Iron Maiden desata la euforia con su heavy metal en Barcelona a golpe de 'descargas eléctricas'
- Los británicos han ofrecido casi dos horas de 'tralla' en la primera parada del tramo español de su gira mundial
- A pesar de ola de calor que azota el país, el público lo ha dado en temas como The trooper y Wasted years
Un mar de brazos en alto con el saludo 'metal' y 18.000 personas saltando a la vez han recibido y despedido este martes en Barcelona a Iron Maiden, leyenda viva del 'heavy metal', que ha electrocutado el Palau Sant Jordi con sus guitarras contundentes y un repertorio que ha puesto cara a cara temas clásicos y nuevos.
Los saltos, golpes de cabeza y gritos del público han sido más liberadores y salvajes en los himnos inmortales compuestos en los 80, edad de oro de la banda, pero las nuevas canciones del último disco Senjutsu han estado a la altura y el ritmo no ha decaído en ningún momento de las casi dos horas de tralla que han ofrecido los británicos, en la primera parada del tramo español de su gira mundial.
Steve Harris y su gente han sudado la camiseta en un concierto de alta temperatura, en el sentido figurado y en el real, porque la ola de calor que azota Europa no da respiro ni de noche, y menos si se juntan miles de personas. Además, las llamaradas que han salido del escenario en varios momentos no han ayudado a refrescar, pero quién puede sentir frío ante temas como "The trooper" y "Wasted years", que han cerrado el concierto en un ambiente de euforia colectiva.
Pero la fiebre ha empezado a subir mucho antes, cuando Nicko McBrin se ha sentado frente a la batería y los otros cinco miembros de la banda han saltado sobre el escenario, corriendo, cantando y dando caña a sus guitarras, anunciando la descarga eléctrica que estaba por venir.
Con la chaqueta al viento, a modo de capa de superhéroe, el cantante Bruce Dickinson, ha volado por encima de los altavoces, más en forma que muchos más jóvenes, y ha cantado cinco temas seguidos del nuevo disco.
Un concierto en el que viajar en el tiempo
Entre "Days of future past", la canción que da nombre a la actual gira 'The future past tour 2023', y "The time machine" ha explicado que la idea del concierto es montarse en una máquina del tiempo, para revivir su disco de 1986 Somewhere in time, del que ha rescatado un tema nunca interpretado en giras anteriores, "Alexander the Great", y luego volver al presente con los nuevos temas de Senjutsu.
Pero el público ha escuchado poco, ansioso porque volviera la música. Hay que tener en cuenta que la mayor parte pertenecen a esa generación a la que le cuesta el inglés, aunque se saben todas las canciones de Iron Maiden.
De todas maneras, hay cierta renovación en los conciertos de la Dama de Hierro y se ven algunos jóvenes que esconden bajo su melena 'metal' sorpresas, como un rapado de nuca o un teñido rubio, probablemente hijos de 'metaleros', porque el 'heavy' es algo que se transmite de padres a hijos.
El primer 'hit' ha sido "The prisoner", que ha desatado a la bestia y ha sido el inicio de una tanda de temas icónicos de discos de los 80, como "The numbers of the beast" y "Seventh son of a seventh son".
De vuelta a Senjutsu, Dickinson se ha dirigido a los catalanes, justo antes de interpretar "Death of the celt", para decirles que, "si tienes una cultura, una tradición y una familia, no pueden deshacerse de ti".
En "Heaven can wait", Eddie the Head, el famoso zombi resucitado presente en casi todas las portadas de los discos de la banda, ha hecho su aparición y se ha peleado, metralleta en mano, con Dickinson que, subido a una pasarela, ha puesto el toque teatral tan propio de Iron Maiden. Mientras, los tres guitarristas se han ido turnando en 'riffs' gloriosos, con Steve Harris al mando desde su posición de bajista.
Solo una cosa puede haber echado de menos el público, la ausencia de algunos de sus clásicos imprescindibles, pero es que, en el caso de Maiden, el vasto cancionero puede jugar en su contra. Habrá que volver a verlos en la próxima gira para escuchar las canciones que han faltado hoy, y será un placer.