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Entrevista

Vadim Karasev, politólogo ucraniano: "Debemos vencer, pero no quedarnos con un país solo de niños y viejos"

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Guerra en Ucrania: "Debemos vencer, pero no quedarnos con un país sólo de niños y viejos"
Una mujer camina delante de una casa dañada por los bombardeos rusos en la aldea de Verkhnya Tersa.

Vadim Karasev es una de las pocas voces que públicamente se separa en Ucrania del discurso oficial. Antiguo asesor del presidente Víktor Yushenko, el primero que rompió con Rusia antes de la revolución de Maidan, Karasev dirige el Instituto de Estrategias Globales de Kiev. Hablamos con él de una guerra de alcance mundial.

PREGUNTA: ¿Usted cree que la guerra está uniendo al país o está provocando divisiones?

RESPUESTA: La guerra une porque es una guerra de defensa contra el ataque de Rusia. Es justa y buena y es del pueblo. No solo combate el ejército, sino que es la sociedad en su conjunto la que lucha por la independencia, soberanía, integridad territorial y valores democráticos.

P: Según las encuestas, la mayoría de los ciudadanos ucranianos defiende continuar la guerra y no negociar, hasta reconquistar los territorios. ¿Qué le parece?

R: Efectivamente, la mayoría está a favor de continuar hasta la victoria y rechazan la congelación del conflicto, porque, en ese caso, Ucrania perdería el 17% de su territorio y la salida al mar de Azov, y sufriría el bloqueo de sus puertos del mar Negro. Sin mares ni puertos, la situación sería muy complicada económicamente para Ucrania. Pero también hay cansancio de la guerra y el precio de la victoria es muy alto, eso no se puede negar. En el frente están muriendo los mejores.

Sin embargo, gracias a la ayuda de la UE, Estados Unidos y OTAN, en Kiev no se notan los problemas de la guerra: funcionan el Estado y las instituciones, la bajada del PIB del 20% se compensa con la ayuda de la Unión Europea y el Presupuesto estatal están funcionando. Se están pagando los gastos para la guerra y la vida normal. Si no hubiera dinero para pagar salarios, y estuviera muriendo la gente, ese partido imaginario de la paz sería mucho más importante.

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P: Las ayudas financieras, políticas y militares pueden venir con condiciones, lo que supone una pérdida de soberanía. Y esta es una guerra por la soberanía del territorio. ¿Ve contradicción en esto?

R: Sí, es una contradicción. Pero es temporal, solo durante la guerra. La apuesta principal es por la soberanía entendida como integridad territorial. Se trata de conservar Ucrania como un sujeto del derecho internacional, como un Estado encaminado hacia la Unión Europea y la OTAN. Por eso, para preservar y potenciar ese tipo de soberanía, a veces es necesario hacer lo que se está haciendo o recibir de parte de la Unión Europea la ayuda necesaria.

A fin de cuentas, nosotros somos los que sufrimos la guerra y la Unión Europea es la que hace una función de retaguardia, porque Rusia es grande y tiene una gran profundidad estratégica. Moscú tiene el Volga, los Urales, Siberia... Ucrania no tiene esta retaguardia. Ahora nos hemos quedado sin industria militar porque la han bombardeado. Y no hay talleres de reparación para vehículos militares. Eso se está haciendo ahora en Rumanía, en Eslovaquia, en Polonia. Esa es nuestra retaguardia estratégica. Europa no combate, pero garantiza las funciones de retaguardia para Ucrania.

Y además hay muchos refugiados ucranianos en Polonia, Alemania o España. Así es la situación. Por eso es, en efecto, hay una contradicción, pero es temporal y se resolverá al acabar la guerra, cuando Ucrania conserve su naturaleza de Estado soberano europeo.

P: El gobierno de Ucrania ha presentado un plan de reformas estructurales muy profundas en el Estado. Se harán sin elecciones, porque los comicios están suspendidos con la ley marcial. ¿Cree que esto es correcto o que, por el contrario, debería esperarse a que termine la guerra para discutir el futuro del país?

