaces accesibilidad
Italia

Lampedusa, la isla italiana testigo de llegadas masivas de migrantes

  • El nombre de la isla se hizo tristemente famoso en 2013, tras el naufragio hasta la fecha más dramático que se recuerda
  • En el centro de acogida, con capacidad para 400 personas, hay unas 2.000

Por
Migración en Lampedusa, una isla desbordada por las llegadas desde África

La isla italiana de Lampedusa es un pequeño territorio, 6.000 habitantes y apenas 20 km², de tierras secas y aguas cristalinas. Su nombre se hizo tristemente famoso en 2013, tras el naufragio hasta la fecha más dramático que se recuerda, 368 muertos, migrantes que buscaban una vida mejor. Porque Lampedusa se ha convertido en la puerta de entrada a Europa, es, de hecho, el territorio europeo más cercano a África. A 70 millas marítimas de Túnez, el equivalente a 112 kilómetros. Mucho más cerca que la isla de Sicilia, a 210 km.

La mayoría de los migrantes que llegan estos días a Lampedusa salen de Sfax, Túnez, cuenta a TVE Filippo Romano, el representante del Ministerio del Interior en la provincia de Agrigento, a la que pertenece la isla. Pagan por pasaje 3.000 euros. Antes, prosigue, llegaban en grandes barcos donde las mafias que organizan los traslados metían a centenares de personas. Ahora la estrategia es otra, dice, utilizan pequeñas barcas de hierro con las que esquivan mejor los controles y llegan diariamente por decenas.

En el puerto de Lampedusa asistimos a un operativo de rescate. La pista la da un helicóptero que sobrevuela la zona. Enseguida parte un barco de la Guardia Costera o de la Guardia de Finanzas y en apenas una hora regresa cargado de migrantes de origen subsahariano. Es el día a día de Lampedusa en esta época del año en que las aguas del Mediterráneo parecen una balsa de aceite.

El destino inicial es el Centro de Acogida de Inmigrantes de Lampedusa que gestiona desde hace un par de meses la Cruz Roja Italiana. Un antiguo cuartel reconvertido con capacidad inicial para albergar a 400 personas. Capacidad que, a golpe de imaginación, han tenido que ir ampliando.

Michele Pastorello lleva 18 años trabajando como voluntario, cinco en operaciones de emergencia de Cruz roja. Por primera vez ha venido a Lampedusa a coordinar la recepción de inmigrantes.

"Este es el primer punto de acogida. Lo primero es ofrecerles una ducha, comida, y la posibilidad de cambiarse de ropa", dice. La que traen viene impregnada de un fuerte olor a combustible, el que les ha acompañado en el trayecto por mar. Luego, prosigue, toca organizar primero la acogida de los menores, los que vienen no acompañados.

Cruzar datos con la Cruz Roja internacional para los que aseguran tener familia en algún lugar de Europa y organizar los traslados a la Península, porque en el centro no deberían permanecer más de 48 horas. El Ministerio del Interior dispone diariamente de dos barcos con capacidad para unas 500 personas cada uno y una vez por semana se refuerza con la salida de un avión.

Lampedusa, la puerta de entrada a Europa desbordada por la inmigración

Centro de acogida de migrantes en Lampedusa TVE

Un centro con capacidad de 400 personas que acoge a 2.000

Sin embargo, este verano ha habido días en los que han llegado más migrantes de los que han salido de Lampedusa. El centro, el que nació para acoger a 400 simultáneamente, está albergando a 2.000 y no es fácil gestionar la convivencia.

Michele, cuando tiene que levantar la voz, la levanta, y cuando tiene que ofrecer una sonrisa, la ofrece. Se le quiebra la voz cuando nos cuenta cómo es ese momento en el que consigue poner en contacto por videoconferencia a un menor con un familiar.

"Siempre te llevas algo de eso a casa y la satisfacción de formar parte de una máquina humanitaria", asegura Michele. Sobre todo, dice, al ver a todas esas madres que llegan con sus bebés, o a personas que a pesar de su discapacidad se embarcan en viajes como estos. En el campo hay un ejemplo, un joven, ciego, que se mueve por el lugar apoyado en su bastón blanco.

La vida en la isla, fuera de este centro, es apacible para los turistas que la eligen como destino vacacional. Se calcula que vienen cada verano una media de 30.000 personas. A los empresarios del sector hotelero no les gusta que Lampedusa solo salga en los informativos porque el centro de acogida esté más o menos colapsado.

Lo cierto es que el turista no convive con el migrante. Los rescatados no salen, como hace años, del centro de acogida, no recorren las escasas calles de Lampedusa. Si acaso, el barco de rescate por el que asoman sus rostros negros, se cruza en un fugaz momento con el yate de los turistas de rostro bronceado por el sol.