R: En primer lugar, para que el país se mueva, hay que conservarlo, tenemos que conseguir que sobreviva. Por otro lado, está claro que Ucrania está orientada hacia Europa y nuestro objetivo estratégico es entrar en la comunidad de naciones europeas. Ser un país como España: miembro de la OTAN y de la UE. Cuando se trata de la supervivencia, no hay ninguna discusión. Por supuesto, puede haber distintos puntos de vista sobre cómo llevar a cabo la guerra y, ante todo, qué es la victoria para Ucrania. En este sentido, creo que es muy importante no dejarse arrastrar a los extremos, ni la paz con cesión a toda costa, ni la guerra hasta el final. Hay que encontrar el punto de equilibrio virtuoso.

Sobre las elecciones… Es muy difícil realizar las elecciones en condiciones mínimas. Hay zonas pegadas al frente en Járkov, Jersón o Zaporiyia. Los drones atacan casi todos los días y noches. ¿Cómo vamos a hacer elecciones en estas circunstancias? Claro que queremos, pero hay que dar condiciones, garantizar la seguridad, establecer puntos de votación. No puedes hacer nada de eso con botas y armas automáticas.

Además, hay diez millones de ucranianos en el extranjero, y dos tercios de ellos son electores. ¿Cómo vamos a conseguir que voten? ¿Cómo podríamos garantizar las elecciones para los ucranianos que estén en España? Para que haya elecciones necesitamos que la gente regrese a Ucrania, que recupere su vida pacífica, y que pueden ejercer tanto su derecho al voto como a presentarse. Eso es muy difícil de hacer técnicamente en las condiciones actuales. Tal vez podríamos inventar algo con medios digitales, votar por teléfono, algo así. Pero entonces surgirían dudas sobre la transparencia del proceso. Por todo esto no se organizan elecciones cuando está vigente la ley marcial.

En todo caso, antes de nada tenemos que tener claridad en el terreno militar. No es solo cuestión de éxitos operativos tácticos sino estratégicos. La contraofensiva ucraniana debe conseguir algo más que liberar unos pocos kilómetros, sino llegar hasta el mar de Azov, liberar Melitopol, Mariúpol… Solo entonces, con el panorama despejado en el terreno político y militar, podemos plantearnos cómo parar el conflicto, cómo resolverlo. Ahora mismo no tiene sentido hablar de Crimea, por ejemplo. Vayamos paso a paso: reconquistemos el mar de Azov y ahí podremos decir que Ucrania ha vencido, por lo que se puede considerar su entrada en la Unión Europea y en la OTAN. Pero, insisto, antes debe haber claridad militar, operativa, y después llegará la claridad política. En ese momento podremos realizar elecciones.

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P: ¿Ese es el escenario que usted considera como victoria?

R: Es una buena pregunta. Creo que en Ucrania debemos discutir qué es la victoria. Por un lado, tenemos a Zelenski y el gobierno diciendo que la victoria es la liberación de todos los territorios y Crimea. Por lo tanto, según esta perspectiva, hasta que no se liberen todos los territorios ocupados y la península de Crimea, no habrá elecciones y ellos seguirán en el poder.

Pero Crimea es otra historia. Hasta Obama, en una entrevista reciente en la 'NBC', dijo que en 2014 Estados Unidos permitió la anexión rusa porque había muchos hablantes de ruso y personas leales a Rusia. Además les pareció complicado militarmente por Sebastopol, base de la flota rusa del mar Negro, y por lo que significa Crimea para Rusia, e incluso personalmente para Putin.

Por eso, creo que la victoria para Ucrania es volver a las fronteras del 24 de febrero, cuando Rusia lanzó la invasión. Hay voces en Estados Unidos que dicen algo parecido. Kissinger, por ejemplo. Nadie va a reprochar a Zelenski que, bajo su gobierno, se perdieron territorios porque ya se habían perdido antes que llegara él al poder. Hay una cosa que puede ser desagradable para él: que la oposición le reproche que con él, con Zelenski, se perdieron territorios. Con Poroshenko no hubo pérdidas porque el Dombás, según los acuerdos de Minsk, pertenecían a Ucrania y se suponía que Rusia quería devolvérselos aunque con un estatus de autonomía y derecho de veto a la entrada en la Unión Europea y la OTAN. Y cuando Ucrania perdió Crimea, tampoco era presidente Poroshenko. Todo eso pasó con el Maidán, la debilidad del Estado, con Turchínov de presidente interino. Fueron los estadounidenses los que dijeron a Ucrania que no hiciera nada con Crimea cuando Rusia se la anexionó. Poroshenko llegó unos meses después.

Los estadounidenses entienden la preocupación de Zelenski, que quiere entrar en la historia como el presidente que venció a Putin, como la persona que consiguió llevar a Ucrania a la Unión Europea y a la OTAN. Todos los presidentes lo prometían y solo él lo consigue. Pero esta historia de los territorios limita sus ambiciones. Por eso yo creo que si llegamos a los territorios del 24 de febrero no sería un resultado definitivo, pero sí podríamos decir que es una victoria preliminar, y dejaríamos como tarea a largo plazo para Ucrania recuperar el resto.

La historia está llena de casos en los que los territorios no se devuelven por vía militar. También hay causas políticas internas. Fue lo que ocurrió con la reunificación de las dos Alemanias. No hubo ninguna conquista de la República Federal a la Democrática. Al abrir las fronteras, simplemente, los del Este se fueron al Oeste: se vivía mejor, había libertades. La atracción del modo de vida occidental implicó la destrucción de la RDA.

Si Ucrania, junto a la UE y a la OTAN, demuestra a los de Crimea y a los del Donbás que aquí se puede vivir como en Europa, con valores y derechos, con prosperidad y esperanzas, terminarán viniendo pacíficamente. A fin de cuentas, Rusia es fuerte militarmente y no se la puede vencer desde un punto de vista militar, pero políticamente es débil: por eso creo que se la puede vencer con política, como se ha demostrado con la crisis de Prigozhin y Wagner, que saca a la luz todas las contradicciones. Es un problema que empieza en el frente y acaba en Moscú.

Debemos tener una paciencia estratégica. No podemos plantearnos la tarea de recuperar Crimea a toda costa y cuanto antes. Hay limitaciones claras. Europa puede ayudarnos durante mucho tiempo, si tiene las reservas económicas y financieras suficientes. Armamento, bueno, habrá más o menos pero siempre podrán darnos. El problema lo tenemos con los soldados. En Rusia hay muchos más militares que en Ucrania. En Ucrania, cada mes, 20.000 personas llegan a la edad de reclutamiento. En Rusia, son 100.000. Eso significa que, en un año, ellos pueden tener un millón de nuevos soldados, y nosotros, 200.000. Ellos tienen una reserva de reclutamiento de 45 millones de personas. Debemos vencer no solo conservando el país sino también a la generación joven. Son los jóvenes los que mueren. No queremos la victoria para que solo queden niños y viejos. Ese es el problema de la guerra hasta el final.

Europa dará dinero y tanques, el problema es dónde encontrar a los soldados. La OTAN no va a entrar en la guerra directa aquí. El enfrentamiento entre OTAN y Rusia está determinado por el factor nuclear, y eso no lo necesitan ni europeos ni estadounidenses. Vale para asustarse unos a otros, pero nada más. Esas son las limitaciones.

El precio de la guerra y de la victoria es muy alto. Por eso yo creo que debemos tener un criterio claro de la victoria: primero, los territorios de la invasión; después, intentar recuperarlos en una nueva Guerra Fría. A fin de cuentas, la Unión Soviética no cayó por una guerra activa, sino por la Guerra Fría, por causas económicas y políticas. La Historia no da soluciones sencillas, necesitamos un plan realista. La gente tiene que entenderlo, aunque yo comprendo que en Kiev haya muchas personas que no lo comprendan, pero es que mucha gente se ha ido del país y otros muchos viven constantemente bajo bombardeos. Preguntad a esos. En todo caso, las élites no deben esconderse detrás de las encuestas. Debe tomar decisiones por el bien del país, y explicarlas muy bien.

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P: ¿Usted cree que las élites ucranianas son libres para decidir?

R: Son relativamente libres, porque está claro que los estadounidenses y los europeos tienen sus propios objetivos, no son organizaciones de caridad. El objetivo de EE.UU., la OTAN y la UE es preservar el orden y el modo de vida europeo y limitar la influencia de Rusia. Ucrania tiene el papel de ayudar a conservar las ventajas y modo de vida occidental. Occidente no aprieta a Ucrania, pero tiene su opinión sobre cómo y cuándo debe terminar la guerra, y dónde.

Por otro lado, sin la ayuda financiera y militar de Occidente, habría limitaciones muy grandes para Ucrania. La economía de Ucrania depende enteramente de la Unión Europea, que es su retaguardia. De vosotros depende todo. Sin ayuda de Europa, Ucrania lo tendría mucho más difícil.

Rusia es un país fuerte económicamente y además tiene el arma nuclear. En Europa no la tienen más que el Reino Unido y Francia, pero los que de verdad tienen son los Estados Unidos. El 90% de todas las armas atómicas son de Rusia y de Estados Unidos. El resto apenas representa al 10% en todo el mundo. Hay que tener en cuenta este factor. La guerra, por una parte, es de Rusia contra Ucrania, pero también es una guerra híbrida entre Rusia y Occidente.

P: En ese escenario, ¿usted cree que la guerra será corta o larga?

Si hablamos de la Guerra Fría y de hostilidad entre Rusia y Occidente, eso es por mucho tiempo. Si nos referimos a la campaña militar actual, la fase activa de los combates, creo que a acabará a finales de este año o principios del que viene, teniendo en cuenta algunas condiciones. En Ucrania tiene que haber una demanda de tregua. Por un lado, muchos dicen ahora que hay que combatir, pero también es verdad que la gente está cansada. Vuelvo a decir: la paz en Ucrania no significa la paz con Rusia. Las relaciones de hostilidad se van a transformar en una nueva Guerra Fría.

Tenemos que estar muy atentos a lo que pase en Rusia: el lugar que van a tener Gerasimov y Shoigu contra las 'torres del Kremlin'. La URSS perdio la Guerra Fría porque en la RDA quisieron vivir como en Occidente. Si los rusos ven que los ucranianos viven mejor, que Ucrania es miembro de la UE con todas las ventajas, parte del mercado de trabajo, viajes, etc., la guerra seguirá. Por eso, está el factor de que las acciones bélicas puedan pararse y después transformarse en una nueva Guerra Fría.

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Y en el primer plano estará la guerra de la información: no de tanques sino de competición para conseguir a la gente. Y algunos ciudadanos de Ucrania tendrán que quedarse en territorios ocupados, pero será temporal. La solución no es fácil, no sé cómo me comportaría yo, pero es la realidad en la historia y en el mundo.

A fin de cuentas, Japón tiene pendiente el asunto de las islas Kuriles: las considera un territorio ocupado y su objetivo es recuperarlas. Pero no hay guerra. Hay conflictos que no se solucionan hasta el final. Eso no significa que las partes en conflicto tengan que lanzarse proyectiles de mortero o atacarse con tanques. No vivimos en la Edad Media ni en los tiempos de la Guerra de los 30 años o las Guerras de Religión. Lo más importante hoy en el mundo es que domina la civilización de la paz, y no la civilización de la guerra. No quisiera que Ucrania estuviera en la guerra eterna. Recuperar los territorios y su gente es algo que se puede conseguir no solamente entrando con el ejército. Es mejor demostrar que aquí los presidentes cambian, que no están 30 años en el poder y no se comportan como dictadores. En esto Ucrania siempre fue diferente a otras antiguas repúblicas soviéticas. Nuestra democracia no era perfecta, pero siempre tenía esta ventaja. Sin democracia, un actor no habría llegado al poder. Pero a Zelenski lo eligieron para lograr la paz, no la guerra eterna.

P: ¿Usted cree que Zelenski está siendo optimista al hablar de una rápida integración en la UE y la OTAN?

R: Creo que hay dos motivos por los que Zelenski se comporta así. Por un lado, porque entiende que la guerra va a parar este año o a principios del que viene. En ese caso, podrá decir, sí, hemos perdido los territorios pero estamos en la Unión Europea y la OTAN, y tenemos garantías de seguridad, cosa que todos han prometido pero que sólo él habría conseguido más de 30 años después de la independencia. Así que piensa que le pueden perdonar porque, en cuanto Ucrania vuelva al proceso democrático normal, muchos se lo van a reprochar. Esa es la naturaleza de la oposición.

En segundo lugar, si a Ucrania le prometen no ahora, pero en un par de años, entrar en la OTAN, Occidente debe hacer todo para que gane Ucrania. Y ahí daría igual si es Biden o Trump. Pero al estar Ucrania en la OTAN, Rusia ya no podría bombardear el país, porque sería territorio de la Alianza, lo que generaría una guerra mayor. Putin no está atacando Polonia porque no quiere la guerra contra la OTAN. Y la OTAN, tampoco. Por eso Ucrania no entra en la OTAN. Si hay una guerra contra la OTAN, Rusia consideraría que tiene derecho legítimo de usar el armamento nuclear. Y, en ese caso, China tendría sus manos libres para entrar también en una guerra mundial.